PROGRAMA PARA LA VIGILA DE LOS “TRES DÍAS DE ESPERA” ANTES DEL DOMINGO DE PENTECOSTÉS, COMO PARTE DE "LA DEVOCIÓN DE LA PRECIOSÍSIMA SANGRE" EN EL “PROGRAMA DE LA ESPERA GENERAL PARA RECIBIR LOS DONES DEL ESPÍRITU SANTO”

Programa completo para la vigila de los “Tres Días de Espera” antes del Domingo de Pentecostés, es decir: para el jueves, viernes y sábado antes del Domingo de Pentecostés.

Este programa es parte de el:


"Programa de la Espera General por los Dones
Del Espíritu Santo"

Libro:

"La Brisa del Segundo Pentecostés"


Vigila de “Tres Días de Espera”
Antes del Domingo de Pentecostés.

Programa completo para la vigila de los “Tres Días de Espera” antes del Domingo de Pentecostés, es decir: para el jueves, viernes y sábado antes del Domingo de Pentecostés.

APÉNDICE
JUEVES:
Se comienza con las Oraciones de la Hora de Getsemaní desde las 11:00 PM hasta las 3:00 AM.
La Hora de Getsemaní deberá realizarse ante el Santísimo Sacramento
en la iglesia donde los devotos se reunirá durante los “Tres Días de Espera”. Si esto no fuera posible, en cualquier otra iglesia o en sus casas. (Las oraciones que deben rezarse durante la Hora de Getsemaní se especifican en el capítulo llamado “La Hora de Getsemaní” del libro de oraciones “Devoción a la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor
Jesucristo”, en el cual se encuentran todas las oraciones).

VIERNES:
10 AM: Llegada.

10:00 AM – 10:30 AM: Oraciones de apertura e Himnos: “Acto de Consagración al Espíritu Santo” y “Oraciones por los Siete Dones del Espíritu Santo” (ambas en la Novena, seguido por un himno de la novena).

10:30 AM: Exposición del Santísimo Sacramento.

10:30 AM – 12 M: Lectura y meditación de la Introducción, “El Espíritu Santo” y luego, el Capítulo I, “El Espíritu Santo y los Dones”. Cuando se finalice, se comienza a leer y a meditar el Capitulo 12, “La Alegría del Reino Glorioso”.

12:00 M - 12:30 PM: Descanso para almorzar.

12:30 PM- 2:00 PM: Rezo del Santo Rosario (sólo un grupo de misterios), seguido por la Coronilla de la Preciosa Sangre, sus Letanías y la Consagración a la Sangre Preciosa, que se encuentra en el libro de oraciones "Devoción a la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo".

2:00 PM- 3:00 PM: Lectura y meditación del capítulo II, "Intimidad con Dios", empezando con los mensajes de julio del 1 al 9, 2006 y luego el resto del capítulo II en oración silenciosa.

3:00 PM- 5:00 PM: Oraciones de consuelo y adoración que se encuentran en el libro de oraciones "Devoción a la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo".

5:00 PM- 5:30 PM: Lectura y meditación del capítulo III, "Cuando el Paráclito Venga".

5:30 PM- 6:00 PM: Breve resumen e himnos

6:00 PM: El Ángelus seguido de oración Silenciosa.

6:30 PM- 8:00 PM: Descanso para confesiones y cena.

8:30 PM- 9:00 PM: Novena al Espíritu Santo dada por Santa Cecilia. Canten, lean y recen lo que la Santa nos ha dado para los nueve días de esta novena.

9:30 PM- 11:00 PM: La Santa Misa, seguida de oración silenciosa.
11:00 PM: Despedida.


SÁBADO:

5:00 AM – 7:00 AM: Levantarse, arreglarse y oraciones de la mañana.
7:00 AM – 8:00 AM: La Santa Misa de la mañana.


8:00 AM – 8:30 AM: Desayuno.


8:30 AM – 9:00 AM: Santo Rosario.


9:00 AM – 10:00 AM: Lectura y meditación del capítulo XI, "Los frutos del Espíritu Santo", desde la sección sobre el amor y la alegría hasta la sección sobre longanimidad.

10:00 AM – 11:00 AM: Continuación de la lectura y meditación del capítulo XII, "La alegría del Reino Glorioso de Paz"


11:00 AM:– 11:30 AM: Himnos al Espíritu Santo / Adoración.

11:30 AM:– 12:00 M: Almuerzo


SIETE HORAS
ININTERRUMPIDAS DE ADORACIÓN


12:00 M: DON DE TEMOR (lectura y meditación Capítulo IV)
1:00 PM: DON DE PIEDAD (lectura y meditación Cap. V)
2:00 PM: DON DE FORTALEZA (lectura y meditación Capítulo VI)
3:00 PM: DON DE CONOCIMIENTO (lectura y meditación Capítulo VII)
4:00 PM: DON DE ENTENDIMIENTO (lectura y meditación Capítulo VIII)
5:00 PM: DON DE CONSEJO (lectura y meditación Capítulo IX)
6:00 PM: DON DE SABIDURIA (lectura y meditación Capítulo X)
7:00 PM: Descanso y cena.
7:30 PM: Lectura y Meditación del Capítulo XI, “Los Frutos del Espíritu Santo”, desde la sección Bondad y Benignidad hasta el fin del capítulo).

La Novena y los “Tres Días de Espera” terminan con las siguientes oraciones previas a la celebración de la Santa Misa de Vigilia de Pentecostés en la noche del sábado (Se encuentran al final):

8:00 PM: Procesión con velas encendidas.
8:30 PM: Coronilla de Renovación (en la novena).
9:00 PM: Letanía del Espíritu Santo (en la novena).
9:30 PM: Oraciones de “Intercesión por el Pueblo de Dios”

Hasta aquí el horario para el programa de los tres días.


SIETE HORAS ININTERRUMPIDAS DE ADORACION, MIENTRAS SE LEE Y MEDITA SOBRE LOS “DONES DEL ESPÍRITU SANTO”, TAL COMO SE DESCRIBE EN LOS SIGUIENTES CAPÍTULOS IV-X. ESTO DEBE HACERSE EL SÁBADO DE LA VIGILIA DE LOS “TRES DIAS DE ESPERA”, ANTES DE PENTECOSTÉS. VER EN EL APÉNDICE LA HORA PARA CADA CAPÍTULO.
(Mis propias oraciones de intercesión finalizan cada capítulo. Ellas son fruto de mi meditación, y siguen el formato del programa, tal como fue dado por Nuestro Señor: Bernabé Nwoye).

CAPÍTULO IV
EL DON DE TEMOR DE DIOS
(Para ser leído el sábado, a las 12:00 del día, durante la vigilia de los “Tres Días de Espera, antes del Domingo de Pentecostés).

INTRODUCCIÓN:
Temor de Dios: El don de Temor de Dios es ese temor infantil que hace que sintamos más temor de desagradar a Dios, que sufrir una desgracia, y por consiguiente, nos hace huir del pecado como el mayor mal. Existen dos clases de temor: el temor de un sirviente, y el temor de un niño. El temor infantil a Dios, es el más noble y bello de ambos, ya que urge al alma a evitar el menor pecado, a fin de no desagradar a Dios, el mejor y más amigable Padre del Cielo. Los Santos estuvieron animados por el amor y el temor infantil hacia el Padre Celestial, y estaban dispuestos a morir, antes que quebrantar la santa ley de Dios por el pecado voluntario.

Lectura/Meditación:
Eclesiástico 34, 13-17 y Lucas 12, 4-7.

El Don de Temor de Dios
Meditación de Alexis Riaud – L’Action du Saint-Esprit dans nos ames
“Cuando se menciona el Don de Temor de Dios, estaríamos tentados a considerarlo como un don inferior a los otros. ¿Acaso no dice el Apóstol San Juan, que el amor perfecto echa fuera todo temor?”
“Eso, sin embargo, es un error. El temor del que habla el amado discípulo, y que el perfecto amor excluye, no tiene nada que ver con el temor de Dios del que hablamos ahora (S.T.2-2q 19.a9). Veamos cual es la naturaleza del don, y esto nos hará capaces de entender mejor el importante papel que este don tiene en nuestra vida espiritual.”

“El don de temor de Dios, como el don de Piedad, de acuerdo a Santo Tomás, viene del don de la Sabiduría, algo así como su manifestación externa (S.T. 2-2, q 45.a 1ad 3).”

“Es una disposición sobrenatural del alma, que nos hace experimentar como instintivamente, y bajo la moción del Espíritu Santo, un inmenso respeto por la Divina Majestad, y una complacencia ilimitada en Su bondad, junto con un vivo horror hacia todo aquello que pudiera ofender en lo más mínimo a un Padre tan bueno, Quien es tan misericordioso y digno de ser amado”

“Santa Teresa de Ávila nos dice que lo que es predominante en un alma animada por ese don – y Teresa aprendió esto por experiencia propia- es el temor de ofender a Dios nuestro Señor, y un ardiente deseo de cumplir Su Voluntad en todas las cosas; y esta es una gracia por la que tal alma pide constantemente. Es por esto que tal alma está dispuesta a sufrir mil veces la muerte, antes que desagradar al Padre Celestial cometiendo el más pequeño pecado venial deliberadamente, ni aún la más pequeña imperfección voluntaria.”
“Esto nos muestra claramente, que el temor filial, el cual es movido por el don de Temor de Dios, no es contrario al perfecto amor, como en el caso del temor servil. Por el contrario, el Temor que mencionamos como don, es un efecto del más tierno amor.”

“Es por esto que no debería asombrarnos, cuando nos enteramos que el Corazón de Jesús estaba lleno de ese Espíritu de Temor desde los primeros años. Y Nuestro Salvador mismo, en la sinagoga de Nazaret, aplicó la profecía de Isaías a sí Mismo, después de que leyera estas palabras: ‘y Él será lleno del Espíritu de Temor del Señor’ (Isaías 11, 3).”

“Fue también bajo la influencia del mismo Espíritu de Temor filial, que María pronunció su fiat (que se haga) el día de la Anunciación y Encarnación, y como San José, se sometió enteramente a las órdenes del Ángel para marchar al exilio, y más tarde regresar a Palestina a pesar de los peligros que podrían amenazar al Divino Niño.”

“El temor filial del Señor, de acuerdo con la Sagrada Escritura, lejos de ser meramente el principio, como lo es el temor de los juicios y castigos divinos, es en realidad su plenitud y corona: “ la plenitud de la sabiduría es temer a Dios... la corona de la sabiduría es el Temor de Dios...’ (Eclesiástico 1,12-20). Lejos de ser una fuente de problemas y ansiedad, el temor filial de Dios, es lo que nos llena de paz.”

“Por lo tanto, debemos darle prioridad, porque presupone la perfecta caridad, de aquí también todos los otros dones: ‘nada es mejor que el temor del Señor’(Eclesiástico 23, 37). El temor del Señor es ‘como un paraíso de bendición’. (Eclesiástico 40, 28).”

“Nuestro Divino Salvador, que se hizo hombre por nosotros, nunca tuvo que temer ofender a Dios. ¿Tampoco los Ángeles y Santos, que ahora disfrutan la Visión beatífica? Si el don del temor a Dios se les atribuye a ellos, esto sólo significa que tienen un inmenso respeto por la Divina Majestad, y un muy ardiente deseo de actuar siempre en conformidad con los mínimos deseos del Padre.”

“El discípulo amado recuerda muchas palabras de Nuestro Señor, que expresan esa clase de temor: ‘Yo hago siempre lo que a El le agrada’. (Juan 8, 29). ‘(Padre) te he glorificado en la tierra, cumpliendo la obra que me habías encargado’. (Juan 17, 4).”

“Nosotros, a diferencia de Cristo y de los santos del Cielo, somos aún tentados a pecar y podemos caer en el pecado. Santiago (3, 2), inspirado por el Espíritu Santo dice: ‘in multis ofendimus omnes!’ o ‘¡todos nosotros cometemos muchos errores!’ Y aunque hayamos progresado en el camino de la perfección, permanecemos débiles, y si Dios no nos sostuviera, podríamos prontamente caer muy abajo”.

“Así, aún si algunos de nosotros estuviéramos muy avanzados en el camino de la santidad, es necesario perseverar siempre en un saludable temor de lo que podríamos hacer debido a nuestra debilidad.”

“Al mismo tiempo, sin embargo, este temor debe estar acompañado por una profunda confianza filial en Dios, y una fe sin límites en la fidelidad de Dios para sostenernos. Dios, la fuente de toda
gracia, nos ha llamado para compartir Su eterna gloria en Cristo Jesús, y Él llevará a cabo y perfeccionará en nosotros la obra que inició por su bondad misericordiosa, tal como escribe San Pedro (1 Pedro 5, 10) ‘El Dios que es pura bondad los ha llamado para compartir con Cristo su eterna gloria, y después de que sufran un poco, los hará perfectos, firmes y fuertes...’ Y descansando únicamente en la Misericordia Divina y no en nuestros propios poderes, se nos permitirá sentirnos confiados que alcanzaremos llegar al Cielo.”

“Santa Teresa de Ávila (Castillo Interior, 3ª morada) escribe: ‘A pesar de la santidad de nuestra Orden, no crean estar en (perfecta) seguridad. No confíen en el hecho que están enclaustradas, de que viven una vida austera, que están constantemente ocupadas en las cosas de Dios, ni que se ejercitan en la oración, ni en estar separadas de las cosas de la tierra, ni en tener horror de dichas cosas. Todo eso es bueno...pero no es suficiente para hacerlas sentirse perfectamente seguras. Más bien recuerden y repitan a menudo este versículo: ‘Bendito el hombre que teme al Señor; bendito el que teme al Señor.”

“Y un poco más adelante, hablando de las almas que tienen la bendición de la oración continua y el recogimiento interior, ella recomienda que eviten las ocasiones de ofender a Dios, y he aquí la razón que da: ‘Porque el demonio está mucho más empeñado en hacer daño a un alma favorecida, que a un gran número de almas que no tienen esas gracias; porque las almas privilegiadas pueden hacerle mucho daño (al demonio), atrayendo otras almas al camino de la perfección…es por esto que tales almas privilegiadas están enzarzadas en muchas batallas, y si ellas sucumben, algo que siempre puede ser posible (y es sabido que esto les ha pasado a varias personas) ellas caerán mucho más bajo que otros en sus malos caminos’” (Castillo Interior, 4ª Morada).

“La experiencia nos ha comprobado cuán ciertas son las palabras de la Santa, a quien se ha Iglesia ha proclamado Doctora de la Iglesia.”

“La función del Don del Temor de Dios, es precisamente, prevenir al alma respecto al peligro de tales deserciones. Este don inspira una humilde desconfianza de sí mismo, y siempre nos urge a un más grande celo por el servicio a Dios, y fidelidad aun en los más pequeños detalles.”

“Oh Jesús, escribe Santa Teresa de Lisieux, ‘llévame Contigo, antes de permitir que manche mi alma cometiendo voluntariamente la más pequeña falta.”

“Su amor por Dios era tan grande que no quería ser intencionalmente infiel por nada en el mundo que le fuera ofrecido. Ella no necesitaba una orden formal. Un deseo, cualquier señal (de una superiora) era suficiente. Ella quería llevar a cabo, con prontitud y amor, todos, aun los más pequeños deseos de su Padre Celestial.”

“¡Bendito el hombre que teme al Señor! Espíritu Santo, Espíritu Divino de Luz y Amor, yo te consagro mi intelecto, mi voluntad, mi corazón, todo mi ser, en el tiempo y en la eternidad.”

“Que mi intelecto sea siempre dócil a todas Tus inspiraciones y a las enseñanzas de la Santa Iglesia Católica, cuyo infalible Guía eres Tú. Que mi voluntad esté siempre en unísono con la Divina Voluntad. Que mi corazón esté siempre inflamado por el amor a Dios y a mi prójimo. Que mi vida entera sea una fiel imitación de la vida y las virtudes de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo, Quien junto con el Padre y Contigo reciban por siempre todo honor y toda gloria.”

Oraciones de Intercesión.
Don de Temor de Dios
1. Por los líderes de la Iglesia:
Oremos por el don del Santo Temor de Dios entre los líderes de la Santa Iglesia: Espíritu Divino, derrama Tu don del santo temor sobre nuestro Papa, nuestros Obispos y todo el clero. Que ellos guíen la Iglesia con temblor y amor. Te rogamos, Espíritu Santo.

2. Por los pecadores habituales:
Oremos por el don del Santo Temor de Dios, para los pecadores habituales que han perdido el sentido del pecado. Oh Espíritu de Amor, llena sus corazones con el santo temor, para que rechacen todo mal por Jesús, que murió por sus pecados. Te rogamos, Espíritu Santo.

3. Por los que están viviendo momentos difíciles:
Toma posesión de los corazones de los fieles con Tu don del santo temor de Dios, oh Divino Espíritu de Dios. Que descubran Tu presencia en ellos, y permanezcan fieles a sus llamados, aún en el tiempo más difícil de sus vidas. Te rogamos, Espíritu Santo.

4. Por los asesinos:
Oh Divino Espíritu de Dios, vence en todos los corazones el mal que quiere acabar con la vida humana. Que el don del Santo Temor de Dios, derrita los corazones de piedra de los terroristas y asesinos. Que ellos reconozcan el valor de la vida. Te rogamos, Espíritu Santo.

5. Por todos los fieles que esperan:
Ven, oh Espíritu de Dios. ¡Ven! Tus hijos te esperan. Ven con Tu don del Santo Temor de Dios. Toma posesión de todos los corazones que están esperando aquí. Ilumina los corazones de Tus siervos con el don del Santo Temor de Dios. Que este don nos guíe en todo tiempo y en todas las cosas. Te rogamos, Espíritu Santo.

Oración final (por el sacerdote):
Ven, oh bendito Espíritu del Santo temor de Dios, ilumina los corazones para que rechacen todo mal por Tu amor y por temor de ofenderte por ese mismo amor. Esto te lo pedimos en el Nombre
de Jesucristo, Nuestro Señor, que vive y reina Contigo y el Padre, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.

CAPÍTULO V
EL DON DE PIEDAD
(Para ser leído el sábado, a la 1:00 p.m., durante la vigilia de los Tres Días de Espera, antes del Domingo de Pentecostés).

INTRODUCCIÓN:
Por medio del don de Piedad o Santidad, el Espíritu Santo infunde en nosotros reverencia hacia Dios y las cosas divinas, y alegría al conversar con Él. La piedad nos inclina a amar a Dios como el mejor Padre, a amar tiernamente a su muy amado Hijo, y a la Santa Madre de ese Hijo. La piedad nos mueve a amar, no solamente a los Santos y a los Ángeles, sino también a nuestro prójimo, como imagen e hijos (actuales o potenciales) de Dios. Nos hace sentir el dulcísimo placer de conversar con Dios, de escuchar lecturas espirituales y la Divina Palabra. Nos hace deleitarnos en cumplir la Voluntad del Padre y nos hace desear con vehemencia todo lo que tienda al honor y gloria de Dios.

Lectura/Meditación:
Miqueas 6, 6-8 y Juan 15, 5-17

El Don de Piedad
Meditación de Alexis Riaud – L’Action du Saint –Esprit dans nos ames
“No es de mucho valor el tener conocimiento (o ciencia) si éste no nos conduce a amar. ¿De qué sirve el ser brillante en tal conocimiento, si el corazón y la voluntad no están ardiendo con amor divino?
“Es por esto, que a los cuatro dones del Espíritu Santo, que son para la iluminación de nuestra mente, se añaden otros dones, que son: piedad, fortaleza y temor, cuyo propósito es unirnos más perfectamente a la Voluntad de Dios.”
“Más aún, un alma que es iluminada por los dones de entendimiento y sabiduría, necesariamente está ardiendo de amor, y siendo grandemente fortalecida en el servicio a Dios. Santo Tomás nos dice que los dones de piedad y temor de Dios, vienen del don de sabiduría, y son la manifestación externa de este último (S.T. 2-2, P. 45, a.1.ad 3).”

“La palabra Piedad, puede traer a la mente la piedad de una persona que reza mucho y devotamente. A diferencia de los antiguos romanos, nosotros no pensamos que la piedad (pietas) consiste en ser devotos de nuestro país.”

“El don de Piedad significa una sobrenatural disposición del alma, que la inclina, bajo la acción del Espíritu Divino, a comportarse en su relación con Dios, como el más amoroso niño actúa con su padre y su madre, que el niño sabe lo aman intensamente.”

“El principal objetivo de la Piedad, por lo tanto, es Dios mismo, no tanto como el Soberano Señor de todas las cosas, sino como el Padre infinitamente amoroso, e infinitamente merecedor de nuestro amor. ‘Así como la virtud de Piedad (en el orden familiar humano) tiene como primer objetivo el Padre, en el orden de la naturaleza, así el don de Piedad, se refiere a Dios, como el Padre’” (S.T. 1-2,2. 121; 1, ad 1).

“Una persona animada por el Espíritu de Piedad, ya no puede temer a Dios, de la manera que uno teme a un juez o a un patrono. Sin duda tal persona continúa teniendo cierto temor filial, que examinaremos más adelante, pero el temor servil está completamente excluido. En estos últimos, existe un temor a un patrono severo.”

“La actitud de tal persona piadosa hacia Dios, es realmente la de un niño hacia sus padres, que él se da cuenta que lo aman. No hay rastros de temor servil. El amor toma su lugar.”
“El objetivo secundario del Don de Piedad, es todo lo que tiene relación con Dios. Primero que todo, los Santos y las cosas sagradas. Una persona bajo la influencia del Don de Piedad, tiene hacia tales personas y cosas, un gran respeto y profunda veneración. Lo mismo que un niño, - a menos que esté dañado por malos ejemplos- está naturalmente inclinado a venerar y a amar todo lo que es amado y reverenciado por sus padres, así quien está animado por el Espíritu de Piedad, espontáneamente y de manera filial se apega a todo lo que sabe es querido al Corazón de su Padre Celestial.”

“Ya en el Antiguo Testamento encontramos claras pruebas del amor ‘que es más que maternal’ que Dios tiene por Sus hijos que viven sobre la tierra, y el cual es el cimiento y el motivo de esa Piedad filial que la persona fiel siente hacia Dios. Leemos lo siguiente en el Salmo 103, 8-14: ‘El Señor es compasivo y misericordioso, es lento para enojarse y generoso en perdonar... Cuanto dista el oriente del occidente, tan lejos arroja de nosotros nuestras culpas. Como un padre se compadece de sus hijos, así el Señor se apiada de los que lo temen. Él sabe de qué barro fuimos hechos, Él recuerda que somos polvo.”

“En Isaías 66, 12-13, leemos estas palabras que extasiaron a Santa Teresita del Niño Jesús: ‘Como un hijo a quien consuela su madre, así yo los consolaré a ustedes; yo los llevaré en brazos y los acariciaré sobre Mis rodillas’. Y luego está esa maravillosa frase (Isaías 49, 15): ‘¿Puede una mujer olvidarse del niño que cría, o dejar de querer al hijo de sus entrañas? Pues bien, aunque se encontrara alguna que lo olvidase, ¡Yo nunca me olvidaría de ti!”

“Pero es sobre todo en la Nueva Ley, en el Misterio de Cristo (Efesios 3, 4), que se revela el amor excesivo de Dios (Efesios 1, 4), un amor con el cual Dios ha escogido libremente amarnos, sin ningún mérito de nuestra parte, porque Él fue el ‘primero en amarnos’ (1 Juan 4, 10). Y Él nos ha amado desde toda la eternidad (Efesios 1, 4), y de una manera absolutamente gratuita: ‘Este es un
regalo de Dios; no es una recompensa por nada que hayan hecho’ (Efesios 2, 8-9).”
“San Pablo escribe igualmente: ‘Bendito sea Dios, Padre de Nuestro Señor Jesucristo...Quien en Su amor nos ha predestinado para ser Sus hijos adoptivos, a través de Jesucristo’ (Efesios 1, 3- 5) “Ustedes no recibieron un espíritu de esclavos para volver al temor, sino que recibieron el Espíritu que los hace hijos adoptivos, y que los mueve a exclamar: ¡Abba, Padre! El mismo Espíritu le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios”. (Romanos 8, 15-16).

“Cuando alguien es iluminado por estas enseñanzas divinas, y se entrega completamente a la acción del don de Piedad, entonces ve a Dios solamente como el más amoroso Padre, y sabe que
lo ama infinitamente en Jesucristo. Habiendo llegado a estar muy íntimamente unido con el Verbo Encarnado – San Agustín utiliza la osada expresión: ipse sumus nos: nosotros somos Cristo – y lleno de Su Espíritu Divino, tal persona adopta entonces espontáneamente los sentimientos de Cristo hacia el Padre, hacia la Santísima Virgen, Su Madre, y también hacia los Ángeles y todos los miembros de Su Cuerpo Místico.”

“Tal persona sabe que es perfectamente amado por aquellos que están en el Cielo y en el Purgatorio, y por todas las personas santas sobre la Tierra. El ama igualmente en Cristo Jesús, a todos los que son uno con él por gracia y por el Espíritu Santo, o que puedan así llegar a estar unidos a él.”

“De esta manera, a través del don de Piedad, una perfecta caridad se desarrolla en su alma, y termina sintiendo la necesidad de amar y ser amado sin medida. De aquí en adelante, estando seguro de que su Padre Celestial es no solamente Todopoderoso, sino todo-amoroso hacia él, nada lo puede perturbar ya. Él sabe que después de todo, todo lo que le suceda, tendrá lugar para la mayor gloria de Dios, y su propia conveniencia”.

“Es por esto que este corazón rebosa gratitud. Le gusta repetir: ‘Gracias, Padre amado...Haz con Tu hijo lo que quieras; lo que Tú haces es lo que amo, y lo que deseo seguir amando...Que se haga Tu voluntad, y no la mía...con Jesús y en Jesús, a pesar de la repugnancia de mi débil naturaleza, quiero decir siempre desde el fondo de mi corazón: amadísimo Padre, que Tu Santa Voluntad se cumpla completamente en Tu hijo, a cualquier costo!”

“Esta especie de abandono infantil a Dios, está acompañado por una completa confianza en el futuro. ¿Por qué una persona así va a tener temores? El sabe cuánto lo ama El Padre, y que si le envía pruebas, también le enviará la ayuda necesaria para aceptarlas de todo corazón. Es por esto que nunca está ansioso. Su único interés es amar con todas sus fuerzas en cada momento presente.”

“Si el demonio intenta debilitar su virtud de esperanza, sugiriendo que tal vez no está en estado de gracia, y podría estar entre los condenados el Ultimo Día, él rehúsa considerar esa posibilidad. En vez de esto, rápidamente levanta su mente y su corazón a su Padre Celestial, y le dice con la simplicidad de un niño: ‘Bien, querido Padre, yo quiero por lo menos, amarte con todas mis fuerzas en este mundo, y estoy decidido a amarte para siempre.”

“El amor de esta persona puede llegar a ser tan puro y desprendido del mundo, que aun si – lo cual es imposible – fuera destinado al Infierno, no obstante, renovaría gozoso su deseo de amar a Dios eternamente y asegurar su recompensa.”

“Esta es la clase de amor que hizo que Teresa de Lisieux algunas veces expresara ‘mil cosas disparatadas’; por ejemplo, su buena voluntad de ser arrojada al abismo de horribles tormentos del Infierno, para desde allí, a través de toda la eternidad, se levantara al menos un acto de puro amor, atravesando todo un coro de blasfemias.”

“Amando a su Padre Celestial ‘hasta la locura’ ella amaba todo lo que Él ama; y ya que el Padre ama a todas las almas con el amor con el que ama a Su Único Hijo, ella amaba a todas las almas con igual afecto. Por tanto, notamos su delicado comportamiento hacia el prójimo. Si el prójimo es imperfecto, ella ve en él, un miembro herido de Jesús, y redobla su atención y solicitud, para que el mal no aumente, sino para que el miembro doliente pueda ser sanado, si fuera posible.”

“Esto viene a mostrarnos que el don de Piedad llega a perfeccionar, La Brisa del Segundo Pentecostés en un alma fiel, la virtud de la Caridad hacia Dios y hacia el prójimo. Y ya que la perfección de un alma, depende de su grado de caridad, podemos fácilmente comprender la excelencia de ese precioso fruto de la piedad.”

“Pocas personas han recibido con tanta abundancia el don de piedad, como Santa Teresa del Niño Jesús. Es por esto que su ‘caminito’, es apropiadamente llamado el camino de la infancia espiritual. ‘¿Acaso no es Dios nuestro Padre?’, preguntaba ella, ‘¿y no somos nosotros sus hijitos?’, y sabemos que al final de su vida, le gustaba considerarse como la ‘pequeña bebé’ de (papa) ‘¡Papacito, el buen Dios!”

“Algunas mentes ‘superiores’ llamarán a eso ‘niñerías’, y sin embargo, cuán bien expresa esto nuestra absoluta dependencia respecto a Dios, aún en el orden natural, y al mismo tiempo, el exorbitante e inconcebible amor que el infinitamente misericordioso Padre tiene por nosotros, a los que ha deseado hacer hijos Suyos.”
“Espíritu Santo, Espíritu del Hijo, que nunca cesaste de animar, durante su peregrinaje por la tierra, los Corazones de Jesús y Su Bendita Madre, con el más puro amor hacia el Padre, dígnate llenar también nuestros corazones con el mismo tierno y filial amor.”

“Espíritu Santo por Quien hemos recibido el derecho de llamar a Dios con el dulce Nombre de Padre, y de ser verdaderamente Sus hijos, ayúdanos en nuestro intento de llegar a ser menos indignos de tener un Padre tan bueno y misericordioso. Que nosotros, después de haberlo amado con todo nuestro corazón en este mundo, a través de Ti, lo glorifiquemos eternamente en Su Único Hijo.”

Oraciones de Intercesión.
El Don de Piedad
1. Por las almas consagradas:
Oh Divino Espíritu de Piedad, ven y nutre los corazones de todos los hombres y mujeres religiosos, y de todos los que se han consagrado a Dios. Renueva en ellos el fervor de la devoción. Que prueben nuevamente Tu dulzura. Te rogamos, Espíritu Santo.

2. Por los que se enfrentan a la desesperación:
Vierte el agua de la esperanza en la aridez de las almas desesperadas, oh Divino Espíritu de Piedad. Muéstrales la esperanza y el deleite de Tu Presencia en sus vidas. Que obtengan satisfacción en Tu favor y amor. Posee sus corazones con Tus dones. Te rogamos, Espíritu Santo.

3. Por los pecadores empedernidos:
Oh Divino Espíritu de Piedad, muestra a los pecadores empedernidos la amargura en el placer del pecado, abriendo sus corazones a la dulzura de Tu santidad. Concédeles nuevamente Tu don de Piedad, y ayúdalos a experimentar Tu bondad. Te rogamos, Espíritu Santo.

4. Por los que están sufriendo los efectos del escándalo:
Oh Espíritu de Santidad, Tu eres nuestra luz en la oscuridad. Muestra la luz de la fe a las almas jóvenes que han sido escandalizadas por la debilidad de sus líderes, y trae a todos los líderes al camino del arrepentimiento y de la conversión. Sana todas sus heridas con el nutritivo don de Tu piedad, y renueva su celo. Te rogamos, Espíritu Santo.

5. Por todos los que están esperando aquí:
Ven, Espíritu Santo; no tardes, ven y llena los corazones de tus fieles que esperamos aquí, con Tu don de piedad. Aumenta en nosotros el deseo de amar y servir. Llena siempre nuestros corazones con el dulce perfume de Tu santidad. Te rogamos, Espíritu Santo.

Oración final (por el sacerdote):
Ven, oh Bendito Espíritu de Piedad, ilumina todos los corazones, para que encuentren deleite y satisfacción en el servicio de Dios y en la santa obediencia a sus superiores y líderes, cuando quiera que su obediencia esté de acuerdo a Tu Santa Voluntad. Te lo pedimos en el Nombre de Jesucristo Nuestro Señor, que vive y reina Contigo y el Padre, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CAPITULO VI
EL DON DE FORTALEZA
(Para leer el Sábado a las 2:00 p.m. durante la vigilia de los Tres Días de Espera, antes del Domingo de Pentecostés)

INTRODUCCIÓN:
Este don del Espíritu Santo, destierra toda timidez y respeto humano, fortalece las almas para que odien el pecado, para practicar las virtudes, y preferir el desprecio, pérdidas temporales, y aún la muerte, antes que negar a Cristo de palabra o de obra. Este don nos llena de poder para luchar y sobreponernos a los enemigos de nuestra salvación, y podemos ser capaces, en medio de las tentaciones, dificultades y persecuciones, de cumplir la Voluntad de Dios. Nos hace estar preparados y valerosos para emprender el más grande sacrificio por nuestra salvación.

Lectura/ Meditación
Daniel 3, 8-18 y Juan 15, 26-27; 16, 1-4

El Don de Fortaleza
Reflexión de Alexis Riaud – L’Action du Saint Esprit dans nos ames
“Para ser santo, no es suficiente conocer las cosas que debemos evitar. Debemos también ‘hacer lo correcto’, debemos actuar de acuerdo a la verdad y la rectitud: debemos hacer que lo correcto penetre cada detalle de nuestra vida diaria. Esto es difícil para nosotros, precisamente a causa de nuestra naturaleza caída. El poeta pagano expresó esto diciendo: ‘Veo lo que es mejor y lo apruebo, pero hago las cosas que son peores.”

“San Pablo se hace eco de esta queja cuando escribe (Romanos 7, 18-26) ‘Ya sé que el bien no reside en mí...tengo el deseo de hacer lo que está bien, pero me falta el poder para hacerlo, porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero... ¡Desdichado de mí! ¿Quién me librará de mi condición presente que no es más que muerte?”

“Cuando estamos reducidos a tener solamente las fuerzas de nuestra naturaleza, la cual fue herida por el pecado original, somos realmente incapaces de perseverar por largo tiempo en aquello que es bueno.”

“Afortunadamente, Dios en su misericordia ilimitada, ha tenido compasión hacia nuestra debilidad. Nos ha habilitado para compartir el divino poder de Jesús Nuestro Salvador. Quien dijo: ‘Recibirán el poder del Espíritu Santo,’ al hablar a sus discípulos cuando estaba por dejarlos y regresar al Cielo. ‘Y ustedes serán mis testigos...hasta los confines de la tierra’(Hechos 1, 8).”

“Esa promesa se cumplió pocos días después, el día de Pentecostés. Y fue la seguridad de haber recibido esa Fuerza Divina lo que más tarde hizo que San Pablo gritara victoriosamente: ‘Todo lo puedo en Aquel que me conforta’. (Filipenses 4, 13).”

“Esa Fuerza Divina se da al alma Cristiana en el momento de su regeneración espiritual en el Bautismo, por la virtud infusa de Fortaleza, y también por el don de Fortaleza, cuya virtud depende de que sea ejercido.”

“El don de Fortaleza en un alma enteramente entregada al Espíritu Santo, consiste en una disposición sobrenatural de alma, que la habilita, bajo la acción del Divino Espíritu, a emprender las acciones más difíciles, y a soportar las más grandes pruebas por amor a Dios, y la gloria de Su Nombre.”

“Un alma animada por el Espíritu de Fortaleza, no pone su confianza en su propio esfuerzo. Nadie está más consciente de su propia extrema debilidad, y falta de poder con respecto a todo bien sobrenatural.”

“Toda su confianza está en Dios, y esa confianza es ilimitada. Ella sabe que ‘Dios ha elegido lo que el mundo tiene por necio, con el fin de avergonzar a los sabios...así nadie ya se podrá alabar a sí mismo delante de Dios (1Corintios 1, 27-29); y que El pide de Sus hijos solamente buena voluntad para cumplir en, y a través de ellos, maravillas de gracia y misericordia.”

“Es por esto, que ninguna consideración puramente humana detiene a esta persona cuando está involucrada la gloria de Dios. Y se siente segura que Dios está complacido a este respecto. Nada parece imposible, porque lo espera todo de Dios, no pone su confianza en los medios puramente humanos a lo que estará obligado a recurrir. A aquellos que le hablaron a Juana de Arco sobre la temeridad de lo que iba a emprender, ella replicó: ‘Los hombres batallarán, y Dios dará la victoria.”

“Ella no puso su confianza en sus talentos militares, o en el valor de sus soldados, sino únicamente en Dios que puede, por un acto de Su Voluntad, vencer todas las fuerzas militares, y conceder a aquellos que lo aman, un brillante éxito.”

“Igual que la virtud de Fortaleza, el don de Fortaleza o Fuerza, implica prontitud en tomar una decisión, generosidad en el esfuerzo, y perseverancia a pesar de las dificultades.”

“En el ejercicio ordinario de la virtud de Fortaleza, todo esto es el resultado de un claro y bien definido proceso de razonamiento. Nuestras acciones se llevan a cabo por razones clara y definidas, fruto de lo que nosotros, con la ayuda de la gracia de Dios, descubrimos en nuestra meditación, como cuando nos damos cuenta de la necesidad de echar fuera nuestros vanos temores, porque los bienes eternos son superiores a todos los bienes de este mundo.”

“Por el contrario, bajo la acción del don de Fortaleza, la persona emprende grandes cosas por la gloria de Dios, de una manera totalmente espontánea y natural. Se encuentra a sí misma inspirada a aceptar el sufrimiento más doloroso por amor a Él, y ya no siente la necesidad de defenderse del temor de cansancio y críticas, o contra el temor a los hombres; porque la única cosa a la que teme ahora, es desagradar a su Padre Celestial, o no procurar Su gloria al alcance de su habilidad.”

“Su confianza en ese Padre tan misericordioso es tan grande, que ya no piensa, como hacía antes, qué le sucederá. Está satisfecho recibiendo momento a momento, con todo el amor de su corazón, pequeñas o grandes cruces que el buen Padre quiera enviarle. La pequeña Teresa constantemente repetía: ‘Eso es lo que Él me hace amar.”

“¡Cuán grande era la paz que llenaba su corazón! No es que no sintiera el sufrimiento tan vívidamente como antes; a menudo era lo contrario. ‘Yo aumentaré tu sensibilidad para que sufras más’, le dijo Nuestro Señor a Santa Margarita María. Tal persona siente que se aumenta y agudiza su sensibilidad, a medida que avanza: pero si el sufrimiento permanece y aún aumenta, el amor lo transforma y hace que la persona no solo lo acepte voluntariamente, sino que lo abrace con todo el amor del cual es capaz.”

“Esto es así, porque el don de Fortaleza presupone en el alma el completo desarrollo de las virtudes teologales de fe, esperanza y caridad, lo mismo que la acción de los dones de Entendimiento, Sabiduría, y Piedad filial.”

“Si el alma sin vacilación lleva a cabo tan grandes cosas con amor y algunas veces – aún con una sonrisa – soporta los más grandes sufrimientos, físicos y morales, es porque tiene una viva y firme fe en el infinito amor del Padre Celestial hacia ella. El alma tiene una confianza sin límites en Su bondad como Padre, y porque lo ama tanto, le gustaría hacer y sufrir infinitamente más para la gloria de Su Nombre.”

“Es porque estaban animados por ese Espíritu de Fortaleza, que los Apóstoles, el día después de Pentecostés, emprendieron, a pesar de los pobres medios humanos de que disponían, la conquista del mundo y la revolución espiritual de las naciones.”

“El mismo Espíritu Santo los hizo valientes ante las amenazas del Sanedrín y replicar sin temor a sus jueces, quienes les habían ordenado no seguir predicando: ‘No podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído.’ (Hechos 4, 20). Fue Él, quien finalmente hizo que se regocijaran de haber sido considerados dignos de sufrir por causa del Nombre de Jesús.”

“Fue también el Espíritu de Fortaleza quien produjo los mártires, tales como Esteban, Lorenzo, Cecilia e Inés, y quien ha inspirado y sostenido a los fundadores y reformadores de las órdenes religiosas y congregaciones en sus tareas, las cuales generalmente eran muy difíciles.”

“Fue el mismo Espíritu de Fortaleza, quien hizo que Liberman rehusara regresar al mundo cuando la epilepsia llegó a ser un obstáculo para ser ordenado sacerdote; quien cuando fue virtualmente abandonado por todos, lo habilitó para continuar esperando en Roma la aprobación de su Congregación del Inmaculado Corazón de María, y Quien un tiempo después, lo fortaleció para llegar a ser la cabeza de la Congregación del Espíritu Santo, y para revivir el espíritu misionero en la Iglesia, durante los tiempos difíciles que siguieron a la Revolución Francesa.”

“Al final del mismo siglo, fue el mismo Espíritu de Fortaleza quien hizo que una pequeña Carmelita fuera fiel en las más pequeñas cosas y no resistiera nunca ni los más pequeños impulsos de la gracia. Él le enseñó a encarar el sufrimiento con una sonrisa, y aunque vivió una corta vida en el claustro, llegó a ser la patrona de las misiones. Aludiendo a la gracia que recibió en la Navidad de 1885, ella escribió: ‘Él me hizo fuerte y valerosa, y desde entonces, marché de victoria en victoria, empezando algo así como una gigantesca carrera.”

“Mientras ese don no ha llegado a estar activo en el alma, la persona permanece imperfectamente sujeta a toda clase de temores inútiles. Eso significa que el don de Fortaleza, que confiere a la Virtud su perfección final, es necesario para la perfecta santidad.”

“Teresa decía que es particularmente necesario a las ‘pequeñas almas’ que están profundamente convencidas de su incapacidad, (soportar) hacer algo bueno ellas mismas. Si otros, que son por naturaleza fuertes y generosos, pueden contar de alguna manera con sus propios poderes que han recibido de Dios, esto no es así para las ‘pequeñas almas’, que son conscientes de su extrema debilidad. Siendo incapaces de encontrar en ellas, la energía que necesitan, solo tienen un medio de alcanzar la perfección a pesar de todo, esto es, recurrir al Espíritu Santo. Siendo incapaces de subir los peldaños de la escalera de la perfección por su esfuerzo personal, deben, por necesidad, confiar en los Brazos de Jesús: ellos deben recurrir al Elevador Divino, que es precisamente el Espíritu Santo”.

“Es por esto que es de la mayor importancia, que cada alma se prepare a sí misma tan bien como sea posible, para la acción del Espíritu de Fortaleza.”

“La primera condición para ese propósito es saber como reconocer humildemente su impotencia y aún a alegrarse a la vista de su miseria, después del ejemplo de Santa Teresita de Jesús, que nos asegura que ‘mientras más débiles e infelices somos, más apropiados somos para la obra de ese poder consumidor y transformante en nosotros’. Pero ella también nos previene que para obtener ese favor debemos consentir en: ‘permanecer en nuestra pobreza e impotencia; pero hay pocas personas que se someten a eso.’”

“A esa humilde aceptación de su miseria, el alma hará lo mejor en añadir una ilimitada confianza en Dios en este respecto, y una esperanza ciega en Su misericordia, no sea que esa confianza parezca temeridad. Como aquellos de quienes la niña Teresita hablaba, estas almas tratarán de beneficiarse de todas las circunstancias para practicar generosamente las virtudes de Fortaleza y Paciencia, y así aprender a vencerse a sí mismas (experimentar la victoria de Dios) en las cosas pequeñas.”

“Finalmente, el alma no debe olvidar recurrir, tanto como las circunstancias lo permitan, al Pan de los fuertes, la Sagrada Eucaristía – la fuente viva de la cual los mártires sacaban la fuerza para profesar su fe en Cristo, aun a costa de derramar hasta la última gota de su sangre.”

“Espíritu Santo, Divina Luz y Fortaleza, que operas constantemente en nuestras almas, y sin el cual somos incapaces de pensar sobrenaturalmente, por Tu ayuda, los Apóstoles y los Mártires pelearon y se sacrificaron por amor a Cristo, y para la mayor gloria del Padre.”

“Dígnate completar en nosotros toda la obra de santificación. Que lleguemos a ser verdaderos testigos de Cristo en este mundo, y entonces, en Él y a través de Ti, glorifiquemos al Padre para siempre en la vida bendita del Cielo.”

Oraciones de Intercesión.
El Don de Fortaleza

1. Por los misioneros:
Fortalece las rodillas de los misioneros en tierras paganas. Fortifica sus corazones con el don de Fortaleza, oh Divino Espíritu de Dios. Querido Espíritu de Amor, sostiene a los misioneros en su santo testimonio de amor. Sé la fuerza de los mártires. Te rogamos, Espíritu Santo.

2. Por los que están sufriendo injustamente en prisión y en el mundo:
Sé la fuerza de aquellos que están sufriendo injustamente en nuestras prisiones y nuestras casas. Consuélalos, oh Divino Espíritu de Dios, con el don de la fuerza. Que este santo don aumente el amor en sus corazones y les dé fuerza para perdonar. Te rogamos, Espíritu Santo.

3. Por los que están muriendo por la pérdida de sus seres queridos, o por su riqueza:
Fortalece los débiles y temblorosos corazones de Tu pueblo, oh Divino Espíritu de Fuerza. Visítalos con Tu santo don de Fortaleza. Permite que su mente y esperanza se renueven en Tí. Te rogamos, Espíritu Santo.

4. Por los amigos inconstantes del Amor:
Oh Divino Espíritu de Dios, Tú eres la fuerza de nuestra voluntad. Inflama todos los corazones que anhelan amar, pero no saben cómo amar, los inconstantes amigos de Dios, con el poder de Tu don de Fortaleza. Permite que todos los corazones ardan en Tu llama de amor siempre. Te rogamos, Espíritu Santo.


5. Por todos los que estamos esperando aquí:
Ven y fortifica tu Templo, oh Divino Espíritu de Fuerza. Tus hijos están esperando por Ti. Tu templo está preparado para Ti. La puerta está abierta para Ti. Ven con Tu don de fuerza y somete toda timidez y respeto humano en nosotros, y fortalécenos para estar siempre listos para Cristo. Te rogamos, Espíritu Santo.

Oración final (por el sacerdote):
Ven, oh Bendito Espíritu de Fortaleza, ilumina todos los corazones ahora y en todo tiempo de dificultad y adversidad, para que se esfuercen por lograr la perfección en todas las cosas y en todo
tiempo. Esto te lo pedimos en el Nombre de Jesucristo Nuestro Señor, que vive y reina Contigo y el Padre, Único Dios, ahora y por siempre. Amén.

CAPÍTULO VII
EL DON DE CONOCIMIENTO
(Para leer el Sábado a las 3:00 p.m. durante la vigilia de los Tres Días de Espera, antes del Domingo de Pentecostés).

INTRODUCCIÓN:
Por el don de Conocimiento, el Espíritu Santo nos ilumina con una luz interior, para que nos conozcamos, y discernamos las artimañas del amor propio, de nuestras pasiones, del demonio y del mundo, y podamos escoger los medios más aptos para vencerlos. Por medio de este don, el Espíritu Santo nos ilumina más y más, al dejar que Su Luz Divina penetre en nuestros corazones y nos ilumine acerca de las verdades reveladas y los deberes que debemos cumplir. La verdad conocida la podemos ver con más claridad de la que podría ser percibida por nuestra inteligencia. Este es el conocimiento de los Santos, que sobrepasa todo el conocimiento del mundo, “bajando del Padre de la Luz” (Santiago 1, 17). Cada naturaleza creada se hace un libro abierto donde leemos a Dios y a Sus perfecciones.

Lectura / Meditación:
Romanos 8, 12-17 y Juan 16, 5-15

El Don de Conocimiento
Meditación de Alexis Riaud – L’Action du Saint-Esprit dans nos ames
“Es conveniente poseer el don de conocimiento, en primer lugar, para responder al llamado a la perfección. Porque, mientras una persona tenga una apreciación mundana de la vida presente, es incapaz de vivir a plenitud la vida de Cristo. ¿Acaso no dice San Pablo que ‘la sabiduría de la carne es enemiga de Dios?”

“Es por eso que el primer deber de un alma en su búsqueda de la perfección, es despojarse de la mentalidad del mundo, dejar de juzgar las cosas desde un punto de vista meramente humano, y aprender a ver las cosas como las ve el mismo Dios.”

“Este es precisamente el papel del don de Conocimiento cuando ha alcanzado su pleno desarrollo. Por ese don, también llamado ‘ciencia’, el cristiano, algo así como instintivamente, juzga todas las cosas a la luz de la fe, las juzga como lo hace Dios, por tanto también como Nuestro Señor, la Santísima Virgen y los Santos las juzgan. Es por esto que las personas que están totalmente entregadas al Espíritu Santo, aunque nunca se hayan visto ni hablado el uno con el otro, concuerdan perfectamente en su evaluación de los eventos mundiales, en contraste con los científicos y teólogos, que tienen tan divergentes opiniones respecto a los mismos eventos.”

“!Bendita es por cierto el alma que ya no mantiene su propia manera de ver las cosas y sus propios juicios acerca de ellas, sino que en todas las circunstancias, las juzga de acuerdo al Divino Espíritu! Tal alma puede estar segura que no está equivocada.”

“Mis pensamientos no son vuestros pensamientos, y vuestros caminos no son Mis caminos”, dice el Señor. ‘Así como el cielo está muy alto por encima de la tierra, así también Mis caminos se elevan por encima de vuestros caminos’ (Isaías 55, 8-9).”

“La persona mundana ve en las personas y cosas que llenan el universo, solamente los medios para satisfacer su insaciable sed de riquezas, de placer y de vanagloria. Ignora el amor genuino el cual se olvida de sí mismo y busca el bienestar de la persona amada.”

“Dios es amor. Él ve en los seres humanos que son obra de Su Omnipotencia y de Su amor misericordioso, tantos reflejos (e imágenes más o menos imperfectas que sin embargo lo reflejan) de Sus perfecciones infinitas. Y los ama a todos con ese amor infinito y verdadero con el cual Él ama a Su Hijo, y se ama a Sí Mismo. Santo Tomás de Aquino nos dice: ‘No es sólo a Su Hijo a quien el Padre ama a través del Espíritu Santo, sino también a Sí Mismo y a todos nosotros’. Antes de que el Hijo se encarnara, el autor del Libro de la Sabiduría había dirigido estas palabras a Dios: ‘Tú amas todo lo que existe, y no aborreces nada de lo que has hecho; de lo contrario ¿cómo lo habrías creado?’ (Sabiduría 11, 24)”.

“Los pensamientos de Dios son pensamientos de paz y de amor, y de infinita bondad. Un alma que está llena del Espíritu Santo, y animada por el don de Conocimiento, no tiene otra manera de
mirar las cosas de este mundo sino de la manera de Dios mismo. Tal alma ve en cada creatura un reflejo de las perfecciones Divinas, y una invitación a alabar continuamente al Autor de todo lo que es bueno. Hace suyo con alegría, el cántico inmortal de los tres jóvenes en el horno ardiente: ‘Obras todas del Señor, bendíganlo, alábenlo, ensálcenlo eternamente’. (Daniel 3, 57).”

“Fue porque San Francisco de Asís estaba lleno de ese Espíritu de Conocimiento que experimentaba una veneración tan grande y tierno amor a las obras de Dios. Joergensen, su biógrafo, nos dice: ‘Las creaturas le hacían capaz de entender al Creador. Cuando él sentía la firme solidez de las piedras, inmediatamente sentía y reconocía, al mismo tiempo, que Dios es fuerza, y cuan poderosa de su ayuda a nosotros.”

“La vista de una flor en la frescura de la mañana, o los pequeños picos abiertos con confianza innata en un nido de pájaros, le revelaban la pureza e inafectada belleza de Dios, así como la infinita ternura del Divino Corazón que era el origen de todo eso.”

“Ese sentimiento llenaba a Francisco con una especie de gozo continuo a la vista de la obra, y por tanto del pensamiento de Dios, y al mismo tiempo, con el deseo de darle gracias constantemente.”

“Él deseaba que todas las creaturas se unieran a él en esa acción de gracias, y le parecía que de hecho, ellas se sumaban gozosas a esa acción de gracias.”

“Más cerca de nosotros en el tiempo, está Santa Teresita del Niño Jesús, quien dignamente emulaba al Poverrello de Asís. En ella tenemos un ejemplo sobresaliente de un alma completamente entregada al Espíritu de Conocimiento. Todo en la naturaleza le hablaba de Dios; todo le recordaba la morada eterna.”

“Santa Teresita nos dice: ‘Recuerdo cómo, cuando era una niña pequeña, miré a las estrellas con admiración indescriptible’. Mirando con deleite al grupo de estrellas en la constelación de Orión, ella vió la letra T, y un día le dijo a su padre: ‘Mira, papá, mi nombre está escrito en el Cielo’. Después de eso, ella nos dice: ‘Quería estar mirando constantemente al cielo estrellado.’ Pero al mismo tiempo, una tormenta, truenos, relámpagos, no le daban el menor temor. Ella estaba fascinada por tales señales creadas: ‘Me parecía que el buen Dios estaba (en ese momento) muy cerca de mí.”

“Ella amaba la nieve, las flores, las margaritas; se encantaba mirando el lejano horizonte, el espacio, los grandes árboles: ‘En resumen, todo en la naturaleza me fascina y lleva al Cielo mi alma.”

“Durante su viaje a la ‘Ciudad Eterna’, admiraba las majestuosas montañas de Suiza, sus cascadas, sus valles poblados de helechos gigantescos y brezos rosados: ‘Cuánto bien hicieron a mi alma esas bellezas de la naturaleza, extendidas por doquier’, escribió después, ‘ ¡Cómo elevaron mi alma hacia Él, que ha deseado esparcir tales obras maestras, sobre una tierra de exilio que no durará más de un día!’”.

“Fue también en el árbol de la naturaleza que Teresita encontró la solución del difícil problema de la predestinación: ‘He llegado a entender que todas las flores son bellas. El esplendor de la rosa, y
la blancura del lirio, no le quitan el perfume a la pequeña violeta, ni eliminan la encantadora sencillez de la pequeña margarita. Me he dado cuenta de que si todas las flores pequeñas desearan ser rosas, la naturaleza perdería su primaveral adorno: los campos ya no estarían salpicados de margaritas.’ Y llega a esta conclusión: ‘lo mismo tiene lugar en el mundo de las almas, en el jardín del Señor...cuanto más sientan las flores, la felicidad de hacer la voluntad de Dios, más perfectas son.”

“El don de Conocimiento también nos capacita para engrandecer el valor apropiado de los eventos en nuestro mundo, y particularmente aquellos que son ocasión de sufrimiento y dolor para nosotros.”

“Visto por Dios, todo lo que sucede contribuye al cumplimiento de su designio eterno. Él dirige a todos los seres humanos a su debido fin, y al fin general y propósito del universo, lo cual es la gloria de Su Santo Nombre, a través de la santificación de las almas predestinadas.”

“Es por eso que un alma que está totalmente entregada a la acción del Espíritu de Conocimiento hace todo lo que puede para no ceder a sentimientos de desolación y desesperación. Tal alma sabe
que no estará desconcertada para siempre, y que es ventajoso ser tratada así. Se abandona a sí misma sin reservas a las Manos de su Padre Celestial.”

“¿Acaso no es necesario que la vid mística sea podada a fin de producir fruto abundante? ¿Acaso no es necesario que una ‘piedra’ que debe adornar el Templo Celestial, sea pulida? Tal alma, por lo tanto, repite, durante las pruebas y la humillación, lo que dijo el Salmista: ‘Fue bueno para mí que me afligieras (humillaras)’ (Salmo 119, 71, o en la Biblia Douay Rheims: Salmo 118:71).”

“La gente mundana, que es indiferente con respecto a lo que ofende a Dios, tiembla solamente cuando se trata de perder la estima de los hombres; por el contrario, el que está lleno del Espíritu de Conocimiento tiene sólo una preocupación: evitar cometer la más pequeña ofensa a Dios. Tal persona se regocija cuando sufre humillaciones, porque sabe que este es el camino más corto y seguro para obtener el perfecto desapego y el perfecto amor.”

“Santa Teresa de Ávila, refiriéndose a las muchas denuncias hechas contra ella por personas malvadas, le dijo a su director: ‘Cada vez que escucho que alguien ha hablado de mí desfavorablemente, empiezo a rezar a Dios por esa persona, y le pido a Nuestro Señor que la preserve de cometer cualquier ofensa a Dios con su corazón, lengua o manos. Y ya no considero a esa persona como alguien que desea hacerme daño, sino como un siervo de Dios Nuestro Señor, que ha sido escogido por el Espíritu Santo para ser una especie de intermediario, con el propósito de procurar mi bien, y ayudarme a que esto resulte en mi salvación. Créame, la mejor y más fuerte lanza para conquistar el Cielo, es la paciencia en las pruebas. Es la paciencia la que hace a un hombre realmente ser dueño de su alma, tal como Nuestro Señor dijo a Sus Apóstoles’”.

“Y cuando alguien le recordaba una particularmente ignominiosa acusación llevada a Roma contra ella, entre muchas otras, replicaba con una sonrisa: ‘Yo hubiera hecho cosas mil veces peores, si el Señor no hubiera tomado mi mano. Lo que es de temer en esto y es muy doloroso, es el daño sufrido por un alma que hace tales cosas. En cuanto al que es falsamente acusado, no sufre más mal que el haberle dado la ocasión de ganar méritos.’”

“Todos los Santos han estimado igualmente el sufrimiento, y más particularmente, la humillación. Santa Teresa de Lisieux decía: ‘Te doy gracias, mi Dios, por todas las gracias que me has concedido, en particular por haberme hecho pasar a través del crisol del sufrimiento.’ Y recordando los tres años durante los cuales sufrió grandemente por la enfermedad de su padre, proclamó: ‘ No los cambiaría por los más sublimes éxtasis, y mi corazón, en la presencia de ese tesoro que no tiene precio, llora de gratitud: ‘¡Bendito seas mi Dios, por esos años de gracia, durante los cuales hemos sido afligidos con tantos males! Bien amada madre (estaba ahora hablando a su hermana que había llegado a ser la Priora), cuán preciosa y dulce fue nuestra amarga cruz; de nuestros corazones han saltado solamente suspiros de amor y gratitud! Ya no caminábamos, sino corríamos: estábamos volando en los senderos de la perfección.’”

“Allí vemos las maravillas que se logran a través del don de conocimiento en las almas que son fieles. Hace que todo en la naturaleza se convierta en una ocasión de alabar a Dios y de darle gracias continuamente.”

“Por el contrario, para un alma que es esclava del pecado, todo se convierte en ocasión de tentaciones y caídas. Cuan cierto estaba San Pablo cuando escribió (Tito 1, 15): ‘Todo es limpio para los limpios. En cambio para los incrédulos y manchados, nada es limpio.’”

“Así, el alma que aspira a dejarse guiar en todo por el Espíritu de Conocimiento, debe, sobre todo, aplicarse en lograr una perfecta pureza de alma y gran ternura de conciencia. Debe evitar la menor falta deliberada como si fuera una plaga – aún en materia de poca importancia. Por el contrario, debe tratar de ser perfectamente fiel aún en los más pequeños detalles, y evitar toda disputa. Es por esa fidelidad en las cosas pequeñas, que la ‘pequeña flor’ alcanzó en muy corto tiempo, tal grado de sabiduría y tan perfecta santidad.”

“Porque las más pequeñas infidelidades, si son habituales y cometidas con pleno consentimiento, inevitablemente conducen a un endurecimiento del corazón, y oscurecen el entendimiento. Como consecuencia, igualmente vicia los juicios, mientras constituye un obstáculo a la acción del Espíritu Santo en nuestras almas. Por lo tanto, San Pablo nos dice: ‘No entristezcan al Espíritu Santo, que Dios puso en ustedes como a su sello’ (Efesios 4, 30).”

“No es suficiente guardar nuestras almas para evitar cometer penosos pecados. Debemos también tener mucho cuidado en no poner obstáculos en el camino de Su acción, aplicándonos en evitar toda imperfección voluntaria. Solamente a ese precio, Él actuará plenamente en nosotros, de acuerdo a Su ardiente deseo, que es también el deseo más querido de Jesús y de Su Padre”.

“Espíritu Santo, concédenos que podamos juzgar todas las cosas terrenas, no de acuerdo a las normas mundanas de los hombres, sino como Dios mismo las juzga en Su perfecta y Eterna Luz. Concédenos, por lo tanto, esa Divina Sabiduría que es disparate a los ojos de los hombres, y que despreciemos la sabiduría del mundo, que es locura a los ojos de Dios. No permitas que nuestros corazones se apeguen indebidamente a cualquier cosa pasajera, bien sean riquezas terrenas, placeres mundanos, o nuestra propia voluntad. Ayúdanos, para que estando solamente deseosos de complacer a Nuestro Padre Celestial, actuemos en todas las circunstancias de acuerdo al ejemplo de Jesús y María, siempre de acuerdo con Tus Divinas inspiraciones, y para Su mayor gloria!”


Oraciones de Intercesión.
El Don de Conocimiento
1. Por aquellos que son víctimas de la filosofía mundana:
Aclara la nube de dudas en las mentes y los corazones de los herejes, oh Divino Espíritu de Dios. Permite que Tu don de Conocimiento ilumine sus corazones para ver la verdad revelada y creer en ella. Te rogamos, Espíritu Santo.

2. Por la comunidad cristiana:
Sana la ceguera de nuestras mentes, oh Divino Espíritu de Dios. Concede a los fieles el don de Conocimiento, de ese infinito Conocimiento Tuyo. Que los fieles crezcan en el conocimiento de Dios, y aprendan a escoger las cosas valiosas, para el bien de sus almas. Te rogamos, Espíritu Santo.

3. Por los paganos y los que son víctimas de una falsa fe:
Permite que Tu luz de Conocimiento brille sobre los paganos, y aquellos que son víctimas de una falsa fe. Ilumina sus mentes con el conocimiento de la Verdad revelada de Jesucristo. Que todas las comunidades cristianas reciban el don de Conocimiento, y sean guiadas hacia la unidad del rebaño. Te rogamos, Espíritu Santo.

4. Por aquellos que no creen en la existencia de Dios
¡Eterno Espíritu de Dios! Revela Tu existencia a aquellos que no creen en la existencia de Dios. Abre sus mentes par que sientan Tu Presencia y experimenten Tu amor. A través de Tu Divino don de Conocimiento, vence su incredulidad. Te rogamos, Espíritu Santo.

5. Por todos los que esperamos aquí:
Ven y desciende sobre Tu pueblo que espera por Ti. Ven con Tu don de Conocimiento, oh Divino Espíritu. Renueva nuestras mentes para que veamos las cosas a la luz de la eternidad; veamos el Cielo en todo; y disfrutemos del amor de Dios en todo. Te rogamos, Espíritu Santo.

Oración final (por el sacerdote):
Ven, oh Bendito Espíritu de Conocimiento, ilumina todos los corazones para que vean y escojan la Voluntad del Padre por sobre todas las otras voluntades, y también busque y valoren el Reino de los Cielos más que la vanidad y la nada de las cosas terrenas. Esto te lo pedimos en el Nombre de Jesucristo, Nuestro Señor, que vive y reina Contigo y el Padre, ahora y por siempre. Amén.

CAPÍTULO VIII
EL DON DE ENTENDIMIENTO
(Para leer el Sábados a las 4:00p.m. durante la vigilia de los Tres Días de Espera antes del Domingo de Pentecostés)

INTRODUCCIÓN:
Entendimiento es ese don del Espíritu Santo que nos capacita para comprender los misterios y doctrinas de nuestra santa religión. Si Dios proyecta conducir a un alma a la santidad, Él le da una luz interior y un profundo discernimiento de los Divinos misterios, por lo que está animada a servirle más perfectamente. La luz es el don de Entendimiento, a través del cual, personas sencillas a menudo tienen un profundo conocimiento de grandes misterios, por ejemplo, de la Santísima Trinidad, y la Encarnación – sobrepasando el entendimiento natural de hombres muy estudiosos, pero menos devotos.

Lectura / Meditación:
Colosenses 2, 6-10 y Juan 14, 21-26

El Don de Entendimiento
Meditación de Alexis Riaud – L’Action du Sain-Esprit dans nos ames
“Por el don de Conocimiento y de Consejo, el alma entregada a la acción del Espíritu Santo, juzga todas las cosas creadas como el mismo Jesús, el Hombre-Dios las juzga, es decir a la manera de Dios.”

“Allí tenemos el completo desarrollo del Espíritu de fe acerca de las cosas de este mundo. Esto presupone la muerte en el alma de todas las pasiones desordenadas, de cada afecto que no esta de
acuerdo con aquellos del Corazón de Jesús.”

“Cuando un alma está en esa condición, en la cual una tendencia a oscurecer la vista del alma ha desaparecido, y el alma está dispuesta a dejarse guiar de la manera más perfecta por el Divino Espíritu, es entonces que el noble don entra en acción: Entendimiento y Sabiduría.”

“Debemos evitar tomar el don de Entendimiento, que puede moldear la inteligencia, como la facultad espiritual de conocimiento, que distingue al hombre de la bestia.”

“Una persona puede poseer una inteligencia superior aunque no posea el don de Entendimiento para aumentar su inteligencia, o puede no permitir que ese don de Entendimiento actúe en ella.”

“Por el contrario, con frecuencia conocemos personas cuya inteligencia es muy corriente y poco desarrollada, pero que está maravillosamente animada por el don de entendimiento.”

“¿Qué queremos significar por el don de Entendimiento? Es una disposición sobrenatural de la mente, que nos habilita para tomar y penetrar profundamente, como por intuición, dentro de los misterios de nuestra Fe, o simplemente para captar el profundo significado de algunas Palabras pronunciadas por el Salvador, o palabras vertidas por cualquiera inspirado por el Espíritu Santo.”

“Hemos conocido por largo tiempo tales misterios. Hemos escuchado frecuentemente tales palabras – tal vez hemos meditado a menudo sobre ellas. Pero ahora golpean nuestra mente de una manera tan nueva, que nos parece que nunca las habíamos realmente entendido hasta este despertamiento.”

“Por ejemplo, bajo la influencia del don de Entendimiento, una persona ve tan claramente que Dios es Amor, y es nada más que Amor, que de ahí en adelante, nada sería capaz de hacer que esa
persona tenga ninguna duda sobre ese infinito e inmutable Amor. Es como si tuviera una evidencia inmediata de ello. Está llena de una luz vívida y deleitosa, y esa luz está acompañada por una felicidad, de cuya existencia el mundo es incapaz de sospechar”

“Santa Teresa de Ávila escribe (Autobiografía, Cap.27): ‘Dios pone en lo más íntimo del alma lo que Él quiere hacer conocer...se asemeja al caso de una persona que se encuentra poseyendo una ciencia aunque nunca hubiera aprendido a leer, nunca hubiera recibido ninguna instrucción, nunca hubiera estudiado nada, y es incapaz de decir de donde vino esa ciencia o conocimiento, porque nunca se molestó en aprender el alfabeto. El alma, enseguida, en un momento, ha llegado a ser erudita. El misterio de la Santísima Trinidad, y otras sublimes doctrinas se han vuelto claras para
esa persona, y está preparada para discutir sobre tales materias con cualquier teólogo y defender la verdad de esas sublimes realidades. La persona misma está perfectamente atónita por lo que ha llegado a conocer.”

“Ha sido claramente bajo la influencia de ese don, que Santa Teresita de Jesús escribió en su autobiografía esta profesión de fe en el amor de Dios por ella: ‘!Mi Jesús! Me parece que es imposible que Tú puedas llenar otra alma con más amor del que has vertido en mi alma.’ Y agrega más adelante: ‘Soy incapaz de concebir una inmensidad de amor más grande que la que te ha complacido concederme, sin ningún mérito de mi parte.”

“Asombrándose personalmente por la osadía manifestada en esas líneas que como que brotaron de su pluma, ella sintió que era necesario disculparse por lo que había dicho: ‘Madre mía, estoy perfectamente atónita por lo que acabo de escribir. No lo hice intencionadamente.’ Pero ella evitó cuidadosamente quitar nada del texto, porque eso expresaba exactamente su pensamiento. Sería incorrecto, sin embargo, creer que este don está reservado para almas llamadas a un alto grado de santidad.”

“Recuerdo haber administrado los sacramentos a una pobre mujer de ochenta años quien después me contó la historia de su vida. Ella conoció los tiempos en que niños de siete u ocho años, tenían que trabajar en fábricas. Ella misma había sido víctima de tal situación. No había recibido ninguna instrucción, ni secular ni religiosa. Sin embargo, conocía las verdades de la Fe, y sabía cómo rezar. Un funcionario a quien ella había servido como criada, le había enseñado a rezar. El Espíritu Santo había hecho el resto.”

“Esa luz en la mente no viene sin estar acompañada por una gracia proporcional para la voluntad. Un alma bendecida con tal luz, se siente como inflamada de amor por Dios. Y renunciaría gustosa a mil vidas, con tal de declarar su fe y su amor.”

Sta. Teresa de Ávila escribió: ‘Sólo tal gracia es suficiente para transformar un alma por completo. De ahí en adelante, se siente incapaz de amar nada fuera de Él, Quien sin ningún esfuerzo de parte del alma, la hace poseer tales bienes. Él le revela los más altos secretos y le manifiesta una ternura, un amor que las palabras humanas no pueden describir.”

“Un alma que está bajo la influencia de esa vida, florece, y puede permanecer en esa condición por muchos días. Le gustaría difundir su amor al mundo entero. No puede entender como los hombres pueden buscar la felicidad fuera de Dios, ve claramente que todo es vanidad, excepto servir y amar a Dios, sin restricciones ni reservas.”

“Está más allá de nuestro poder, procurar tales favores directamente para nosotros. Pero el Espíritu Santo ciertamente desea concedérnoslos, y podemos y debemos disponernos a recibirlos con la ayuda de Su gracia.”

“Prontamente entendemos que la primera condición que se requiere para el florecimiento de ese don de Entendimiento en nuestras almas, consiste en nuestro desapego de todos los afectos y placeres pecaminosos. San Pablo (1Corintios 2, 14) nos dice: ‘El hombre natural rechaza lo que enseña el Espíritu de Dios. Tal cosa es absurda para él, y es incapaz de entenderla.”

Además de eso, el alma debe estar dispuesta a entrar generosamente en el camino de la perfecta abnegación y total renuncia. Como Santa Teresa de Liseux cuando entró en el Carmelo, el alma debe estar preparada para aceptar ‘el pan diario de una amarga sequedad(espiritual,’ para aceptar toda otra clase de prueba que Dios desea enviar al alma, a fin de que tenga una devoción más
espiritual y más perfecta.”

 “Debe también esforzarse en ajustarse a sí misma a la buena voluntad de Dios, respecto a los más pequeños detalles, según el ejemplo de Teresa. Y como ella, debe estar animada con el inmenso deseo de responder perfectamente – y a cualquier costo – a los misericordiosos designios de Dios hacia ella.”

“Esa fidelidad presupone gran humildad, gran desconfianza en sí misma, e ilimitada confianza en la bondad divina; en otras palabras, ese espíritu de infancia espiritual que Santa Teresa de Liseux tan oportunamente recordaba para beneficio de los hombres.”

“Nuestro Salvador dice: ‘Les aseguro que si no cambian y vuelven a ser como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos.’(Mateo 18, 2-3). Y leemos en San Lucas(10, 21) ‘En ese mismo momento, Jesús movido por el Espíritu Santo, se estremeció de alegría y dijo: ‘Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios e inteligentes, y se las has mostrado a los pequeñitos.‘”

“Espíritu Santo, Espíritu de la Verdad, ayúdame a escuchar y a seguir todas Tus enseñanzas, y a ser fiel a todas Tus inspiraciones e indicaciones.”

“Espíritu de Vida, Fuerza y Luz, sé mi poder y mi vida. Tú me hablas en el silencio; hazme ser recogida. Tú desciendes a las almas humildes. Dame el espíritu cristiano de humildad. Enséñame a vivir animada por Tu Amor; enséñame a esparcir amor alrededor de mí.”


Oraciones de Intercesión.
El Don de Entendimiento.
1. Por la unidad entre la familia Cristiana:
Une todas las cosas en Cristo, oh Divino Espíritu de Dios. Derrama Tu don de Entendimiento sobre la familia Cristiana y capacítales para acoger el llamado de unidad del rebaño, por lo cual Jesús oró: “Padre, que ellos sean uno como Tú y Yo somos uno.” Te rogamos, Espíritu Santo.

2. Por las comunidades religiosas:
Renueva Tu don de Entendimiento entre los hombres y mujeres religiosas. Abre sus mentes para que entiendan claramente la vanidad de este mundo y acojan los valores de Tu Reino. Guárdalos en un único amor; que permanezcan en una única Verdad; y continúen dando el mismo Testimonio de Fe verdadera. Te rogamos, Espíritu Santo.

3. Por la unidad de las familias:
Derrama el don entendimiento mutuo entre las parejas. Permite que el santo don de Entendimiento les ayude a entender a qué los llama Dios a ser. Ven, oh Espíritu de amor, y reconstruye los hogares rotos. Sana las heridas de su amor, y aumenta el Fuego de Tu Amor en ellos. Te rogamos, Espíritu Santo.

4. Para la sanación de las mentes carnales entre los fieles:
Visita los corazones fieles con el don de Entendimiento, oh Divino Espíritu de Dios. Permite que la Luz de Tu Presencia cubra su intelecto y puedan ver las cosas de la manera del Cielo; para que vivan una vida inteligente y santa. Te rogamos, Espíritu Santo.

5. Por todos los que estamos esperando aquí:
Permite que Tu luz de Entendimiento brille sobre nosotros que estamos esperando por Ti, oh Divino Espíritu, para que podamos profundizar en los Divinos misterios. Renueva nuestros corazones con el santo don de Entendimiento y abre nuestro intelecto para entender el mensaje del Evangelio. Te rogamos, Espíritu Santo.

Oración final (por el sacerdote):
Ven, oh Bendito Espíritu de Entendimiento, ilumina todos los corazones con Tu Luz de Entendimiento, para que conozcan y crean en los misterios de salvación y vivan una vida inteligente para la salvación de sus almas. Esto te lo pedimos en el Nombre de Jesucristo, Nuestro Señor, que vive y reina Contigo y el Padre, Único Dios, ahora y por siempre. Amén.

CAPÍTULO IX
EL DON DE CONSEJO
(Para leer el Sábado a las 5:00 p.m. durante la vigilia de los “Tres Días de Espera” antes del Domingo de Pentecostés)

INTRODUCCIÓN:
Consejo es ese don del Espíritu Santo, que mueve el alma a escoger aquello que conduce más a la gloria de Dios y a la propia salvación. Por medio de este don, aprendemos la manera de agradar más a Dios. Siguiendo las inspiraciones del Espíritu Santo, recibimos verdadera paz interior, y consuelo espiritual. Este don es especialmente necesario para los superiores, cuyo deber es guiar a otros, cuando la prudencia natural no es suficiente.

Lectura / Meditación:
Tito 2, 1-15 y Juan 14, 15-20

El Don de Consejo
Meditación de Alexis Riaud – L’Action du Saint Esprit dans nos ames
“Leemos en la biografía del santo cura de Ars (San Juan María Vianney), que un sacerdote de la diócesis de Autumn, por mucho tiempo había buscado una solución a un problema muy difícil, por medio de la meditación personal, y consultando a otros; pero todo fue en vano. Así que fue a buscar consejo al santo Cura, y reportó: ‘fue como si una nube se hubiera repentinamente evaporado.’”

“El Padre Vianney solamente le dijo una palabra acerca de eso, pero nadie antes le había dicho esa sencilla y decisiva palabra. Él no la había encontrado en ningún tratado, y sin embargo, esa palabra le dio respuesta a todo. Le mostró una luz tan clara sobre el más oscuro punto de la cuestión, que el sacerdote, completamente satisfecho, no pudo menos que exclamar, diciéndose a sí mismo: ‘Hay Alguien que lo aconseja: ¡ese hombre tiene un Apuntador!

“Así que el sacerdote le preguntó al Padre Vianney: ‘¿Dónde estudió usted Teología?’ La respuesta del Padre Vianney fue simplemente un gesto; señaló a su prie-dieu. ‘ ‘Ese hombre tiene
un apuntador’; no podíamos encontrar una mejor expresión. Sí, el Cura de Ars tenía un Apuntador, uno Infalible, llamado el Espíritu Santo.”

“El biógrafo del Padre Vianney, buscando explicar el don admirable de discernimiento de ese cura, afirmaba correctamente que la certeza de su perspectiva- esa rectitud de juicio, no provenían de la natural perspicacia del pastor, ni de su primera educación, ni de sus estudios y razonamiento. ‘Él, el humilde sacerdote, parecía tener en cambio un criterio oculto pero infalible, una llave que abría las puertas más secretas y más vigiladas de los corazones de los hombres.’ Había algo que lo capacitaba para encontrar su camino hacia las conciencias...él descubría lo que era correcto, y qué era malo e inexacto”.

“Esta última observación nos podría ayudar a expresar lo que se les da a las almas por medio del don de Consejo, el cual capacita a una persona a discernir inmediatamente, algo así como instintivamente, que debe hacer o decir en cada circunstancia.”

“A esto se refería Nuestro Señor cuando le dijo a los Apóstoles: ‘Cuando los lleven ante las sinagogas, los jueces y las autoridades, no se preocupen pensando como se van a defender, o qué van a decir, porque el Espíritu Santo les enseñará en ese momento lo que hay que decir’.(Lucas 12, 11-12)”
“El don de Consejo es al don de Conocimiento, lo que el arte práctico de curar a los enfermos, es a la ciencia teórica de la medicina, o si prefiere, es al don de conocimiento lo que el arte de resolver casos concretos de conciencia es a la ciencia de la moral, que enseña los principios generales para resolver tales casos.”

“Por el don de conocimiento, el alma es entregada a la acción del Divino Espíritu, y adquiere una manera de valorar las cosas y los eventos de la tierra, de modo que espontáneamente y naturalmente como que juzga todas las cosas a la manera de Dios mismo.”

“Sin embargo, el don de conocimiento nos da solamente una valoración general de las cosas de la tierra. No nos dice qué es apropiado que hagamos, o que debemos evitar en casos particulares, tomando en cuenta todas las circunstancias, las cuales pueden modificar la bondad o la malicia moral de nuestros actos humanos libres. Nos perfecciona en la virtud de la fe, respecto a las cosas de esta vida.”

“El don de Consejo, por otro lado, está ordenado más bien a perfeccionar la virtud infusa de la Prudencia, la cual nos capacita para hacer aplicaciones apropiadas de principio generales. Si un alma actúa bajo la influencia de ese don de Consejo, inmediatamente e instintivamente como que sabe lo que debería ser hecho u omitido en su propia conducta o en la conducta de otros.”

“Esa idea clara y precisa acerca de qué debe ser hecho o evitado en dadas circunstancias, no es el resultado de estudios o meditación. Es una suerte de intuición en virtud de ese instinto sobrenatural impartido por el Don de Consejo. Es por eso que sucede frecuentemente, que aquellos que se aprovechan de ese don, son incapaces de dar razón por su manera de ver las cosas, mientras se sienten seguros de que están juzgando las cosas de acuerdo a la verdad.”

“Ese don de Consejo, evidentemente, es particularmente necesario para los directores y todos aquellos que ejercitan autoridad sobre su prójimo. Pero es no menos ventajoso a cada alma que desee responder plenamente a los misericordiosos designios de Dios a su alma, y ya en esta vida, para adquirir la santidad”.

“Entre los Santos de nuestro tiempo en los cuales ese don ha sido sobresaliente, ya hemos mencionado al Cura de Ars. Está entonces la Carmelita Teresa de Liseux. Siendo consciente de su impotencia infantil, ella lo esperaba todo el Espíritu Santo. Teresa nos dice:’ A menudo he notado que Jesús no quiere darme provisiones (para mañana). Él me alimenta a cada momento con comida nueva. Esto lo encuentro en mí, sin saber como llegó allí. Yo sencillamente creo que es el mismo Jesús, escondido en mi pobre y pequeño corazón, Quien actúa en mí de una manera misteriosa, y Quien me da la inspiración respecto a todo lo que Él quiere que yo haga en un momento particular.”

“Ella mostró una prudencia total desde el inicio mismo de su vida religiosa, y todas las monjas de su comunidad reconocieron esto. Su Superiora, la Madre Marie de Montague, escribió esto acerca
de eso: ‘Nunca hubiera considerado posible que una niña a la edad de quince años, podría poseer un juicio tan perfecto al inicio de su noviciado. No había nada que tuviéramos que decirle; todo era perfecto.”

“No hay duda que fue bajo la influencia de ese don, que ella aconsejó a una de sus novicias, que imitara, en su búsqueda de la santidad, la constancia de un niño muy pequeño, que siendo incapaz de dar el primer paso para subir unas escaleras, continúa sin embargo, levantando su pequeño pie, hasta que su madre, a quien quiere llegar él, baja y lo lleva a donde él desea ir.”

¿Acaso no fue el Espíritu Santo Quien enseñó a Teresa el caminito, totalmente nuevo y maravilloso, que miles de almas escogen seguir, alentadas por ella? ¿Y acaso no fue del Espíritu Santo de Quien aprendió a recordar apaciblemente a sus novicias, la necesidad de la virtud de la humildad y del renunciamiento a sus propios juicios? Ella les dijo: ‘Está mal que critiquen esto y aquello...como deseamos ser como niños pequeños, recordemos que los niños pequeños no saben lo que es mejor: ¡ellos creen que todo es bueno!’ Durante su última enfermedad, no solamente las novicias, sino las monjas mayores, venían a pedirle consejo, y todas se iban calmadas y confortadas.”

“Benditos sean aquellos que se dejan guiar de esa manera por el Divino Director de almas. Desafortunadamente, hay muy pocos que siguen esa dirección, tan pocos que progresan en el camino de la santidad. Y esto, a pesar del hecho de que todos han recibido ese divino don de Consejo, y de que el Espíritu Santo nada desea tanto como ver crecer este divino don en cada uno de nosotros. Debemos aprender, ayudados por la gracia ordinaria, a disponernos apropiadamente a fin de recibir la divina influencia del Espíritu Santo.”

“’Dios se inclina hacia los pequeños, y resiste a los soberbios’. Es por eso que los primeros medios de disponernos a sacar ventaja de las inspiraciones divinas, es desconfiar nuestro propio juicio, y desapegarnos de nuestra propia manera de ver las cosas.”

“Hay aquellos que lo juzgan todo; aprueban o condenan las cosas con una facilidad extraordinaria y pretensión. Nada escapa a su juicio. Las acciones de su prójimo, aún de sus superiores, están sujetas sus críticas inmisericordes. Parecen creen en esa condición, ¡no escuchando al Espíritu de Consejo!”

“¿Acaso no dice categóricamente Nuestro Señor: ‘No juzgues y no serás juzgado’?
“Se deseamos ser enseñados por el Espíritu Santo, el Divino Maestro de las Almas, enviado por el Padre y el Hijo, hagámonos dóciles, flexibles y pequeños. ‘Los niños pequeños no saben lo que es mejor; ellos lo encuentran todo bien.”

“Además de eso, tratemos de cumplir la Voluntad de Nuestro Padre Celestial en cada momento, siguiendo el ejemplo de Nuestro Divino Maestro. ¿No dijo el Rey David en un salmo: ‘Me he vuelto más prudente que los ancianos porque he buscado tu voluntad, oh mi Dios?”

“¿Por qué habría de rehusar el Espíritu Santo ayudar a las almas de buena voluntad, que se humillan a sus ojos y tienen un solo deseo: cumplir la Voluntad de Dios, ‘agradar a Jesús’ en todo, siguiendo el ejemplo de la pequeña Santa de Lisieux?”

“Apliquémonos devotamente a la práctica de esas dos virtudes, humildad y obediencia, en los más pequeños detalles, animados por el amor. Entonces, ciertamente nosotros también escucharemos la voz del Divino Consolador de nuestras almas, y Él nos conducirá rápidamente a la cima de la perfección.”

“El Cardenal Verdier nos ha dado una sencilla y corta oración, que podemos utilizar con gran ventaja:
‘Espíritu Santo, amor del Padre y del Hijo, inspírame siempre lo que debo pensar, lo que debo decir, lo que debo escribir, y cómo debo comportarme. Qué debo hacer para trabajar eficazmente para Tu gloria, para el bien de las almas, y por mi propia santificación.”

Oraciones de Intercesión.
1. Por los superiores y formadores:
Sé el Guía de los superiores y formadores, oh Espíritu Santo de Paz. Muéstrales la luz en tiempos de decisión y duda. Vence en ellos el mal del odio humano y la mente desviada. Que Tu santo don de Consejo fortalezca su voluntad para sobreponerse al respeto humano y la parcialidad. Te rogamos, Espíritu Santo.

2. Por los que buscan conocer su vocación:
Aclara las dudas en las mentes de todos que tienen dificultad en discernir su vocación, oh Divino Espíritu de Luz. Derrama en sus corazones tus santos dones de Consejo para capacitarlos a seguir Tu divina inspiración; y así recibir la verdadera paz interior y plenitud de vida. Te rogamos, Espíritu Santo.

3. Por los que están en momentos difíciles y en pruebas:
Sé Luz y Consejero a aquellos en momentos difíciles y en pruebas, oh Divino Espíritu de Dios. Guía sus mentes en el camino de la verdad; permite que sus corazones vean la esperanza de su salvación. Derrama sobre ellos el santo don de Consejo para que disciernan el mejor camino hacia la victoria. Te rogamos, Espíritu Santo.

4. Por las almas confundidas y desesperadas:
Derrama el agua de la esperanza en los corazones secos, y concede la paz a las mentes atribuladas, oh Consolador de los afligidos. Muestra el camino a las almas confundidas. Dales Tu don de Consejo para aumentar su fe. Aconseja los corazones desesperados y dales esperanza. Sé la esperanza de los desesperados, y la paz de los abatidos. Te rogamos, Espíritu Santo.

5. Por todos los que esperamos aquí:
Ven sobre nosotros, oh Divino Consolador. Bendice a Tu pueblo con Tu santo don de Consejo, y aumenta en nuestros corazones el poder de discernimiento. Haz brillar en nosotros la virtud de la prudencia, y dótanos con el sentido común sobrenatural. Que siempre nos inclinemos a lo que es bueno y nos conduce a la gloria de Dios y a nuestra salvación. Te rogamos, Espíritu Santo.

Oración final (por el sacerdote)
Ven, oh Bendito Espíritu de Consejo, sé el guía y la ayuda de los
corazones de los fieles en todos sus caminos, para que hagan lo
que es bueno en todo tiempo. Esto te lo pedimos en el Nombre
de Jesucristo, Nuestro Señor, que vive y reina Contigo y el Padre,
Único Dios, ahora y siempre. Amén.

CAPÍTULO X
EL DON DE SABIDURÍA
(Para leer el Sábado a las 6:00 p.m. durante la vigilia de los “Tres Días de Espera”, antes del Domingo de Pentecostés)

INTRODUCCIÓN:
La Sabiduría es el más alto y más privilegiado don del Espíritu Santo. Es como un desbordamiento de la Sabiduría increada. San Bernardo lo llama el don sobrenatural del Espíritu Santo, que nos hace conocer a Dios, y regocijarnos en amor perfecto. La Sabiduría no sólo ilumina la mente, sino que inflama el corazón con amor hacia Dios, nos da apetencia por las cosas divinas, y un ardiente deseo de los tesoros celestiales, especialmente un anhelo de poseer a Dios, y verlo cara a cara. Desapega nuestro corazón de los bienes de este mundo, y nos aparta de todo lo opuesto a nuestra meta final. A su luz, podemos ver más y más claramente la nada de las cosas creadas.

Lectura / Meditación:
Eclesiástico 4, 11-21 y Juan 16, 25-33

EL DON DE SABIDURÍA
(1Corintios 12, 8-16; Hechos 7, 10; Colosenses 1, :28; 3, 16)
Meditación de Alexis Riaud – L’Action du Saint-Esprit dans nos ames
“De todos los dones del Espíritu Santo, el más noble don, el más precioso, el cual debemos desear más ardientemente y por el que debemos orar más persistentemente, es el don de Sabiduría.”

“La Sagrada Escritura nunca se cansa de alabarlo. Allí existe una sabiduría puramente natural, y la historia nos revela que ha habido muchos ‘hombres sabios’. Pero aquí estamos hablando de una sabiduría más alta, una sabiduría sobrenatural, uno de los dones del Espíritu Santo.”

“San Pablo, especialmente en 1 Corintios 12, 1-11 trata sobre estos dones, y entre ellos menciona la Sabiduría (1 Corintios 12, 8). En 1 Corintios 2, 1-16, él afirma que predica con sabiduría sobrenatural: ‘Yo no vine a ustedes con una sabiduría particular, sino con el convincente poder del Espíritu. Por lo tanto, su fe no se basa en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios...lo que expresamos es la sabiduría de Dios, una sabiduría misteriosa, escondida, planeada por Dios antes de todos los tiempos...Dios nos ha revelado esta sabiduría a través del Espíritu...Nadie conoce qué hay en lo profundo de Dios, sino el Espíritu de Dios. Lo que hemos recibido no es el espíritu del mundo...Hablamos en palabras que nos ha enseñado el Espíritu...el hombre natural no acepta lo que el Espíritu de Dios enseña... El hombre espiritual puede valorarlo todo... Tenemos la mente de Cristo.’”

“Podríamos definir el don de Sabiduría, cuando hablamos de los dones del Espíritu Santo, como una disposición de nuestro intelecto, que lo inclina a estimar y gustar sólo de Dios, y todo lo que en alguna forma está conectado con la gloria de Su Nombre.”

“Santo Tomás de Aquino explicaba la Sapientia (sabiduría) como derivada de Sapida Scientia, que significa un conocimiento del cual podemos saborear y encontrar disfrutable.”

“Notemos que el don de Sabiduría tiene su asiento en nuestra mente, no en nuestra voluntad. Su objetivo, nos dice Santo Tomás, es Dios, y las cosas divinas primero que todo y principalmente; pero está también relacionado con las cosas de la tierra, tanto en el orden práctico como especulativo, pero con respecto a su relación con Dios.”

“El alma que está completamente sujeta y dócil a la acción ejercida por ese don, ya no siente placer por nada si no por Dios, y las cosas que le dan a Él gloria. Todo lo demás, placeres, honores, riquezas, los bienes de la tierra- aparecen a tal alma como cosas de poco valor, y encuentra fácil, y no requiere meditación para estar convencida que ‘todo es vanidad’, excepto amar a Dios, y servirlo solo a Él. A tal alma esto es como si fuera algo patente.”

“Tales personas dóciles, encuentran pesadas y molestas todas las cosas que le gustan a la gente mundana. Por el contrario, ellas aman y se aferran con toda la fuerza de su voluntad, a todo lo que es querido por Dios, aun cuando fuera repugnante al hombre natural.”

“El don de Sabiduría, como todas las virtudes y dones sobrenaturales, es infundido en el alma del recién bautizado, junto con la gracia santificante; y debe ser utilizado para beneficio del que lo posee. En los niños, manifiesta su acción por un precoz y particularmente fuerte gusto por todo lo que está relacionado con Dios y la religión. Esto no nos debe asombrar, ya que ‘El Señor le da sabiduría a los pequeños,’ y generalmente, un niño pone menos obstáculos en el camino de la acción del Espíritu Santo que las personas mayores.”

“Más adelante, el don de Sabiduría se muestra a sí mismo en ciertas almas de una manera aun más sensible. Por ejemplo, una persona experimenta un deleite inexpresable al contemplar a Jesús presente en el tabernáculo, o expuesto sobre el altar en el Sacramento de Su Amor.”

“El cura de Ars le preguntó a un hombre, que frecuentemente se arrodillaba o sentaba en la iglesia, con los ojos fijos en el Tabernáculo, qué estaba haciendo. Él replicó: ‘Yo lo miro, y Él me mira’. Él habló con su corazón, o algunas veces habló unas cuantas palabras, pero estaba lleno de amor en su contemplación del Divino Salvador, realmente presente. Tales personas a menudo experimentan un deleite que ‘no es de este mundo’. Y les cuesta mucho dejar su contemplación. Ellas repiten virtualmente lo que Pedro le dijo a Nuestro Señor, en la Transfiguración en el Monte
Tabor: ‘Señor, hagamos aquí unas tiendas...’”

 “Sin embargo, esas experiencias sensibles, aunque muy dulces y benéficas, son solo efectos y manifestaciones imperfectas del don de Sabiduría.”

“Cuando un alma ha madurado a través de las pruebas y el sufrimiento de la aridez espiritual, el don de Sabiduría actúa entonces de una manera mucho más espiritual. El intelecto entonces reconoce claramente que Dios lo es todo, que el hombre es nada. Como resultado de esto, hay una firme resolución en la voluntad de vivir solo para Dios, y soportarlo todo para Su gloria y para la llegada de Su reino en su propia alma.”

“Teresa de Ávila expresa esto muy bien: ‘Tal persona quiere superarse a sí misma, desea consumirse por su Dios, aun cuando se le pida pasar por grandes sufrimientos. Vive en un estado de profundo olvido de sus propios intereses, y parece estar vaciado de sí mismo. Todo en tal persona es por el honor de Dios, por un perfecto cumplimiento de Su Voluntad.”

“Benditos aquellos que han alcanzado ese grado de desapego y de auto-abnegación. Ellos pueden repetir con San Pablo: ‘Yo vivo, pero no soy yo quien vivo, es Cristo Quien vive en mí’ por Su
Espíritu.”

“Oh Espíritu de Sabiduría, dígnate encender el fuego de Tu amor en mi corazón, y haz que Tu Luz Divina eche afuera de mi mente la oscuridad. Que yo pueda estar aún más íntimamente unido, a través de Ti, a mi Salvador Jesucristo. Concédeme que siguiendo Su ejemplo, ¡ yo ya no aspire ni viva por nada que no sea la gloria del Padre! Amor del Padre y del Hijo, Fuego Divino, consume en mí todo lo que todavía se opone al Reino de la Divina Sabiduría. ¡Concédeme que pueda librarme de todo pensamiento equivocado, que ponga todas mis complacencias solamente en Dios y pueda así completar en mi alma todo lo que fue planeado por la Divina Misericordia!”

Oraciones de Intercesión.
El Don de Sabiduría
1. Por los líderes de la Iglesia:
Bendice a nuestro Papa, Obispos y clero, con Tu divino don de Sabiduría, oh Espíritu Santo. Que este don perfecto refuerce su fe, fortalezca su esperanza, perfecciones su caridad, y los impulse a practicar las virtudes al máximo grado, te rogamos, Espíritu Santo.

2. Por los líderes mundiales:
Cubre a nuestros líderes con Tu divina Sabiduría, oh Don de Dios Altísimo. Somete en ellos la falsa sabiduría del mundo y abre sus mentes a la confianza de la Ley de Dios. Inflama sus corazones con el amor a Dios, a través del fuego de Tu Sabiduría; y haz que atesoren poseer lo que es más valioso, es decir Dios, y el verlo cara a cara, te rogamos, Espíritu Santo.

3. Por los fieles cristianos:
Dota a la familia Cristiana con Tu santo don de Sabiduría. Permite que Tu Divina Luz, ilumine sus mentes, e inflame sus corazones con el amor a Dios. Que ardan en deseos por las cosas Celestiales y crezcan perfectamente en el Amor a Dios, te rogamos, Espíritu Santo.

4. Por todos los países en guerra:
¡Ven Espíritu de Sabiduría! Ven y sé la luz de mundo. Haz que todos los hombres conozcan el verdadero sentido de la existencia. Permite que todos los hombres valoren el don de la vida, y se despojen de toda soberbia y amor propio, que podrían iniciar la guerra en el mundo. Reconcilia a los hombres entre sí; y hazlos comprender que son una única familia- un pueblo de Dios; y una nación para Dios, es decir, la Tierra. Derrama Tu don de Sabiduría sobre los hombres, para que se logre la paz y el fin de las guerras, te rogamos, Espíritu Santo.

5. Por todos los que estamos esperando aquí:
¡Ven Divino Espíritu de Sabiduría! Ven y llena los corazones de los fieles que estamos esperando por Ti. Derrama sobre nosotros el don de la Sabiduría. Que apreciemos la Cruz de Cristo, y podamos ver con los ojos de la Sabiduría, el valor que tiene el camino estrecho. Mantén la Ley de Dios viva y activa en nuestros corazones. Guíanos a la verdad completa, te rogamos, Espíritu Santo.

Oración final (por el sacerdote):
Ven, oh Bendito Espíritu de Sabiduría, ven con Tu luz y poder. Ilumina a todas las almas para que puedan ver el poder y la belleza de Tu santa Ley. Enseña a todos los corazones a amar Tu Ley y vivir por ella. Esto te lo pedimos en el Nombre de Jesucristo, Nuestro Señor, que vive y reina Contigo y el Padre, Único Dios, ahora y por siempre. Amén

CAPÍTULO XI
LOS FRUTOS
DEL ESPÍRITU SANTO
(Para leer y meditar durante la vigilia de los “Tres Días de Espera” a las 10:00 a.m. del Sábado (Amor y Alegría a través de Longanimidad) y a las 7:00 p.m. del Sábado (Bondad y
Benignidad al final de este capítulo).

LOS FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO
Meditación de Alexis Riaud – L’Action du Saint Esprit dans nos ames

AMOR Y ALEGRÍA
“Si el Espíritu Santo ha puesto en nosotros la maravillosa disposición, es decir, las virtudes y los dones, es con el fin de que demos mucho fruto, de acuerdo con las enseñanzas de Jesús a Sus discípulos: ‘Mi Padre encuentra su gloria en esto: que ustedes produzcan mucho fruto...’(Juan 15, 8). ‘Ustedes no me escogieron a Mí. Soy Yo quien los escogí a ustedes, y los he puesto para que
vayan y produzcan fruto, y ese fruto permanezca...’(Juan 15, 16). ‘Cada árbol que no da buen fruto será cortado y echado al fuego.’ (Mateo 3, 10, 7:19). ‘Mi Padre es el Viñador. Él corta toda rama que no produce fruto’(Juan 15, 2).”

“Esto muestra cuán equivocados están los que piensan que la perfección Cristiana consiste solamente en no pecar, en no hacer nada incorrecto. Nos hemos convertido en miembros vivos de la Vid Mística, por la gracia del Bautismo. Así que estamos llamados a dar frutos para la vida eterna.”

“La primera condición para lograr ese propósito es morir a nosotros mismos, mortificando nuestro amor propio egoísta, y toda tendencia descontrolada: ‘El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo...’(Mateo 16, 24). Después de eso, él debe permanecer en  Cristo, Quien es la Vid Mística, como un miembro vivo, una rama llena de vida: ‘El que permanece en Mí, da mucho
fruto...’ (Juan 15, 4-5).”

“Y habrá frutos en abundancia y más sabrosos, en las ramas que se dejan ser podadas y limpiadas por el Divino Viñador, esto es, aceptando generosa y amorosamente, todas las pruebas y humillaciones que el Señor permite que tengan. (Juan 15, 2)” “¿Pero cuáles son estos frutos, que el Divino Viñador tanto desea recoger de Su viña?”

“En su Carta a los Gálatas, San Pablo menciona estos frutos así: ‘Los frutos del Espíritu Santo son: amor, alegría, paz, paciencia, longanimidad (paciencia en el sufrimiento), bondad, benevolencia (buen corazón, caridad hacia los necesitados), mansedumbre (docilidad, humildad), fidelidad (lealtad, honestidad, o veracidad), modestia, templanza (moderación, continencia), y castidad.’ (Gálatas 5, 22). Esto significa, de acuerdo a Santo Tomás, el Doctor angélico, todas las buenas obras que hacen un alma agradable a Dios.”

Amor
“El primer fruto del Espíritu Santo, es un inmenso amor por el Padre, por Jesús, y por el Espíritu Santo. Es un amor no necesariamente sentido, pero intensamente querido. De hecho, el amor en una persona fervorosa, es mucho más intenso cuando es menos sentido y menos sentimental, (sino más bien un acto de la mente y la voluntad).”

“Esto no sorprende, porque el Espíritu Santo es amor sustancial, que une al Padre con el Hijo, amor del Padre hacia el Hijo, y amor del Hijo hacia el Padre.”

“Por medio del Bautismo, hemos sido hecho miembros del Cuerpo de Cristo; hemos llegado a ser uno con Cristo, el Hijo de Dios, en Él, con Él, y por Él; por lo tanto, herederos del Padre con Él.”

“Cuán grandemente lo glorificamos por ese amor que es completamente libre de “sensibilidad”, y por lo tanto no contiene ninguna referencia a uno mismo. Ese fruto es delicioso al Corazón del Padre, porque es muy santificador para nuestras almas.”

“Si entendemos esto apropiadamente, lejos de desear consuelos y dulzuras sensibles, bendeciríamos al Señor por permitirnos caminar por los caminos de la aridez y sequedad espiritual.”

“Este fruto incomparable, trae consigo otro más. No podemos amar a Dios verdaderamente, sin amar a nuestro prójimo. San Juan nos dice explícita y fuertemente: ‘Él que dice: yo amo a Dios, y odia a su hermano, es un mentiroso. ¿Cómo puede amar a Dios a quien no ve, si no ama a su hermano a quien ve?’ (1Juan 4, 20).”

“¿Cuál es la razón para esa imposibilidad? Somos uno en Cristo, somos en cierto sentido, Cristo mismo, de acuerdo a la fuerte expresión de San Agustín (Ipse sumus nos). Por lo tanto, no amar al prójimo, no amar a nuestros hermanos, es equivalente a no amar a Cristo: y entonces, no amamos al Padre, ni al Espíritu Santo.”

“Es por eso que Él quiere que nos amemos los unos a los otros como El mismo nos ha amado; esto es, con el amor con que Él ama a su Padre – un amor inmenso y profundo. Esto lo enfatiza Nuestro Señor, llamándolo ‘Mi precepto..Mi nuevo mandamiento’ (Juan 13, 34). Y El añade: ‘Es por esta señal que serán reconocidos como Mis discípulos’. (Juan 13, 35).”

“Esto, entonces es algo fundamental, que debemos vivir y recordar constantemente: debemos amarnos unos a otros con un amor de buena voluntad, que es puro, santo, como el de Cristo, animado por Su Espíritu Santo de amor. Tal vez seamos incapaces de gustar de todos: pero podemos tener la voluntad de alegrarnos de las cosas verdaderamente buenas que encontramos en nuestro prójimo. Cuando vemos el mal en nuestro prójimo, pecados e imperfecciones, debemos mirarlo como lo hizo Cristo, el buen Samaritano, el compasivo Buen Pastor.”

 “¿Acaso no hubiéramos tomado el mismo camino del mal que nuestro prójimo, si hubiéramos crecido en las mismas circunstancias que ocasionaron la maldad que encontramos en él? Cristo murió por todos, y gritó: ‘Padre, perdónalos..”

“Ese entonces, es el primer fruto que el divino Viñador espera cosechar de Su viña, el cual el Espíritu Santo, al calor de Su amor, hará que madure en nosotros, que somos las ramas. El segundo fruto, nos dice San Pablo, es la Alegría.”

Alegría
“Alegría es la satisfacción que sentimos cuando nuestra voluntad está colmada y descansa en la posesión de la cosa o persona amada. Un niño está lleno de alegría cuando se le da el juguete que había deseado.”

“Nuestro Padre Celestial quiere que la rama de Su Viña Mística produzca este fruto que es particularmente deseado por Su Corazón. Ese Padre amoroso y misericordioso, quiere que la alegría también more en los corazones de Sus hijos. No hemos sido creados para la tristeza, y cuando Su Hijo vino al mundo a través del Espíritu Santo y María, Él no trajo noticias de gran pesar. San Pablo, también, nos trae noticias de gran alegría y nos pide: ‘Alégrense en el Señor siempre; les repito: alégrense.’ (Filipenses 4. 4) y como dice el himno, ‘...Alégrense siempre en el
Señor, les digo: Alégrense.”

“Nuestra alegría sobre la Tierra es siempre imperfecta. La alegría y la felicidad perfectas, están reservadas para el Cielo. Juan en el libro del Apocalipsis, escuchó (y vio) el signo bendito (de la victoria de Cristo sobre la bestia y los reyes de la Tierra); alegrémonos y estemos contentos, y démosle a Él gloria. (Apocalipsis 19, 20).”

“Pero ya en esta Tierra debemos estar alegres. Se ha dicho mucho que un santo triste es un triste santo. Los pesares son inevitables en este mundo nuestro, el cual ha sido descrito como un valle de lágrimas...pero estas penas no quitan la verdadera alegría Cristiana, que solo se madura por las ellas, y adquiere un valor especial a los ojos de Dios.”

“La hermana carmelita, María Angélica de Jesús, escribió poco antes de su muerte santa, en 1919: ‘Me parece que Jesús ha hecho mi alma un alma alegre... Esto no significa que no la exprima con
gran sufrimiento...pero soy feliz en medio del sufrimiento. El buen Dios, me hace encontrar la felicidad por doquier. Es verdad que esta alegría sólo viene de Él.”

“Sin embargo, ella no esperaba pasivamente para recibir esta gracia Celestial: ‘ Yo trato de estar siempre sonriente, porque sé que cada sonrisa que sea contraria a nuestra natural inclinación, está en maravillosa armonía con los deseos del Corazón de Jesús.”

“Santa Teresa de Liseux había escrito un tiempo antes que ella: ‘He encontrado felicidad y alegría en la Tierra –sí, felicidad y alegría – pero solamente en el sufrimiento, porque he sufrido mucho.”
“Eso nos demuestra que no es cuestión de alegría sensible, o meros sentimientos de alegría. Los sentidos por sí mismos, no pueden experimentar todo el gozo espiritual, que como una caridad sobrenatural, reside en la voluntad. La alegría de la que estamos tratando aquí, es un reposo de la voluntad, cuando un alma posee a Dios a través de la fe, y en un amor que es inmenso, purísimo y profundo, y como hemos dicho antes, es mucho más intenso cuando es menos sentido, menos ‘sentimental’.”

“Como ha escrito San Juan de la Cruz – la contraparte de Santa Teresa de Ávila: ‘El hombre verdaderamente espiritual, busca a Dios en la aflicción y no en los deleites. Él prefiere el sufrimiento a la consolación, la privación de todo lo que es bueno a los placeres, aridez y aflicciones a dulces comunicaciones del Cielo, porque se da cuenta que esto significa seguir a Cristo y practicar la renuncia a sí mismo’, (Subida, pp 144-145)”.

“Regocijarse durante las pruebas, sonreír en medio del sufrimiento – como fue hecho por Teresa – cantar en el corazón, cantar siempre y aún más melódicamente cuando las espinas son más largas y más punzantes, ni siquiera revelar la propia tristeza a compañeros: y hacer todo esto – no por orgullo – sino animados por el amor, a fin de poder ofrecer a Jesús y a Su Padre, una florecita insignificante, que exhala un delicioso perfume, es el objetivo de un alma consagrada. Unimos esto (el sufrimiento) con el amor, el fruto que el Viñador desea recoger de las ramas de la Vid Mística, el cual solamente el Espíritu Santo es capaz de producir en nosotros.”

“Es claro, por supuesto, que tal amor y tal alegría presuponen en el alma el Espíritu de Sabiduría, y el Espíritu de Entendimiento, de Conocimiento y el Espíritu de Fortaleza, Espíritu de Piedad, y de Temor de Dios.”
“Es por esto que debemos rogar al Espíritu Santo que tome aún más completamente nuestra alma, todas nuestras facultades, todo nuestro ser, para que vivamos solamente como movidos por Su inspiración divina, y seamos capaces de dar fruto abundante, para la mayor gloria de Dios.”

“Espíritu Santo, Dios de Amor, que fortaleces y alegras las almas de Tus hijos, en Tu infinita misericordia, concédenos que seamos las ramas más fructíferas, para que después de glorificar al Padre y al Hijo en este mundo con una vida santa, podamos, a través de Ti, seguir alabándolos por siempre, junto con María, los Ángeles y Santos. Amén”.

Paz
“El amor y la alegría, que son los primeros frutos del Espíritu Santo, traen consigo una inefable e inalterable Paz, que es el tercero de los frutos del Espíritu Santo mencionados por San Pablo en su carta a los Gálatas (5, 22-23). Esta es la clase de paz que el Apóstol desea tan ardientemente para los primeros Cristianos: ‘Que la paz de Cristo reine en vuestros corazones.’ (Colosenses 3, 15).”
“Consideremos entonces la naturaleza de esa paz y su importancia, lo mismo que los medios a nuestro alcance para encontrarla y conservarla en nuestras almas.”
“Paz significa tranquilidad; pero debemos estar en guardia para no concluir que cualquier clase de tranquilidad constituye verdadera paz. Porque existe una falsa tranquilidad, una engañosa semejanza de seguridad; está la falsa paz de que habla la Escritura, la paz de pecadores empedernidos, que ya no sienten el dolor del remordimiento; ‘ la paz de los pecadores’ (Salmo 73); ellos dicen:
‘paz, paz, y ellos no conocen la verdadera paz’ (Jeremías 8, 11). Esa
clase de paz, a menudo cubre una multitud de miserias, ‘ellos a tan grandes males, les dan el nombre de paz’. (Sabiduría 14, 22).”

“Esa falsa paz se parece a la impresión experimentada algunas veces por gente que está muriendo, y que produce en ellos la ilusión que están en vías de recuperación, cuando en realidad, ese bienestar momentáneo es solamente el inicio de la muerte, y el resultado de la insensibilidad que afecta más y más a todo el organismo.”

“Que Dios nos libre de esa clase de paz, que podría gustar a nuestro amor propio, pero que es tan peligrosa para las almas.
 El Venerable Libermann lo expresó muy bien cuando escribió: ‘No hay desgracia mayor que ser un desgraciado y no sospecharlo siquiera.’”

“Esa falsa paz es la paz del desorden, como la paz que existe en una familia en la cual los padres ceden a todos los caprichos de sus hijos, y siguen la ‘regla’ de la total permisividad, bajo el pretexto de que entonces ‘tienen paz’. Es como permitir que ladrones y asesinos operen libremente en una ciudad, bajo el pretexto de que, en una democracia, ‘ a todo el mundo se le debe permitir hacer lo que quiera’. ‘ ¡A tal y tan gran mal, llaman paz!’ (Tot et tam magna mala pacem appellant). Es acerca de esa falsa paz del mundo que Jesús dijo: ‘ No he venido a traer paz a la tierra, sino la espada.’ (Mateo 10, 34).”
“La verdadera paz, por el contrario, es la ‘tranquilidad del orden’ como bien la definió San Agustín. Es verdadera tranquilidad, porque hay orden; existe la apropiada disposición de todas las cosas, en vista de obtener un buen fin. Cristo, Nuestra Señora, innumerables Santos, tuvieron esa clase de orden y tranquilidad, ¡esa clase de paz! (Un santo declaró: ‘el orden es la primera regla del Cielo’. Sin él, no hay paz).”
 “La verdadera paz es como el bienestar que resulta de un organismo
que disfruta de perfecta salud, como la tranquilidad que reina en una familia en la cual los hijos son enteramente obedientes a sus
padres, los cuales a su vez, llevan una vida ejemplar.”
“Esa verdadera paz requiere de un elemento duplicado: un elemento negativo – la ausencia de dificultades, que es exactamente lo opuesto a la paz, y un elemento positivo – la quietud de la voluntad, que disfruta la posesión estable de bien deseado.”
“Este es precisamente el estado del alma que está totalmente entregada, completamente rendida a la acción del Espíritu Santo, porque ¿qué hay que podría preocupar o perturbar un alma así?”
“Alguien podría decir: ‘¿Acaso Cristo no estuvo perturbado durante Su agonía en el Huerto?’ Jesús había aceptado experimentar el sufrimiento y los pesares humanos, pero nunca perdió Su Paz: ‘No lo que Yo quiera, sino lo que Tú quieras; y dijo a los Apóstoles: ‘Vámos’ – y sobre la Cruz, Él permaneció sin perturbarse, en lo profundo de Su Voluntad.
Él lleno de paz, perdonó al buen ladrón, y pidió perdón para todos. Por último, en el tiempo que Él escogió, entregó Su Espíritu”.
“Así que volvemos a preguntar: ¿Qué puede inquietar a un alma que está totalmente entregada a la acción de Espíritu Santo?
¿Enfermedades? ¿Dolencias? Tal persona sabe que todo lo que es permitido por el Infinitamente Amoroso Padre Celestial, puede y debe servir para Su gloria, y puede servir para el bienestar eterno del sufriente.”
“¿Muerte? La muerte puede ser aceptada con amor, como lo hicieron Santa Teresa de Lisieux y otros incontables Cristianos.
No es el fin de la vida, pero puede ser el inicio de una vida bendita una vida que disfrutan ahora innumerables Santos en el Cielo”.
Así que podemos enfrentar la muerte devotamente, con valor cristiano, como lo hizo Cristo.”
“¿Humillaciones? No hay duda que pueden ser muy dolorosas. Teresa de Lisieux, como Teresa de Ávila, aprendieron que las humillaciones son las gracias más preciosas que el Salvador concede a las almas queridas por Él.
Las sintieron agudamente, pero, al mismo tiempo, según el ejemplo de San Pablo, se llenaron de gozo porque la aceptación de las humillaciones era un medio maravilloso de profesar su fidelidad a Jesús.
Ella recordaba las palabras del Salvador: ‘Dichosos ustedes cuando por causa Mía, los maldigan, los persigan y les levanten toda clase de calumnias. Alégrense y muéstrense contentos, porque será grande la recompensa que recibirán en el cielo. Pues bien saben que así trataron a los profetas que hubo antes que ustedes.’ (Mateo 5, 11-12).”

“Esto fue lo que Teresa de Ávila aprendió tan bien a descubrir y valorar como una maravillosa fuente de gozo.”
“¿Qué sucedía con la sequedad, aridez, distracciones y toda clase de tentaciones, que venían a asaltar a la ‘pequeña flor’ en su vida interior? Ella también, como la Santa de Ávila, bajo la influencia del don de conocimiento, llegó a entender, con San Juan de la Cruz, que el sufrimiento era mejor para ella que la consolación, la amargura mejor que el deleite, la privación mejor que el disfrute, la sequedad y la desolación preferibles a las comunicaciones con el Cielo.”
“ La pequeña Teresa quería cantar acerca de esa gozosa preferencia,
cantar acerca de ella siempre, y cantar más melodiosamente cuando las espinas eran más largas y más dolorosas.
Las almas devotas como ella, como San Pablo, y como innumerables almas ya benditas en el Cielo, desean poner toda su alegría en el sufrimiento sobrellevado en ese Espíritu de Cristo. Están muy gozas porque (juntas) pueden dar a luz en el dolor, a numerosas esposas del Divino Esposo.”
“Tales almas, ni siquiera se preguntan si esa aridez y desolación les fueron concedidas como castigo por sus infidelidades.
Como la pequeña Teresa, ellas quieren regocijarse en su sufrimiento, y
en algún caso, hacer reparación, si fuera necesario, por su propia negligencia, o por lo menos para contribuir, en unión con Jesús, a la mayor gloria del Padre, y la salvación del mundo.”
“En otras palabras, nada puede perturbar a un alma verdadera y totalmente entregada al Espíritu Santo. Las pruebas pueden indudablemente, producir una cierta agitación superficial, pero
tal perturbación es para el alma, una ocasión para humillarse a sí misma, para gustar de su debilidad, y muy profundamente en sí misma, tal alma disfruta de una profunda paz, que nada puede cambiar: ‘la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento.’ (Filipenses 4, 7)”.

“Tal alma se da cuenta de que posee al único Dios, con el cual está totalmente vinculada. Sabe que posee a Dios, y sabe que es amada por Él, ‘aún hasta la locura’, y está lista para exclamar con San Pablo: ‘¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Las pruebas o las angustias, la persecución o el hambre, la falta de ropa, los peligros o la espada? Como ya lo dice la Escritura: por Tu causa nos arrastran continuamente a la muerte; nos tratan como ovejas destinadas a la matanza. No, en todo esto, triunfaremos por la fuerza del que nos amó. Estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles...ni criatura alguna, podrá apartarnos del amor de Dios, que encontramos en Cristo Jesús, Nuestro Señor.’
(Romanos 8, 35-39)”
“Tal alma está llena de paz cuando está totalmente entregada a Él, que es el centro de todas las cosas, y tiene solamente un temor: el temor de ofender a un Padre tan bueno. Posee un completo orden. ¿Cómo sería posible para un alma así, no disfrutar de tranquilidad, la cual necesariamente surge de una apropiada disposición en relación a Dios y a las creaturas? ¿Cómo sería posible no tener una verdadera y profunda paz?”
“!Inmensurable es la felicidad que disfruta un alma que experimenta esa paz interior, que es un gozo anticipado de la eterna y celestial paz!
“Es esa clase de paz la que Nuestro Señor deseaba para Sus ndiscípulos al final del día perfecto de Su Resurrección, cuando dijo: ‘ ¡La paz esté con vosotros! El había dicho antes: ‘Mi paz esté con vosotros’: ¡Qué diferente es la paz de Cristo, de la que los mundanos tratan de dar!”

“Esa es la clase de paz que la Sagrada Escritura nos pide buscar
constantemente: ‘Busca la paz, anda tras ella’ (Salmo 34, 14).”

“Esa era la paz que los ángeles anunciaron cuando cantaron en Belén, y que los Apóstoles Pedro y Pablo constantemente deseaban a los fieles al principio de sus cartas: ‘Gracia y paz a ustedes de parte de Dios Nuestro Padre, y de Nuestro Señor Jesucristo’ (Filipenses
1, 2). Después de todo, esa paz es esa condición necesaria para que florezca perfectamente en nosotros la gracia.”
“Esto lo sabe muy bien el demonio. Es por eso que busca perturbar las almas por todos los medios posibles, particularmente las de aquellos consagrados a Dios. Ese es el propósito inmediato de sus esfuerzos.

Un alma perturbada, se inclina a ceder a la tristeza y a centrarse en sí misma. Esto le impide desdoblarse bajo el sol del Amor Divino, y por consiguiente, le impide glorificar a Dios como debería.”

“Un gran medio de sobreponerse a las perturbaciones y derrotar al demonio, es revelar esta condición con toda humildad, al confesor. Esto sirve para remover lo que está impidiendo que las ramas fructifiquen. Este es un medio muy eficaz, porque desagrada al demonio, que es el espíritu de la soberbia: y más eficazmente remueve los obstáculos que hay en el camino de la obra del Espíritu Santo en las almas.”

“Finalmente, la paz se fortalecerá hasta el punto que nos aplicaremos con más fidelidad a la menor de las inspiraciones de la gracia, y estaremos más ansiosos por cumplir lo que agrada a Dios en los más pequeños detalles. ‘Mucha paz a aquellos que aman Tu Ley,’ el Salmista nos hace cantar (Salmo 119, 165).”
“La paz es el fruto de la santidad y del temor filial: ‘Las obras virtuosas traerán paz’ (Salmo 37. 37). ¡Bendita el alma fervorosa! ‘Yo descenderé sobre ella como un río de paz’ (Isaías 66, 12)”.

“Espíritu Santo, Dios de Amor y Paz, yo te adoro a Ti, presente en mi
corazón, y te imploro establezcas Tu Paz en mí; la Paz que Jesús tan
amorosamente deseaba a Sus Apóstoles después de Su Resurrección;
la Paz que es la condición para la vida en intimidad con Cristo y con
el Padre; la condición que es también la culminación de tu acción
santificadora en las almas”.
“Te ruego, Espíritu Santo, a través de la intercesión del Inmaculado
Corazón de María, Tu Santísima Esposa y Reina de la Paz, que me concedas humildad de corazón, y perfecta fidelidad a Tu santas
inspiraciones, a fin de que después de experimentar Tu Divina Paz en
este mundo, yo pueda, a través de Ti, disfrutarla completamente por toda la eternidad en el Cielo. Amén.”

PACIENCIA Y LONGANIMIDAD
“Hemos tratado con los frutos de amor, alegría y paz: son el efecto de bienes inefables, que son el resultado en el alma, de los dones del Espíritu Santo. En la vida actual sobre la Tierra, sin embargo, somos incapaces de disfrutar – al menos por largo tiempo y de una manera estable – de una felicidad que podría llamarse perfecta.”

“Esta vida es un tiempo de prueba, y nuestra alma debe ser probada a través del sufrimiento, como el oro se prueba en el fuego. Nuestro Señor, aunque era la santidad personificada, había escogido una vida que, de acuerdo al autor de la Imitación de Cristo, era totalmente cruz y martirio. El quería animarnos con Su ejemplo, a aceptar con amor la prueba de la vida presente. Él no quiso eximir de eso ni aún a Su Santa Madre, a quien llamamos a veces, Madre Dolorosa, por la misma razón.”
“Es por eso que San Pablo menciona entre los dones del Espíritu Santo, la paciencia, o soportar pacientemente, y la longanimidad, que hacen al alma actuar apropiadamente bajo la adversidad.”

Paciencia
“La paciencia con la que tratamos aquí, es una virtud sobrenatural, que nos hace soportar sufrimientos físicos y morales con ecuanimidad (compostura), por amor a Dios y en unión con Nuestro Señor.”

 “El Padre Tanquerey ha dicho bien: ‘Todos sufrimos lo suficiente para hacernos capaces de ser santos, pero el problema yace en saber como aceptar y abrazar el sufrimiento como deberíamos hacer. Muchos se quejan cuando sufren, algunos reniegan y algunas veces incluso maldicen a la Divina Providencia’. La razón es que no entienden el bien, las bendiciones que pueden ocasionar el sufrimiento. Son incapaces de sufrir con paciencia.
¡Qué contraste con San Juan de la Cruz, o el Venerable Libermann, que sufrieron la mayor parte de sus vidas, y millones de otros que habían escogido seguir al sufriente Salvador!”
“Es por eso que San Pablo nos exhorta constantemente a practicar esa virtud: ‘Revístanse a sí mismos...con paciencia.’ (Colosenses 3, 12-13). Leemos también en Hebreos 10, 36: ‘Necesitan paciencia para cumplir la voluntad de Dios.’ Y Nuestro Señor insistentemente urgía a los Apóstoles a practicarla.”
“El objetivo de esa virtud, como hemos dicho, son los sufrimientos físicos y morales: sufrimientos físicos que vienen de enfermedades,
debilidad, accidentes...sufrimientos morales, que a menudo son más dolorosos, y en almas fervorosas, son ocasionalmente ocasionados – entre otras cosas- por la vista de sus propias faltas y defectos, que reaparecen constantemente a pesar de sus bellas resoluciones.”

“Estoy hablando aquí de faltas en almas fervorosas, cometidas sin
completa deliberación. Porque con la ayuda de la Divina Gracia, es siempre posible para ellas evitar las faltas completamente deliberadas, y estas, por supuesto, son evitadas por tales almas.
¿Por qué le sería rehusada esa gracia a tal alma, cuando Dios desea
tan ardientemente nuestra santificación? Respecto a nuestras faltas por debilidad, de las cuales nos gustaría librarnos, el Padre Celestial algunas veces nos deja experimentar nuestra debilidad por largo tiempo, aun por toda la vida. A pesar de nuestra oración, nuestras resoluciones, nuestra redoblada vigilancia, y después nde algunos éxitos temporales, nos encontramos que volvemos a estar como al principio. Un alma fervorosa se siente más dolida a la vista de su inhabilidad para sobreponerse a su debilidad, porque se da cuenta de que su prójimo está sufriendo a causa
de sus imperfecciones. Es entonces que puede ser tentada a quejarse, a refunfuñar contra la Providencia, a ceder a sus feas inclinaciones; bajo el pretexto de que es inútil, y que el ideal que se había propuesto a sí misma es inalcanzable.”

“Es en ese momento que el alma debe recordar la comparación con el niño pequeño de que hablaba Sta. Teresa del Niño Jesús.
Sin apenas poder sostenerse en sus piernecitas, el niño trata sin
embargo de subir las escaleras para alcanzar a su madre, cuando ni es capaz de alcanzar el primer peldaño.”

“El alma, iluminada por los dones de Conocimiento, Entendimiento y Consejo, sabe que es absolutamente impotente, a menos que el Divino Espíritu venga en su ayuda. El Espíritu Santo de ninguna manera se asombra al contemplar los esfuerzos.”
“Por otro lado, el alma sabe que es la Voluntad de Jesús y de su Padre Celestial, que aún en esta vida, debe alcanzar la cima de la santidad y que es únicamente a través de la acción del Divino Espíritu que conseguirá su objetivo. Sabe que el Espíritu Santo no fallará en cumplir en ella su obra santificadora, tan pronto como el alma esta dispuesta a dejarse mover por El; y eso es a través de una más clara consciencia de su impotencia y su miseria, de su inhabilidad de hacer algo por sí misma, que se debe disponer apropiadamente a recibir esa acción Divina.”
“Por eso es que tal alma ya no se asombra cuando ve la aparente inutilidad de sus esfuerzos. Pero persevera en la lucha, y continuará con esos esfuerzos mientras le plazca a Dios no remover su debilidad. Se siente segura de que vendrá el tiempo cuando el Padre Celestial, en Su Divina Misericordia, la librará para siempre de su enfermedad espiritual. Mientras tanto, como Santa Juana de Arco, luchará generosamente, a pesar de derrotas temporales, firmemente convencida de que triunfará al final, a través de la bondad de Dios.”
“En cuanto a los motivos que hacen que las almas soporten el
sufrimiento con ecuanimidad, esto es, sin amarguras hacia Dios
o alguien más, ellos son totalmente sobrenaturales y dignos de
aprobación por el Espíritu Santo que examina estas almas.”
“El alma se somete, no solamente porque es necesario resignarse
y porque rebelarse sería irrazonable – un motivo que es bueno,
pero pertenece al orden natural; ni se somete únicamente a fin
de expiar sus faltas y merecer el Cielo- un motivo que es más
espiritual, aunque interesado. Más bien esa alma acepta su suerte,
su condición, movida –aunque no únicamente- por el amor. Está
contenta porque Nuestro Señor se digna utilizarla como humanite
de surcroit (una humanidad sobrante), para usar las palabras
de Isabel de la Trinidad, o como la ‘quinta rueda de un vagón.’
Como lo expresa un proverbio flamenco: ‘El alma sufriente está
contenta, porque Nuestro Señor aparentemente desea continuaren
esa alma, en ese cuerpo, en ese corazón- Su obra redentora para
gloria de Su Padre y para la salvación de numerosas almas.”
“Como San Pablo, el alma se regocija porque ha sido llamada ‘a
completar lo que falta a los sufrimientos de Cristo, por Su Cuerpo,
la Iglesia.’ (Colosenses 1, 24).”
“Es un hecho que Jesús continúa viviendo en la Tierra, en los
miembros de la Iglesia que fundó, a la cual tenemos el indecible
privilegio de pertenecer. Sus méritos son nuestros méritos,
porque Sus sufrimientos, Su amor, y Su perfecta obediencia han
llegado a ser posesión nuestra. Así mismo nuestros sufrimientos
son también Suyos, y a través de ellos, Él no cesa de glorificar a
Su Padre, y traer la salvación a los hombres.”
“!Qué consuelo para un alma fervorosa, darse cuenta de que es
Jesús Quien sufre en ella, Quien es humillado en ella, Quien es
tentado por Satanás, como Él mismo fue tentado en el desierto
y durante Su Pasión! Cuando se tiene eso en la mente, todas
las pruebas, las que sean- aún las más humillantes- se vuelven
atractivas y deseables, no por sí mismas, naturalmente, sino
porque son para nosotros una ocasión de participar en la Pasión
de Nuestro Salvador.”
“Como lo expresó Santa Teresa de Lisieux: ‘Benditos los corazones
puros, ellos son frecuentemente envueltos en espinas, ellos son...
favoritos’. Con San Pablo, Santa Teresa y otros incontables santos,
nos dejan devotamente aprender a apreciar el incomparable valor
y fecundidad del sufrimiento en toda forma. Lejos de molestarnos
por eso, démosle, con la ayuda de la gracia de Dios, la bienvenida
con gozo espiritual, y aún con una sonrisa, como lo hizo Teresa,
y como habló el venerable Libermann de su ‘amada enfermedad’
(epilepsia)”.

Longanimidad
“Lo que hemos dicho sobre la paciencia, podemos decirlo hasta
cierto punto también sobre la longanimidad. La longanimidad, de
acuerdo a Santo Tomás de Aquino, es la virtud sobrenatural que
nos hace esperar por la realización en nosotros de los designios
de misericordia y santificación de Dios con respecto a nuestras
almas, con ecuanimidad, es decir, sin quejas ni amargura.”
“Un alma que ha sido iluminada por el Espíritu Santo, no tiene
dudas acerca de los designios misericordiosos de Dios para ella.
Sabe que Dios quiere que sea ‘una Santa, y una gran Santa.’
Frecuentemente recuerda las palabras de Cristo a los Apóstoles:
‘Sed perfectos como vuestro Padre Celestial es perfecto.”
“El alma sabe que Dios no desea más que completar en ella Sus
infinitamente misericordiosos designios. Allí tenemos la obra del
Espíritu Santo, del Padre y del Hijo. El papel del alma es esperar
contra toda esperanza. Es esforzarse perseverantemente para
lograr la perfección a la que ha sido llamada, sin esperar alcanzar
la meta confiando solamente en sus propios esfuerzos. Pero se da
cuenta que en sus intentos desea solamente complacer al Padre
Celestial, manifestarle a Él su buena voluntad, y su ardiente deseo
de responder apropiadamente a sus amorosos designios que ya
hay en su vida; y espera pacíficamente la hora de Dios”.
“A tal alma no le importa ser repetidamente infructuosa. Ella
sabe que la hora de Dios llegará y que entonces el Espíritu Santo
llevará a cabo lo que años de aplicación y lucha fueron incapaces
de conseguir.”
“La longanimidad aparece a nosotros, por lo tanto, como la flor, como el total florecimiento de la virtud de esperanza en un
alma que se ha rendido totalmente al Espíritu Santo. Siente una
seguridad, una certeza, de que a través de la misericordia de Dios,
todos Sus designios respecto a ella, serán cumplidos en el tiempo
previsto por Él. Tal alma, a causa de esa certeza, disfruta de paz,
la cual nada podrá turbar.”
“Aquí, una vez más, estamos en la presencia del ‘Caminito’ de
Santa Teresa del Niño Jesús. Esto es normal, porque es un caminito
inspirado por el Espíritu Santo, Quien no puede contradecirse a
Sí mismo.”
Sigamos entonces ese camino con confianza y perfecto abandono
infantil a Dios. No permitamos que las fallas, las dificultades nos
depriman. Descansando en las promesas Divinas, luchemos con
valentía, sintiendo la certeza de que seremos victoriosos en el
tiempo designado por la Divina Providencia.”
“Espíritu Santo, concédenos esa paciencia y longanimidad que son
tan necesarias para nosotros durante las pruebas de esta vida. Y
después de concedernos las gracias para entender mejor nuestra
pobreza y nuestra nada, dígnate llevar a cabo en nuestras almas los
designios de la misericordia de Dios para nosotros, para gloria de la
Santísima Trinidad y por toda la eternidad. Amén.”

BONDAD Y BENIGNIDAD
“Hemos enumerado los frutos del Espíritu Santo, que perfeccionan
al alma en sí misma. El Apóstol ahora trata con aquellos que
nos disponen apropiadamente respecto a nuestro prójimo y a la
fidelidad. (Gálatas 5, 22)”,

Bondad
“La bondad, de la cual nos habla San Pablo aquí, es una disposición
sobrenatural de la voluntad, que nos inclina a querer toda suerte
de bien para los otros.”
“El alma que está enteramente entregada a la acción de los
dones del Espíritu Santo, y particularmente a la acción de los
dones de Entendimiento, de Sabiduría y de Piedad, sabe que es
infinitamente amada por el Padre, en Cristo Su Hijo, de quienes
es miembro por la gracia del Espíritu Santo. Sabe, también, que es
amada en el mismo Jesucristo, por la Virgen María, por los Ángeles
y por los Santos del Cielo, lo mismo que por todas las almas que
están unidas a Cristo en la unidad del Espíritu Santo.”
“En correspondencia, en virtud de la acción del mismo Espíritu,
también ama, en Jesús y en el Padre, a Jesús mismo, a la Santísima
Virgen y a los elegidos, y todas las almas que están unidas a Cristo
por la gracia, o pueden estar unidas a Él.”
“Tal alma está algo así como completamente inmersa en amor y
rebosa con puro amor a Dios y al prójimo. Bajo la influencia del
Subsistente Amor, es decir: el Espíritu Santo, se ha vuelto amor, y
nada más que amor. Así como un pedazo de carbón o una barra
de hierro, que eran negras y frías, se vuelven calientes y radiantes
cuando se sumergen en el fuego, así el alma que es arrojada al
horno del Amor, es decir, el Espíritu Santo, llega a ser como ese
Divino Espíritu.”
“!Bendita, ciertamente, el alma que es así transformada por el
Divino Amor! Tal alma se ha convertido en amante; ama con
un amor profundo y enteramente sobrenatural, que la inclina
a desear el bien para sus hermanos- el bien espiritual para sus
almas. Y por esto, tal alma estaría dispuesta, como Jesús mismo lo
estuvo, a derramar toda su sangre, a entregar mil vidas.”
“Tal alma está ahora libre de aquellos feos y vergonzosos
sentimientos llamados envidia y celos. Una amarga tristeza
y una especie de angustia, invaden el corazón de una persona
envidiosa, a la vista del bien que poseen otros, de las ventajas con
las cuales han sido favorecidos. Por otro lado, experimenta un
malvado placer cuando otros pierden ciertos bienes de los cuales
él mismo está privado.”
“Un alma que está totalmente entregada al Divino Espíritu, desea
solamente la gloria de Dios. A cuenta de eso, no puede sentir
tristeza, excepto en cuanto a lo que puede ser un obstáculo a la
llegada del Reino de Dios, el objetivo de todas sus aspiraciones.
Se alegra con aquellos que se alegran, y llora con aquellos que
lloran”.
“Si la envidia ha sido llamada el pecado de los pobres, de aquellos
que no tienen las ventajas que tienen otros, los celos pueden tal
vez ser llamados el pecado de los ricos, de aquellos que poseen
las cosas y desean ser los únicos poseedores y no toleran rivales
ni competencia. Una persona celosa es alguien que siempre teme
ser suplantada por otro.”
“Las personas son celosas de la estima y el afecto de otros, porque
ellos querrían que esa estima y ese afecto se les diera solamente
a ellos. Cuando escuchan a alguien hablando bien acerca de la
persona de quien están celosos, se sienten impulsados a decir lo
contrario, a menospreciarla, a disminuir sus cualidades, a resaltar
sus faltas. Ellos hasta los calumniarían, atribuyendo malas
intenciones y defectos que esas personas no tienen.”
“¿Quién puede contar los desacuerdos, aún los crímenes
cometidos, tanto en el pasado como en nuestros días, a través
de la envidia y los celos? ¿No fue a través de la envidia que el
enemigo provocó la caída de nuestros primeros padres, y las
malas consecuencias para la raza humana? ¿No fue a través de la
envidia que Caín mató a Abel, y que los hermanos de José fueron
llevados a cometer fratricidio? ¿No fue a causa de los celos que los
Fariseos y los Escribas deseaban la muerte de Nuestro Señor?”
“Si un alma Cristiana, que se ha hecho esclava de estas malas
pasiones no comete tales excesos, ¿cuántas muchas faltas no
cometerá sin embargo, contra la virtud de la caridad, que es
tan particularmente querida al Corazón de Jesús? Estas son las
semillas de cardos y espinas que evitan que la buena semilla se
desarrolle y de fruto en las almas.”
“Un alma que está totalmente entregada al Espíritu Santo,
precisamente porque ya no estima nada que no sea el amor Divino,
y desea sólo la gloria de Dios y la venida de Su Reino en las almas,
está protegida contra todas esas malas tendencias. Ella ama todo
lo que Dios ama, y desde que el Padre ama a todas las almas con el
amor con el cual Él ama a Su único Hijo, esa alma igualmente ama
a todos los hombres con un afecto tal como Cristo, y tiene como
supremo deseo que todas las otras almas respondan totalmente a
su santa vocación, y cumplan los designios eternos de Dios para
ellas. ‘La caridad no es celosa.’ (1Corintios 13, 4).”
“Olvidándose de su propia gloria y sus propias ventajas, tal alma
desea y busca solamente la gloria de Dios. Acepta que otros hayan
recibido más que ella, y que sean llamados a un más alto grado de
gloria. Las primeras peticiones del Padrenuestro resumen todas
las aspiraciones del corazón de tal persona.”
“Esto es porque tal alma está perfectamente centrada en Dios;
todo tiende hacia Dios. Es por eso que disfruta de una profunda
paz, y su corazón está rebosante de verdadera caridad, que es
como la caridad que anima el Corazón de Jesús. Ella, por lo tanto,
de todo corazón e incesantemente, repite para todas las almas
sin excepción—‘!Padre, venga a nosotros Tu Reino, hágase Tu
voluntad (en todo y en todos) en la Tierra como en el Cielo!”.

Benignidad
“No es suficiente desear lo que es bueno para los otros. El
amor genuino es eficaz; se traduce en actos. La benignidad es
precisamente la disposición del corazón que inclina a la persona
a hacer el bien a los otros.”
“El alma que está verdaderamente movida por el Espíritu Santo, y
totalmente entregada a El, vive solo para Dios. Por lo tanto tiene
un solo afán: contribuir por todos los medios a su disposición a la
venida del Reino de Dios en el mundo y en cada alma.”
“!Es por eso que hay que cuidar de no hacer nada que pudiera,
de alguna manera, impedir la acción de la gracia en las almas y
alejarlas de su destino y fin fundamental! Por el contrario, hay que
cuidar de no perder ninguna oportunidad de elevar los corazones
de los hombres, y dirigirlos hacia Dios! porque Dios es su todo!
Les alegra cuando encuentran un alma que está totalmente
consagrada a Dios, o cuando pueden hacer algo para traer de
vuelta al Buen Pastor, a una oveja que estaba descarriada.”

“Hace uso de una delicadeza extrema, especialmente hacia los
que son imperfectos, porque a través del don de Conocimiento,
reconoce que son miembros heridos del Cuerpo Místico de Cristo.
Es muy cuidadosa de no decir ni hacer nada que pudiera agravar
la enfermedad espiritual de tal persona, y la hace volver al favor
Cristiano, para la mayor gloria de Dios”.
“Estando totalmente entregada a la acción del don de Piedad,
vigila con cuidado sobre sus propios pensamientos, porque no
quiere de ninguna manera hacer juicios sobre su prójimo. Cubre
la debilidad de tales personas como con un manto, y rehúsa
concentrar su atención en sus faltas. ‘La caridad no piensa mal’
(de otros). Igualmente, en vez de ‘alegrarse de lo que está mal en
otros, se alegra con la verdad’(1Corintios 13, 5-6).
 “Santa Teresa de Ávila dice algo similar en su Camino de Perfección
(Cap. 42): ‘Aquellos que verdaderamente aman a Dios, aman
todo lo que es bueno, desean todo lo que es bueno, alaban todo lo
que es bueno, y siempre se unen a aquellos que son buenos, para
sostenerlos y defenderlos. Tienen afecto sólo por la verdad y por
las cosas que merecen ser amadas.”
“Si vigilan sus pensamientos y los sentimientos de su corazón,
son aún más cuidadosos en evitar cualquier palabra que pudiera
herir a su prójimo, y todo acto que pudiera ser desventajoso para
el prójimo.”
“¿Quién puede decirnos cuán grande es el mal que se extiende
entre los hombres, causado por palabras con insinuaciones
traicioneras? Ellas se parecen a las flechas envenenadas que
entran profundamente en los corazones de los que las escuchan.
Cuando se dice después, que son infundadas, que no es verdad,
que seguramente es una exageración, algo del veneno permanece.
La confianza se ha debilitado. La duda ha entrado como un
gusano en una bella fruta, y poco a poco llevará a cabo su labor
destructora.”
“!Cuántas discordias en hogares, en ciudades, en naciones,
entre naciones, pueden trazar su origen en tales insinuaciones
pérfidas! Cuántas guerras crueles, cortas o prolongadas, han sido
preparadas y se han vuelto inevitables por lo que Santiago (3, 5-
8) escribió: ‘La lengua es algo pequeño, pero que puede mucho.
Basta una llama pequeña para incendiar un bosque inmenso. La
lengua también es un fuego. Es un mundo de maldad nuestra
lengua; mancha a toda la persona, y comunica el fuego del
infierno a toda nuestra vida. Animales salvajes y pájaros, reptiles
y animales marinos de toda clase, son y han sido dominados por
el hombre. La lengua, por el contrario, nadie puede dominarla: es
un látigo incansable, lleno de mortal veneno’”.
“Lo que el hombre no puede hacer por su propio poder, el Espíritu
Santo lo lleva a cabo en él, por los dones de Consejo y Fortaleza.
Pero esto requiere que la persona lo deje actuar en ella, sin ofrecer
resistencia a la acción santificadora del Espíritu. El único obstáculo
en el camino de esa acción divina en nosotros, es nuestro orgullo
– amor propio desenfrenado.
En consecuencia, mientras más nos apliquemos a la propia
abnegación, mejor dispuestos estaremos para recibir la actividad
de Dios en nosotros, y ser perfeccionados por ella.”
“Espíritu Santo, a través de Quien vienen a nosotros todas las
gracias, inflama bondadosamente nuestros corazones con el amor
divino. Haznos ser todo para todos. Haz que nos alegremos con los
que están llenos de alegría. Haz que nos lamentemos con los que
lloran. Que seamos fieles en este mundo al precepto de amor del
Divino Maestro, y merezcamos disfrutar con Él, el amor del Padre
por toda la eternidad. Amén.”

MANSEDUMBRE Y FIDELIDAD
“Cuando San Pablo describe el amor perfecto o caridad, (1
Corintios 13, 4-13) que por lo tanto, presupone el total florecimiento
de la acción del Espíritu Santo, él no se contenta con decir que ‘es
bueno’. Esa no es ni siquiera la primera cualidad que San Pablo
reconoce en él. Quiere que sea sobre todo, ‘paciente’. Ser paciente
significa estar dispuesto a sobrellevar la vida presente, tanto
físicamente como moralmente. Es por eso que el Apóstol también
pone la paciencia entre los frutos del Espíritu Santo, antes que la
bondad y benignidad”.
“Sin embargo, es más bien en relación con el alma en sí, y como una
condición para su paz interior y su perfecto desarrollo en el amor,
que San Pablo considera la paciencia. Porque es indispensable
para nosotros sobrellevar todas las pruebas, sean las que fueren,
vengan de afuera o de dentro de nosotros mismos.”
“Esa paciencia, naturalmente, está acompañada de delicadeza y
mansedumbre hacia aquellos que nos rodean. Es por eso que el
Apóstol menciona después de la bondad y benignidad, los frutos
de mansedumbre y fidelidad.”

Las madres
“Nos damos cuenta de que cuando alguna cosa o persona actúa
de manera contraria a nuestros deseos, estamos inclinados a
manifestar nuestro descontento externamente, con gestos bruscos
y a veces violentos. Miren a los niños que todavía están en la cuna.
Cuando están enojados arrojan al suelo lo que esté a su alcance.
Cuando son mayores y son heridos por una piedra o una silla,
ellos instintivamente quieren vengarse, golpeando o pateando
estos objetos.”
“Las madres, algunas veces, bajo el pretexto de acallar el llanto de
sus pequeños hijos, los animan también golpeando la ‘mala’ silla
o piedra. Ellas harían mejor, si enseñaran a sus hijos a reconocer
su propia falta, en vez de culpar a otros. Este es el camino de
entrenar a los pequeños en humildad, esto es, en la verdad. La
persona mayor permanece sujeta a esa tendencia que la impulsa
durante la adversidad, a irritarse con las cosas y las personas.”
“La mansedumbre de la cual habla aquí San Pablo, y que
coloca entre los frutos del Espíritu Santo, tiene precisamente
como propósito, disponer nuestra voluntad para soportar las
contrariedades con delicadeza y sin enojo, esto es, sin manifestar
impaciencia o agitación: ‘El amor no se deja llevar por la ira’
(1Corintios 13, 5). Un alma totalmente entregada a la acción del
Espíritu Santo, ha aprendido a practicar esa bella e importantísima
virtud social.”
“Cuando es frustrada, lo siente intensamente, aún más que
un alma que es menos perfecta, porque su propia bondad y
mansedumbre la hace más sensitiva a lo que es desordenado o
innecesario. Piensen en esa clase de sensibilidad en Teresa de
Ávila; en vez de ceder a la irritación, un alma perfecta se humilla
ante Dios, y a la luz de los dones de Conocimiento, Consejo y
Piedad, reconoce rápidamente que esa prueba viene de Dios,
Nuestro Padre Celestial, Quien es infinitamente bueno y amoroso,
Quien utiliza a las criaturas para cortarlas y pulirlas, para que
sean menos indignas de ser sus Hijas; por tanto, más pacíficas,
y regocijadas en Su Voluntad, porque el Dios sabio es tan bueno
con ellas.”
“Estudia las vidas de los santos, y podrás llegar a ver que tales
almas se vuelven más y más mansas y delicadas hacia su prójimo
en proporción a ser más contradichas. Tales almas experimentan
la necesidad de orar más por aquellos que las hacen sufrir. Son
impulsadas a mostrar una atención más respetuosa y amorosa
hacia ellas, porque aman a esas personas mucho en Jesús, y
temen causarles el menor dolor a través de un comportamiento
desagradable, al cual son inclinadas por su naturaleza.”
“!Cuán agradable es un alma así al Corazón de Jesús, y cuánto
contribuye a extender el Reino de Dios! Tarde o temprano, se
ganará los corazones: ‘Bienaventurados los mansos’ dice Jesús,
‘porque ellos heredarán la tierra.’(Mateo 5, 5)”.
“ Que el Divino Espíritu nos llene con ese Espíritu de Mansedumbre,
tan sobresaliente en nuestro Divino Maestro, Quien no quiere que
aplastemos la caña doblada”.
Fidelidad
“A la mansedumbre, apacibilidad y delicadeza, que son tan
preciosas para la preservación de la armonía en la vida comunitaria,
San Pablo añade la Fidelidad. ¿Qué significa fidelidad? Santo
Tomás ve en ella, la virtud que inclina nuestra voluntad a dar al
prójimo todo lo que le corresponde, y en toda forma. Significa,
por lo tanto, justicia perfecta – justicia en su lograda perfección”.
“¿Qué le debemos a nuestro prójimo? Todos nuestros deberes
hacia él, dice San Pablo, están resumidos en una palabra: Amarlo:
‘Quien ama a su prójimo, ha cumplido la ley’ (Romanos 13, 8).
‘Ayúdense mutuamente a llevar sus cargas, y así cumplirán la ley
de Cristo’ (Gálatas 6, 2). ‘Por encima de todo tengan amor, que lo
une todo, y todo lo hace perfecto’(Colosenses 3, 14).”
“Debemos aprender a amar, como Jesús nos ha amado y continúa
amándonos, con un amor misericordioso, es decir con un amor
gratuito y anticipado, que no espera que sea merecido por el
beneficiario. Seguramente no hay mérito en amar a aquellos que
nos aman, y a los que son amables. Los malos también sienten esa
clase de amor.”
“Debemos amar con un amor de buena voluntad, que se alegra
de todas las cosas buenas, naturales o sobrenaturales que
existen en los otros. Y también con un amor compasivo, que se
siente apesadumbrado por el mal que descubre en el prójimo,
especialmente por la desgracia de las almas que no se dan cuenta
cuan miserable es su condición: ‘Siento compasión por esa
multitud’, dijo Jesús.”
“Debemos amar también con un amor efectivo, un amor que nos
urge a olvidar las negligencias y ofensas que hemos sufrido por
parte de otros. Debemos buscar por todos los medios, fortalecer
los vínculos de caridad fraterna cuando han sido debilitados por
nosotros o por los otros. No esperemos que los otros den el primer
paso. Más bien debemos apresurarnos a tomar la iniciativa por
amor a Dios y sin prestar atención a nuestro amor propio.”
“Es solamente bajo esas condiciones, que practicaremos la justicia
perfectamente con nuestro prójimo, porque según el precepto
de Cristo, estamos obligados a amarlo ‘como Yo también los he
amado’.”
“Cuán dulce y suave sería nuestra vida en compañía de otros,
si cada uno amase a los otros con ese amor misericordioso,
anticipado, gratuito, benevolente y compasivo- un amor tanto
afectivo como efectivo- que nos debemos los unos a los otros en
virtud de la Voluntad de Cristo (y mandamiento).”
“El alma que está totalmente entregada a la acción del Espíritu
Santo, practica ese perfecto amor y caridad espontáneamente, y
como si fuera algo natural. Por lo tanto, un alma así, es una fuente
de alegría para todas las personas que están en contacto con ella.
Es un ‘alma gozosa’. Irradia la alegría de Cristo, siguiendo el
ejemplo de María, a quien la Iglesia nos invita a invocar como
‘Causa de nuestra alegría’. Allí tenemos una alegría que es
pura y santa, una alegría que no es disipación, sino el fruto del
recogimiento y del verdadero amor, el fruto de un alma llena de
la Paz Divina, porque vive sólo para Dios, a través de Jesús y Su Divino Espíritu.”

“Espíritu Santo, que ordenas todas las cosas con fuerza y suavidad, dígnate derramar Tu Espíritu de Mansedumbre y Caridad en nuestros corazones, para que habiendo muerto a nuestro yo egoísta y a todo lo que es pasajero, y deseando solamente la gloria de Dios y la salvación de nuestros hermanos en Cristo, vivamos en adelante solo de acuerdo a Tus santas inspiraciones, siguiendo el ejemplo de Jesús y María, para la mayor gloria del Padre. Amén”

Modestia
“San Pablo, después de mencionar los frutos del Espíritu Santo que afectan al alma en sí misma y en sus relaciones con los demás, enumera aquellos frutos que perfeccionan el alma en relación con sí misma, esto es con relación a sus pasiones. Estos frutos son llamados: modestia, continencia y castidad. Diremos algunas palabras respecto a ellos.”

“La Modestia, como la mansedumbre que hemos examinado anteriormente, es una virtud humilde, una virtud que el mundo desprecia, pero que es muy querida al Corazón de Jesús. Sin ella, el alma permanece imperfecta, por muy grandes que sean las cosas que emprenda para la gloria de Dios.”

“La modestia, la que se menciona aquí por San Pablo, esa modestia que existe en un alma cristiana totalmente entregada a la acción de los dones del Espíritu Santo, y particularmente los dones de Conocimiento y Consejo – es una disposición sobrenatural del alma por la cual ésta se inclina a mantener una apropiada sujeción en todo y así evitar caer en excesos contrarios.”

“Sabemos que estamos inclinados a caer en excesos. Esto es una consecuencia y una manifestación de la falta de balance interior causado en nosotros por el pecado original.”

“¿Qué vemos en el mundo? Vemos a aquellos que son violentos o débiles, avaros o pródigos, taciturnos o locuaces, tímidos o presuntuosos, personas decaídas por la tristeza y otros excesivamente exuberantes, personas agitadas y otras indolentes, apasionadas o apáticas; unos que nos asustan por su apresuramiento, y otros que nos exasperan por su lentitud.”

“Así, vamos de un exceso a otro, y algunas veces, al librarnos de un defecto, caemos en el defecto opuesto, porque es difícil mantener el justo medio, que constituye una virtud en su perfecto desarrollo.”

“Es precisamente la modestia, como se entiende aquí, la que nos enseña a mantener ese justo medio- la correcta medida en todas las cosas- como nuestro Divino Señor y también nuestra Bendita Madre la mantendrían si estuvieran en lugar nuestro. Es por eso que la modestia es algo así como la virtud de las otras virtudes; es su perfección; es lo que las hace perfectas en su orden particular. Y es por eso que logra su completo desarrollo solamente en las almas perfectas.”

“Veamos entonces cómo debería ejercer su influencia en todos los campos de nuestras actividades interiores y exteriores.”

“La modestia, un fruto del Espíritu Santo en nosotros, primero que todo, nos inclinará a tener una apropiada valoración de nuestros talentos naturales y sobrenaturales, sin disminuirlos ni exagerarlos. Estos talentos nos los ha confiado Dios, para Su gloria y para el bien de todo el Cuerpo Místico. Se nos pide utilizarlos para ese doble propósito, y hasta donde la Divina Providencia quiera usar de nosotros.”

“Después de todo, no debemos nunca olvidar que Dios Todopoderoso necesita siempre de nuestra ayuda. Pero, sea cual fuera la obra a la que Él quiera asociarnos, y el papel que Él quiere que representemos en el mundo, debemos siempre recordar que sencillamente ‘sólo hicimos lo que debíamos hacer’(Lucas 17, 10).”

“La modestia también moderará nuestra curiosidad, nuestro afán de saber las cosas. Porque existe una curiosidad buena, pero también hay una curiosidad inútil y otra indiscreta, una curiosidad peligrosa, y que a menudo es fatal para la vida del alma.”

“Sepamos como evitar todas las lecturas inútiles, y por cierto aún más, todas las lecturas que podrían ser dañinas para nuestra alma. Aun respecto a obras que tratan de doctrina espiritual, no
tendamos a leer un sinnúmero de libros. Cuando encontremos un libro que corresponde a las necesidades de nuestra alma, leámoslo pausadamente, sin prisas; meditemos en él, y releamos
a menudo, para que absorbamos sus enseñanzas, las asimilemos y vivamos según ellas.”

“Santa Teresa de Liseux nos dice que cuando ella estaba aún en el mundo y era muy joven, su vida espiritual se nutría de la más pura harina contenida en La Imitación de Cristo. Fue el único libro beneficioso para ella. Por eso era su compañero constante.”

“Seamos modestos en nuestros juicios. Debemos desconfiar de nuestro afán de juzgar, de criticarlo todo, lo cual es la causa de tantos conflictos en la sociedad. Evitemos tomar el papel de jueces de nuestros hermanos. ‘No juzguen y no serán juzgados’ es una enseñanza fundamental de Jesús, Nuestro Señor. No juzguemos a nadie, bien sea lo que es bueno o malo para él, a menos que estemos obligados a hacerlo a cuenta de la autoridad que tengamos que ejercer a este respecto. Pero aún entonces, hagámoslo con temor y temblor, desconfiando de nuestra manera de ver las cosas, que podrían no estar de acuerdo con el juicio de Dios.”

 “A fin de evitar juicios impropios, no permitamos a nuestra mente deambular por todas partes, y examinar la conducta de otros, especialmente la de superiores. ¡Cuánto más sencillo y sobrenatural para nosotros sería ver en aquellos que nos rodean, los instrumentos de la misericordia de Dios hacia nosotros! Aun cuando esos instrumentos fueran defectuosos a la vista de Dios, sin embargo, siguen siendo los instrumentos de los designios misericordiosos de Dios hacia nosotros.”
“Aquí tenemos la humildad de mente, una verdadera y profunda humildad que hace tan fácil el obedecer, aún cuando esa obediencia sea hacia autoridades paganas, y mucho más hacia aquellos que a pesar de sus imperfecciones, no tienen mayor deseo sino que el Reino de Dios sea completamente establecido en nuestras almas.”
“Nuestra tendencia innata al orgullo, como consecuencia del pecado original, nos tienta a buscar los primeros puestos, y todo lo que es más admirado por los hombres, aun después del ejemplo puesto por los Apóstoles, justo antes de la Pasión de Nuestro Salvador! La modestia también nos impulsa a sublimar nuestro deseo de grandezas en el mundo, hasta poder deponer tales grandezas siguiendo el ejemplo de Cristo, nuestra Cabeza, a fin de aferrarnos solamente al placer del Padre.”

“¿Qué importancia tiene el estar aquí o allí, o en ejercer esta o esa función? ¡Tampoco ambicionemos obtener el mejor lugar en  el Cielo! Nuestro único deseo debería ser hacer la Voluntad de Dios en cada momento, glorificarlo a Él ahora y a través de la eternidad, de acuerdo a lo le agrada a Él.”

“La modestia, un precioso fruto del Espíritu Santo, también nos inclinará a conformar todos los afectos de nuestro corazón con los afectos del Corazón de Jesús, y para ese propósito, hacer que nuestra sensibilidad y nuestra imaginación practiquen la moderación. ‘La moderación, lo mismo que la paciencia’....!qué bien practicaba esto tan fundamental Santa Teresa de Ávila, y cuán elocuentemente proclamaba su importancia a sus Carmelitas!”.

 “Bendita el alma que siguiendo el ejemplo del Hijo, ama sólo al Padre, y todas las otras personas y cosas solamente en Él, con Él y por Él, y se aplica con todo amor a los deberes de cada momento presente, moderando cuidadosamente la imaginación y la memoria, rehusando volver inútilmente al pasado, y dejando de preocuparse por el futuro. ¡Esto significa moderación y modestia!”
“La perfecta moderación es un regulador de todos los movimientos de nuestra alma. Pero su acción tiende también a la actividad externa, al apropiado uso de los ojos, los oídos, la lengua, nuestro comportamiento, nuestros gestos, nuestra manera de tratar a las personas y cosas, respecto a uso de la comida y el descanso, ropa y adornos, juegos y entretenimiento. Modera todas estas
actividades externas, y cuida al alma que posee ese precioso fruto del Espíritu Santo, previniendo los excesos de un lado o del otro. Así, en todas las circunstancias, demanda el uso de la razón, pero de la manera de conducirse que encontraríamos en Nuestro Señor mismo, o Su Santa Madre, si estuvieran en nuestra situación. No hay, por lo tanto ni negligencia ni disputa, sino en todas las cosas, la perfecta medida, el justo medio es preservado.”

“Es evidente que esta perfección que admiramos en los santos, está más allá de los poderes de la naturaleza humana por sí sola. Lo que se requiere es la continua asistencia del Espíritu Santo. Es por eso que debemos repetir una vez más: la única manera de obtener esa perfección, es entregarnos totalmente a la acción del Espíritu Santo, y hacernos más y más pequeños y humildes. Porque es reconociendo con humildad nuestra pequeñez y miseria, que combatimos contra el orgullo, y nos disponemos a la acción del Espíritu Santo en nuestras almas.”

“Espíritu Santo, Dios de Verdad y Amor, Tú ordenas todas las cosas con la medida apropiada. Lo conduces todo con fuerza y suavidad hacia el fin debido y el propósito general del universo. Concédenos que en todas las circunstancias podamos actuar de acuerdo a Tus inspiraciones, y evitar todo apresuramiento, lo mismo que toda negligencia, a fin de que después de glorificar al Padre en Cristo en este mundo, podamos cantar por toda la eternidad las Divinas alabanzas, inspirados por Ti, Divino Espíritu de Amor. Amén.”

CONTINENCIA Y CASTIDAD
“San Pablo menciona finalmente entre los frutos que el Espíritu
Santo produce en el alma totalmente entregada a Su acción divina,
la Continencia y la Castidad.”
“De acuerdo a Santo Tomás de Aquino, la castidad significa la perfecta e inalterable castidad de las almas a las que Dios, en Su misericordia, se digna preservar aun de las tentaciones contra esta
bella virtud. No hay duda que esta era la castidad, no solamente de Jesús, sino también de María y José.”
“Dios escoge preservar a ciertas almas de esa manera, aún desde su niñez, de todo movimiento desordenado de concupiscencia, lo cual es una gracia muy grande. Sabemos por lo que Santa Teresa de Lisieux le contó a su hermana Paulina, durante su última enfermedad, que ella era una de esas almas privilegiadas.”
“Dios les da a tales almas, además de ese precioso favor, una gran prudencia, y una delicada vigilancia, que las hace evitar, casi instintivamente, aquello que pudiera manchar la pureza de
sus almas. Esto es también un efecto de los dones del Espíritu Santo. La perfecta castidad y la vigilancia en evitar todo lo que pudiera manchar la imaginación o los sentidos, no significa necesariamente que esta persona ignore los hechos de la vida. Como la ‘pequeña Teresa’ le dijo a su hermana Paulina: ‘ no es el conocimiento de tales cosas lo que es malo...la Santísima Virgen sabía todo acerca de eso. ¿Acaso no le dijo Ella al ángel en el momento de la Anunciación: ‘cómo podrá ser eso, si yo no conozco varón?’ (Lucas 1, 34).”
“Lo que ha hecho Dios es bueno y apropiado. El matrimonio es una vocación fundamental, ‘algo bello para aquellos que son llamados a él. Es el pecado el que lo ha desfigurado y manchado’.”
“Pero aquellos que están totalmente consagrados a Dios por el celibato, deben evitar cuidadosamente toda curiosidad inútil en ese aspecto; deben mantener su corazón libre de todo afecto que pudiera distraerlos del único objetivo de su amor.”
“Cuando Teresa era muy joven, ella oró: ‘Oh Jesús, dulzura inefable, convierte en amargura para mí, todas las consolaciones terrenas’. Ella estaba evidentemente movida por la acción del Espíritu Santo en esto, porque nos dice que repetía estas palabras sin entender mucho de su profundo significado.”
“Escribió más adelante: ‘No quiero que las criaturas reciban un átomo de mi amor. ¡Quiero darle todo solo a Jesús! ¡Nada sino El! El es a quien yo deseo complacer, solo a Él.”
“Benditos aquellos que han podido mantener intacta esa bella, pero también muy delicada flor de la virginidad. Hoy día, uno tiene la impresión que el valor de la virginidad no es inculcado lo suficiente en las mentes de la gente. Esto es una gran pérdida, porque las almas están naturalmente inclinadas a tener en gran estima la virginidad, por tanto tiempo como mantienen intacta la pureza de la gracia bautismal.”
“Debería ser normal para hombres o mujeres cristianos jóvenes, llegar vírgenes al sacerdocio, a la vida religiosa o al matrimonio.”
“Muchas caídas en este aspecto, se evitarían, si como en la Iglesia primitiva, no temiéramos formar a nuestros jóvenes para vivir la pureza de una manera positiva y delicada.”
“Dios algunas veces concede el don de perfecta castidad a aquellos que han luchado valientemente, como recompensa por su perseverancia y fidelidad en Su servicio. Ese fue el caso del joven Tomás de Aquino, el Doctor angélico, que fue librado de una manera milagrosa de todos los movimientos de concupiscencia, después de haber luchado victoriosamente contra una prostituta que le habían enviado sus hermanos para corromperlo y alejarlo de su vocación religiosa y sacerdotal. Tales almas debe siempre recordarse a sí mismas, que por sí solas sólo son debilidad, y por lo tanto, deben ser siempre muy prudentes y no perder el precioso tesoro que les fue confiado.”
 “Sería de cualquier modo un error, creer que un alma totalmente entregada a la acción de los dones del Espíritu Santo, está necesariamente libre de toda tentación contra la castidad. ‘Pasa con frecuencia, escribe San Gregorio el Grande, que un alma que ha sido llevada a las alturas por el Divino Espíritu, sufre sin embargo, dolorosos asaltos de la carne...pareciera que el Cielo
y el Infierno se han unido, porque el alma es al mismo tiempo inundada con las luces de la contemplación, y oscurecida por acosadoras tentaciones’.”
“Es por eso, que además de la perfecta castidad, San Pablo coloca a la continencia como otro fruto del Espíritu Santo, en el alma perfecta. La continencia es la ‘laboriosa castidad’ de las almas
que viven el estado del matrimonio, o están sujetas a tentaciones impuras.”
“El Señor puede permitir que un alma totalmente entregada a Su amor, como Santa Catalina de Siena o Santa Ángela de Foligno, sea cruelmente tentada de esa manera. Puede ser que Dios desea por tales medios, darle una ocasión de hacer reparación por los numerosos pecados que se cometen en el mundo contra la virtud de la castidad.”

“San Francisco de Sales nos dice (Introducción a la Vida Devota cap. 3): ‘San Pablo sufrió tentaciones de la carne por largo tiempo, pero eso de ninguna manera significa que no era agradable a Dios. La Bendita Ángela de Foligno sufrió horribles tentaciones igual que San Francisco y San Benito....Pero eso no hacía que perdieran la gracia de Dios; por el contrario, obtuvieron un gran aumento de gracia en esas ocasiones’.”

“Lo que es más doloroso para tales almas es la perturbación que tales tentaciones les producen; tan grande es esta perturbación que parece que ya no aman a Dios. ‘El amor a Dios ya no aparece
por ningún lado, excepto en las profundidades de la mente y el corazón, y les a ellos, que está ausente también de allí’. (San Francisco de Sales).”

“’¿Dónde estabas Tú, dulce Señor mío’ lloraba Santa Catalina de Siena después de padecer una severa tentación de esa clase, ‘cuando mi corazón estaba lleno de oscuridad e inmundicia?’
‘Hija Mía, Yo estaba en tu corazón’. Ella dijo entonces: ‘¿Cómo podías morar en mi corazón, cuando estaba lleno de esos horribles pensamientos? ¿Acaso moras Tú en esos sucios lugares?’ Nuestro Señor contestó: ‘Dime hija Mía, ¿esos feos pensamientos de tu corazón te dieron placer o tristeza, pesar o deleite?’ Ella replicó: ‘Ellos me dieron un pesar y amargura’. ‘Bien, respondió Jesús: ‘¿Quién puso esa gran amargura y pesar en tu corazón, sino Yo, que permanecí escondido en las profundidades de tu alma? Ese sufrimiento fue la ocasión de ganar grandes méritos y un aumento de tus virtudes y tu fortaleza’. (Introd. Cap. 4).”
“San Francisco de Sales continúa: ‘(Cuando concierne a almas que pertenecen enteramente a Él), Dios permite estos grandes asaltos solamente con el fin de elevarlas a Su puro y excelente amor...por tanto, cualquier tentación que les venga, y cualquier placer que ella traiga, mientras la voluntad se rehúse a consentir, no sólo las tentaciones sino también el placer, no se perturben; porque Dios no está ofendido por eso’.”
“Estas son palabras de gran consuelo para las almas que tienen que luchar a fin de permanecer fieles a su ideal de perfecta pureza. No debe ceder ante el desánimo, sino recordar lo que Santa Teresa de Liseux escribió a una persona que vivía en el mundo, y que estaba atormentada por esa clase de tentación: ‘! Bendito el que ha sido juzgado digno de sufrir tentaciones!’ Después de todo la tentación no es más que una ocasión para el alma, para probar su amor y su indefectible fidelidad a Dios.”
“Un alma que está totalmente entregada a la acción del Espíritu Santo, espontáneamente y casi por instinto, ha recurrido a los medios que los santos de la vida espiritual unánimemente recomiendan en tales circunstancias, y particularmente esa de revelar lo que está sucediendo en su corazón. Santo Tomás tiene esto que decir acerca de eso: ‘El demonio, que es orgulloso e impuro,
es un enemigo de toda humildad en una buena confesión. Es por eso que nada es preferible o más fácil, a fin de estar protegido (de caer en) de esas tentaciones, que revelar claramente la propia condición al confesor, y hacer esto cada vez que tales tentaciones se renueven’.” (Op. 63)
“Esa es también la opinión de San Francisco de Sales: ‘La primera cosa que el demonio quiere que haga un alma a la que desea tentar, es que guarde silencio... Dios, por el contrario, en Sus inspiraciones, nos pide que hagamos conocer nuestra condición a nuestros superiores y guías’ (Introd. Cap. 7).”
“La experiencia confirma tanto la verdad de esta enseñanza, que a menudo será suficiente para un alma, resolverse a revelar claramente a su director espiritual la tentación que está teniendo, para que esta desaparezca inmediatamente.”

“Bendita el alma a quien el Espíritu Santo le concede la gracia de beneficiarse con tales dolorosas tentaciones, impulsándola a humillarse y así disponerse a recibir una gran abundancia de gracias.”

“Espíritu Santo, Espíritu de santidad y pureza. Fuego Divino que inflama los corazones de los Benditos, ven y consume en nosotros todo lo que te desagrada. Que seamos purificados de todo afecto desordenado y liberados de toda atadura al pecado, para que con Jesús y María, podamos glorificar eternamente al Padre a través de Ti, Divino Espíritu, que vives y reinas con Él, y el Hijo, en eterna beatitud. Amén.”

El cierre de la Novena se inicia a las 8:00p.m. del Sábado con una procesión con velas /Coronilla de Renovación / Letanías al Espíritu Santo/ Oraciones de Servicio al Pueblo de Dios que concluyen con ‘Letanías del Santo Mandato’ / Bendición de la Sma. Trinidad / Aspersión de agua bendita con himnos al Espíritu Santo, seguido por la Oración Final (Preciosísima Sangre de Jesucristo, sálvanos a nosotros y al mundo entero. Amén.).

Después de las oraciones finales de arriba, tendrá lugar una Misa de Vigilia de Pentecostés, siempre que esté presente un sacerdote. La Santa Misa será seguida por la quema de peticiones, testimonios, himno de clausura, y oración final (Preciosísima Sangre de Jesucristo, sálvanos a nosotros y al mundo entero. Amén). Esta Santa Misa del Sábado concluye la Novena y la vigilia de los “Tres Días de Espera” del domingo de Pentecostés, y termina a la
medianoche o algo más tarde.

CAPÍTULO XII
LA ALEGRÍA DEL REINO
GLORIOSO DE PAZ
Para ser leído el viernes a la 11:30 a.m. durante la vigilia de los “Tres Días de Espera” antes del Domingo de Pentecostés. Para leerlo el Sábado a las 8:30 a.m el ultimo día de la vigilia y en cualquier otro tiempo, incluyendo el Domingo de Pentecostés.

LA GRAN ALEGRÍA
Mis enseñanzas los Complacerán
“La Paz sea con ustedes, Bernabé, y con todos mis hijos que entran a este gran mes con oración. Yo les doy la bienvenida con Mi amor y misericordia. Yo abriré otra página de enseñanzas para Mis hijos que estén dispuestos a crecer y amar. Los pequeños verán grandes cosas en mis enseñanzas y se llenarán de alegría. Mis enseñanzas los saciarán. Pero los orgullosos no verán nada. Ellos mirarán y mirarán sin ver, escucharán y escucharán sin oír. Mis palabras no tendrán significado para ellos.”
“Sé humilde y acércate a Mi amor y cuidado. Permanece unido a Mí y Yo permaneceré unido a ti. Mi bendición permanezca en sus almas. Yo los bendigo en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.”
Jesucristo 1° de Julio, 2007

EL PRIMER GOZO
La Dorada Paz de Felicidad
“Alégrense todos ustedes que están en El Señor. Estén felices todos ustedes que han sido redimidos con la Sangre Preciosa de Jesucristo. Ustedes están bendecidos. Yo soy su amigo y el
servidor de Dios, Antonio. En este gran mes de paz y gracia, Jesús me envió para hablarles de un tema llamado La Dorada Paz de Felicidad. Este es el gozo del Glorioso Reino de Paz. Él quiere que la alegría llene sus corazones siempre para apresurar el Reino en sus corazones.”

“Hoy vengo a hablar sobre el gozo de la verdadera libertad que da al alma la Felicidad Dorada. Amigo de Dios, la verdadera libertad es la libertad del espíritu que busca solamente a Dios. La posesión de Dios es la verdadera libertad del alma. En Dios, el alma encuentra satisfacción y paz.”

“Cuán felices son las almas que encuentran verdadera libertad en Cristo Jesús; ellas poseen la felicidad dorada. Nada ocupa su mente excepto el amor de Dios. Nada altera su paz. Ellos son como pájaros libres en el aire que solamente piensan en como alabar a Dios. Ellos se levantan felizmente como el sol naciente, y brillan como las estrellas de la mañana. Amigos, estas almas encuentran paz donde otros encuentran confusión y tristeza. Ellos se regocijan en todas las cosas porque su Dios está con ellos siempre. Todos ustedes son llamados a este estado de vida de la felicidad dorada en esta tierra. El primer medio para lograrlo es la verdadera libertad. Sé libre y lo poseerás. Mi Jesús los bendiga, los dejo.”

CRISTO:
“La verdadera libertad trae las almas más cerca de Mí. Acércate a Mi amor y encuentra paz y libertad. Yo los bendigo en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amen”.
Jesucristo 2 de Julio, 2007

SEGUNDO GOZO
Ustedes son Hijos de Dios
“Alégrense, Oh casa de Jacob! ¡Regocíjense, Oh casa de Israel! Ustedes son los elegidos entre las naciones para ser la nación santa de Dios. Las poderosas Manos de Dios los han sacado de Egipto. El amor de Dios cuida de ustedes. Yo soy su amiga y sierva de Dios, Teresa.”

“Jesús me envió a hacer sus felices sus almas, a recordarles la alegría que deben compartir y manifestar en el mundo. Esta es la alegría de la Dorada Felicidad del Glorioso Reino de Paz.”

“Ustedes son los hijos e hijas de Dios. ¿Cómo suena esto a sus oídos? Les repito, ustedes son hijos de Dios. No quise decir los hijos del hombre más rico del mundo o los hijos del presidente de su país: yo quise decir los hijos de Aquel que creó todas las cosas y posee todas las cosas incluyendo las riquezas del hombre más rico; incluyendo su presidente y su país y los países del mundo.”

“Ustedes son hijos del Rey del Cielo y la Tierra. Reclamen la autoridad del Hijo y alégrense. Sean felices, ustedes príncipes de Cielo y Tierra. Todo lo que su Padre tiene es de ustedes. Su enemigo les temerá, debido a su Padre. Montañas y mares les obedecerán. Su palabra es autoridad ante las criaturas, porque su Padre hizo todas las cosas. En ustedes, su Padre será glorificado.”

“Amigos, no permitan que nada aleje esta alegría de ustedes. Permanezcan unidos al Padre y el Padre permanecerá unido a ustedes. Entonces ustedes serán siempre sus hijos y Él será un Padre para ustedes. No busquen ser hijos pródigos, o serán esclavos. Permitan que la dorada felicidad que viene de la alegría de ser un hijo habite en sus almas. Yo pido a Jesús que los bendiga. Adiós.”
CRISTO:
‘Sé feliz de tener un Padre que te cuida. Sé feliz también por ser hijo de un Padre tan digno. Dios es tu Padre y esta es tu mayor felicidad. Entonces yo te bendigo en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén”
Jesucristo 3 de Julio, 2007

TERCER GOZO
Ella es el Templo del Espíritu Santo
“Alégrate, Oh Jerusalén, tu gloria esta brillando por todo el mundo. Tú eres la luz del mundo y el orgullo del pueblo de Dios. Alégrate, oh hija de Sión, porque tu Rey está llegando para morar en ti. Yo soy tu hermano Jerónimo.”

”Jesús me envió a anunciar el mensaje de felicidad a las hijas de Sión. Jerusalén debe estar feliz porque la gloria de Dios está sobre ella. Ella es el Templo del Espíritu Santo. Dejen que esta alegría llene su corazón siempre y alcance a todos los que se acercan. Esta es la Dorada Felicidad a que están llamados a dar testimonio en el mundo.”

“Benditas son las casas en las que habita el Señor; y más bendecida la que es esposa de Dios. Amigo de Cristo, ¿qué alegría y felicidad estás buscando fuera de ti? ¡Mira! El Cielo esta en ti. ¿No estás viendo la belleza y la gloria del Cielo dentro de ti? Ante ti los ángeles se inclinan postrándose al Rey cuyo Trono fue instituido en ti. Brilla, Oh Sion, porque tú eres la santa montaña de Dios. ¡Mira! Tu pueblo está observándote, buscando en ti, refugio del Señor. Déjalos compartir el gozo de tu gloria. Jerusalén, tú eres el Templo del Espíritu Santo. Reconoce tu grandeza y sé feliz. Todos los que reconocen esta grandeza y habitan en su alegría, comparten la paz del Reino Glorioso. Esta es la felicidad de los que son redimidos con la Sangre del Cordero. Los dejo para que el Cordero los bendiga. Adiós.”
CRISTO:
“Tu eres el Templo de Dios si permaneces unido a Mí. ¡Jerusalén es tu nombre! En ti, Oh Jerusalén, Mi gloria brillará. Esto es siempre tu orgullo y tu felicidad. Que nadie te lo quite. Así que te bendigo, en el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.”
Jesucristo 4 de Julio 2007

CUARTO GOZO
El Deseo del Cielo
“Qué bella es su casa, Oh almas de los justos, y qué bendecidas son ustedes por ser nativas del Cielo. Sean siempre felices todos ustedes ciudadanos del Cielo. Su casa es hermosa. Yo soy su hermana Inés. Jesús me envió para nutrir sus almas con el gozo del Cielo que les espera. Esta alegría es la manifestación del Reino Glorioso de Paz que está dentro de ustedes.”

“Amigos de Cristo, todas las almas deben desear el Cielo. Poseer a Dios y vivir con Él en Su Reino debe ser la más grande meta de cada alma. En el Cielo, experimentará lo que es el amor perfecto. Quiero decir que todas las almas amarán perfectamente como Dios. Este es el gozo del Cielo.”

“Hijos de Cristo, su patria es hermosa: hay muchas mansiones allá. Es una casa de paz. No hay dolor ni tristeza. ¡Tampoco muerte ni lamentos! Todas las cosas amargas de la tierra han pasado.”

“En el Cielo hay paz. Ningún país peleará contra otro. De hecho, hay únicamente un país- el Cielo. Una tribu, Cristiana; y Jesús es nuestro Rey por siempre. En el Cielo hay satisfacción. La
búsqueda de sus corazones encontrará su satisfacción en el Cielo, porque Dios esta allá, para saciar el hambre de sus almas.”

“Escuchen todos ustedes, pequeñas almas de la Tierra: Deben alegrarse siempre porque tienen una casa alegre. Esta felicidad debe ser manifestada a todos los hombres para que ellos vean y crean en lo que ustedes esperan. Este es el gozo del Reino Glorioso que está llamado a manifestar. Entonces, los dejo en este gozo para que Jesús los bendiga. Adiós.”

CRISTO
“En la casa de Mi Padre hay muchas mansiones. Les estoy diciendo esto para mantener su esperanza viva y hacerlos felices porque su casa es el Cielo. Yo los bendigo en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén”
Jesucristo 5 de Julio 2007

QUINTO GOZO
Ustedes son la Bendición del Mundo
“Regocíjense y estén alegres todos ustedes que adoran al verdadero Dios. Dejen a su corazón regocijarse todos ustedes que esperan por el Señor en santidad y paz. Ustedes son la bendición de la Tierra y la felicidad de Dios. Yo soy su hermana Cecilia de Dios.”

“El mensaje que tengo para ustedes es que Jesús dijo: “Ustedes son la bendición de las bendiciones de la Tierra y la felicidad de Dios.” A través de ustedes, Dios bendice al mundo. A través de ustedes, se concede misericordia a la humanidad. A través de ustedes, el Corazón herido del Señor es sanado.”

“Amigos de Cristo: Ustedes son una bendición para la Tierra que los crió. De hecho, esa tierra será fértil y dará fruto debido a ustedes. Y por esa razón están llamados a ser felices y regocijarse
en el Señor siempre. Hijos: ¿Qué entienden ustedes cuando me escuchan decir que son la felicidad de Dios? Ustedes son los pequeños ángeles de Dios que están siempre en la Mente de Dios para Renovar la Faz de la Tierra. Y de hecho, ustedes lo hacen feliz por su forma de vida.

Bendita eres, Oh alma, por estar entre las pocas que hacen feliz a Dios; que esto sea tu alegría, que esto sea tu felicidad. El conocimiento y posesión de esta felicidad y alegría es la paz que estás llamado a celebrar. Manifiéstala al mundo y comparte la Dorada Felicidad del Reino Glorioso. Los dejaré para que Jesús los Bendiga.”
CRISTO
“¡Ustedes son la bendición de la Tierra! ¡Ustedes son la felicidad de Dios! Y Yo seré su felicidad también. Yo los bendigo en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.”
Jesucristo 6 de Julio, 2007

SEXTO GOZO
Su Defensor es Supremo
“Alégrese, Oh pueblo de Dios. Los días en que pagaban para fortificar las murallas de la ciudad han pasado. ¡Miren! Su Dios es ahora una muralla de fuego alrededor suyo. Ningún enemigo los verá o les hará daño. Los Guerreros Celestiales están a su lado para pelear por ustedes y defenderlos. Yo soy su amigo y siervo de Dios, Pío.”

“Amigos de Cristo, fui enviado para hacerlos orgullosos y levantar sus almas al decirles que su Defensor es supremo!”

“Imagínense un poco ser cuidados por los Ángeles Celestiales del Dios vivo. Donde quiera que vayan, ellos los siguen y limpian el camino. Ante ustedes, hay una columna de nube para acuñar a su enemigo; y detrás de hay una columna de fuego que les mostrará el camino a la tierra prometida. Miles de enemigos estarán a su lado y diez mil a su otro lado, pero ninguno les hará daño, porque supremo es su Defensor. Dios se abrirá paso entre sus enemigos. Él los hará a un lado como lo hizo en el Mar Rojo. Estarán parados como una pared y ustedes pasarán como un príncipe, sin que les hagan daño.”

Amigos de Cristo: ¿No han sentido la presencia de su Defensor a su lado? ¿No han visto los soldados en guardia? ¿Están temerosos de los enemigos malignos? ¡No teman! Regocíjense en el conocimiento de esta verdad. Sean felices porque supremo es su Defensor. Nadie puede vencerlo. Estén orgullosos de esto y compartan esta alegría y felicidad con todos los hombres. Esta es la Dorada Alegría y Felicidad del Reino Glorioso a que están llamados a dar testimonio. Los dejo en este gozo para que Jesús los bendiga. Adiós.”

CRISTO:
“Yo estoy siempre con ustedes hasta el fin de los tiempos, Yo los bendigo en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.”
Jesucristo 7 de Julio 2007



SÉPTIMO GOZO
¿Por qué están viviendo como huérfanos?
Ustedes tienen una madre.
“Acérquense a Mi cuidado maternal, Oh mis queridos hijitos. Yo soy su Madre y su Reina. Yo soy la Rosa Mística, María la Madre del Agonizante Jesucristo.”

“Hijos, regocíjense siempre porque su Madre está viva. Su Madre los cuida. Piensen en una buena Madre quien va por agua en la fría mañana. Cuando regresa, ella hierve el agua y prepara el desayuno para la familia. Con su propio pecho ella alimenta al pequeño bebé que no puede comer alimento sólido. Ella baña a los pequeños y remienda sus ropas. Esta Madre es cariñosa y cuidadosa. Yo soy una Madre amorosa que conoce todas sus necesidades! Yo soy Madre cuidadosa que cuida de ustedes. ¿Por qué están viviendo como huérfanos? Ustedes tienen una Madre. Su Madre está viva. Acérquense a mí y compartan mi alegría. Sean felices como el vino de la mañana. Dejen que el mundo comparta su felicidad.”

“Hijos, ¡díganle a todo el mundo que ustedes tienen una Madre! ¡Díganle que su Madre está viva! ¡Ella los Cuida! Ella es amorosa. Este es el gozo del Reino Glorioso a que están llamados a dar testimonio. Recuerden que no habrá huérfanos en la Tierra de Paz. Sean felices y regocíjense siempre. Permanezcan en la paz de Cristo. Adiós.”

CRISTO:
“Hijos, Mi Madre es también vuestra Madre.. Y ésta será siempre vuestra alegría. Yo los bendigo en el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.”
Jesucristo 8 de Julio 2007

Yo les Traigo Alegría y Felicidad:
“La paz sea con ustedes. Yo soy su todo y su felicidad. Felices son todos los que encuentran satisfacción en Mí; sus días están bendecidos. Yo soy el Agonizante Jesucristo que los ama. Hoy les traigo alegría y felicidad al derramar bendiciones sobre todas las almas que participan en esta novena. Que todas las bendiciones que he derramado sobre ustedes, en estas novenas anuales por los pasados diez años, sean para todos los que completen esta novena anual. Sus días verán buenas cosas; y siempre terminarán con felicidad y alegría. Yo derramaré sobre ustedes toda la sabiduría para conocer y ver el Dorado Gozo del Glorioso Reino de Paz. Estén siempre llenos de felicidad. Que la luz de la verdad brille siempre en sus caminos. Ordeno al Arcángel San Miguel protegerlos y defenderlos. Que sus almas experimenten la luz de
la verdadera paz.”

CRISTO:
“Permanezcan cerca en Mi amor. Yo los bendigo a todos en el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.”
Jesucristo 9 de Julio2007

El Espíritu Santo Renueva todo:
“La paz del Cielo sea con todos ustedes. Hijos, les doy la bienvenida a estos tres días de oración en honor de la Santísima Trinidad con el mensaje “El Espíritu Santo todo lo renueva”. Acérquense a mí y escuchen mi lección de paz. Yo soy su Madre la Rosa Mística, María la Madre del Agonizante Jesucristo.”

“El Espíritu de Dios renueva todo. La Tercera Persona de la Santísima Trinidad todo lo renueva. Hijos, déjenme llevarlos a la memoria del pasado. Cuando el hombre cayó de la gracia de Dios, él perdió la gracia santificante. Esto significa que el Espíritu Santo se alejó de él. Todo en el mundo se corrompió y sufrió los dolores de la oscuridad y el pecado. Por miles de años el hombre se revolcó en la oscuridad. Pero cuando llegó la plenitud de los tiempos, Dios envió Su Espíritu al mundo para ungir y consagrar un tabernáculo para la llegada de Su único hijo engendrado. A través del Hijo, el Espíritu Santo renovó y salvó el mundo caído. La luz todavía esta encendida en el mundo para la paz y la salvación.”

“Ustedes son los hijos e hijas de la Luz. A través del poder del Espíritu Santo, ustedes son creados, y así son instrumentos del Espíritu Santo, el instrumento de renovación. El Espíritu lo renovará todo a través de ustedes.”

“Hijos, ríndanse a la Luz del Espíritu Santo y adquieran todas las gracias necesarias para su triunfo y para la renovación del mundo. No permitan que la luz que hay en ustedes se vuelva oscuridad. No corrompan el Templo de Dios que son ustedes. No disgusten al Espíritu de Dios. Siempre y en todo lugar escuchen Su voz y obedezcan Su llamado. Sigan el plan de renovación que ha sido establecido para ustedes. Hijos, si ustedes siguen el plan de Dios que se les ha dado en esta devoción de la Preciosa Sangre de Mi Hijo, ustedes seguramente renovarán todo a través del poder de Dios.
“Yo soy su Reina que los llamó. Los amo a todos. Permanezcan en la Paz del Cielo.”
Rosa Mística (Nuestra Madre Bendita, Reina del Cielo y de la Tierra) 13 de Julio 2007

Los Pastos y los Árboles Moribundos Sonreirán:
“Cuán feliz fue el desierto el día que recibió la primera lluvia del año. Abrió su boca y bebió hasta satisfacerse. Observen cómo estos pastos y árboles moribundos sonríen con el brillante rocío de la mañana. Oh, así es como el pueblo de Dios estará jubiloso y danzará en los días en que los rayos de la luz-dadora de vida brillará sobre ellos. Yo soy su amiga y servidora de Dios, Cecilia.”

“El Espíritu de Dios fortalecerá el mundo caído. Vean, el viento está soplando, y nadie sabe su dirección. El Espíritu Santo de Dios ha llenado el Universo. Él está en el mundo caído. ¡Qué bendecidos son aquellos que están en unión con Dios! Ellos nunca estarán cansados. Amigos del Dios vivo, su victoria es por La Sangre del Cordero a través del Poder del Espíritu Santo. Quien camina en la luz está guiado por el Espíritu pero aquel que camina en la oscuridad está guiado por la naturaleza del pecado y la naturaleza da muerte. Sea amigo de Dios y permanezca en su amor, así el Espíritu de Dios permanecerá en ti y dirigirá tu vida. Aquel a quien el Espíritu de Dios dirige es siempre un hombre victorioso en esta edad oscura. Él ve caminos donde otros ven oscuridad. Su fortaleza es siempre renovada cuando otros están débiles. Su esperanza está segura cuando otros están sin esperanza. Permanezcan en el amor de Dios y tengan siempre Su paz.”

“El mensaje que tengo para ustedes es: “Sean conducidos por Su Espíritu y tengan su fuerza siempre renovada.” Que mi Jesús los mantenga siempre en Su Amor. Yo los dejo.”
14 de Julio, 2007

ESPÍRITU SANTO, FUENTE DE VIDA
“Regocíjate Sión! Alégrense todos ustedes que han nacido del Espíritu, porque el Espíritu Santo es vida. Yo soy su Reina y su Madre María, Madre del Agonizante Jesucristo.”

“Hijos, en este ultimo día de los tres días de oración, vengo a instruirlos en la lección del Espíritu Santo como la Fuente de Vida. Cuán bendecidos son los que son guiados por el Espíritu. Sus días
brillarán siempre como sol mañanero. No verán oscuridad en sus caminos. ¡Cuán bendito es el templo en el que habita el Dios del Cielo! Como el Monte Sión, miles de santos Ángeles lo rodearán y defenderán. En ese templo, la gloria del Altísimo será revelada.

Desde el Santuario de este templo la fuente de agua dadora de vida estará brotando por siempre. Oh, como un pequeño arroyo, se ha esparcido hacia un mar sin fin, para dar vida a las criaturas. Todo el que ha nacido del Espíritu es Espíritu, pero todo el que ha nacido de la carne es natural. El Espíritu da vida, pero la naturaleza es débil y está sujeta a la muerte.”

“Hijos, sean llenos del Espíritu de Dios. Apártense de su antigua y pecadora forma de vida. Dejen que el Espíritu del Altísimo conduzca sus vidas; ustedes serán verdaderos hijos de mi Hijo y mi Dios, Jesucristo, su Agonizante Maestro.”

“Si ustedes obedecen los mandamientos de Dios, Jesús los amará. Él los llenará con Su Espíritu, y ustedes serán una nueva criatura de amor divino. Porque el mandamiento es ‘amor’”.

“Hijos, no se separen del amor de Cristo su Salvador. Si lo hacen, El Espíritu de Vida se alejará de ustedes. Crezcan en el perfecto ejercicio del Amor Divino. Ustedes serán salvados.”

“El Espíritu de Dios es Vida. A través del poder del Cordero de Dios y en la unidad del Espíritu Santo, la victoria es de ustedes. Yo rezo por la paz del Espíritu Santo en sus corazones, en sus familias, y hasta los confines de la tierra. Amén”

“Bernabé, repite conmigo: ‘Ven Espíritu Santo, llena los corazones de los fieles y enciende en ellos el Fuego de Tu Amor. Envía Señor Tu Espíritu y todo será creado: Y renovarás la faz de la tierra.’ Y el Reino de Dios vendrá pronto. Amén. Adiós”
Nuestra Bendita Madre María del Agonizante Jesucristo.
15 de Julio, 2007.




La Novena y los “Tres Días de Espera” terminan con las siguientes oraciones previas a la celebración de la Santa Misa de Vigilia de Pentecostés en la noche del sábado (Se encuentran al final):

8:00 PM: Procesión con velas encendidas.
8:30 PM: Coronilla de Renovación (en la novena).
9:00 PM: Letanía del Espíritu Santo (en la novena).
9:30 PM: Oraciones de “Intercesión por el Pueblo de Dios”, como sigue:

ORACIONES DE INTERCESIÓN POR EL PUEBLO DE DIOS
“Bendición con Agua Bendita”
1. PARA QUE DIOS BENDIGA EL TRABAJO MANUAL DE SU PUEBLO:
Oremos a Dios para que bendiga el trabajo manual de Su pueblo. (Todos se arrodillan en oración por un momento. Levantándose, el Sacerdote intercederá por el pueblo con la siguiente oración):
Oremos:
Oh Dios, Creador del mundo, bendice el trabajo de Tu pueblo + que prosperen en su buen empeño + que se multiplique el fruto de sus manos + que sea abundante la cosecha de su trabajo + protégelos contra la peste y el hambre + concédeles la paz en sus días + En el Nombre del Padre + Y del Hijo + Y del Espíritu Santo. Amén.

2. POR EL DESEMPLEO, LA PROMOCIÓN, Y LA VOCACIÓN:
Oremos por los desempleados entre nosotros; por aquellos que están buscando un ascenso; y por los jóvenes para que encuentren su vocación. (Todos se arrodillan en oración por un momento. Levantándose, el Sacerdote intercederá por el pueblo con la siguiente oración):
Oremos:
Oh Dios de Amor y Consolador de los necesitados, consuela a Tu pueblo que no tiene trabajo en este mundo de luchas y concédeles trabajo;+ Inspira a los más favorecidos para crear oportunidades de trabajo + Que el pueblo que Tú creaste sea útil y fructífero + Promuévelos en sus duros trabajos + permite a los jóvenes encontrar su vocación + Y que Tu luz brille en sus días + en el Nombre del Padre + y del Hijo + y del Espíritu Santo. Amén.

3. POR EL FRUTO DEL VIENTRE Y POR LAS MUJERES EMBARAZADAS:
Oremos por aquellas que están buscando el fruto del vientre y por las mujeres embarazas entre nosotros. (Todos se arrodillan en oración por un momento. Levantándose, el Sacerdote intercederá por el pueblo con la siguiente oración):
Oremos:
Oh Dios, Dador de vida, el don de los hijos te pertenece aTi. Por favor bendice todos los vientres de las mujeres aquí presentes que están pidiendo el fruto de su vientre con corazón puro + Adorna su vientre con el don de los hijos + que las mujeres embarazadas aquí presentes den a luz en paz y con el menor dolor + Que Tus santos Ángeles estén a su lado en sus meses de gestación y parto + Dios, sé Tú su defensor contra todos los enemigos + En el Nombre del Padre + y del Hijo + y del
Espíritu Santo. Amén.

4. POR LOS INCAPACITADOS ENTRE NOSOTROS:
Oremos por los incapacitados entre nosotros para que Dios tenga misericordia de ellos. (Todos se arrodillan en oración por un momento. Levantándose, el Sacerdote intercederá por el pueblo con la siguiente oración):
Oremos:
Oh, ¡Dios de misericordia y de compasión! Mira con piedad a Tu pueblo que está sufriendo y a los incapacitados + Devuélvele la vista a los ciegos + permite que los cojos caminen + Abre los oídos de los sordos + Suelta la lengua de los mudos y permíteles hablar + Restaura los sentidos a
los enfermos mentales + Endereza las cinturas dobladas + y concede alegría a los corazones entristecidos + en el Nombre del Padre + y del Hijo + y del Espíritu Santo. Amén.

5. POR AQUELLOS QUE SUFREN ENFERMEDADES SERIAS:
Oremos por aquellos que sufren enfermedades serias, tales como SIDA, cáncer, diabetes, leucemia, fatigas nerviosas/ virales, alta presión sanguínea, desórdenes circulatorios y cardíacos, problemas de riñones, desórdenes de los huesos y las articulaciones, infecciones e inflamaciones del cuerpo, desórdenes de la mandíbula/boca/dientes, problemas en los pulmones, úlceras, problemas abdominales/intestinales, problemas en los pies/piernas y problemas ambulatorios, quemaduras serias, convulsiones, y severos desórdenes y disfunciones mentales/emocionales/espirituales y de la personalidad, junto con todos aquellos que se sienten desesperados. (Todos se arrodillan en oración por un momento.
Levantándose, el Sacerdote intercederá por el pueblo con la siguiente oración):
Oremos:
Oh Dios de perdón y de amor, perdona a Tu pueblo y perdona sus pecados + y permite que Tu misericordia descienda sobre ellos + sánalos de sus enfermedades y permite que sus bocas canten Tus alabanzas + Purifica su sangre, Oh Señor + sana las heridas de sus cuerpos, mentes, corazones y almas + restaura su salud + y llena su corazones con amor + en el Nombre del Padre + y del Hijo + y del Espíritu Santo. Amén.

6. POR LAS FAMILIAS Y POR LA PAZ:
Oremos por las familias, especialmente por las que están separadas y por las disfuncionales, que Dios las una de nuevo en el amor y por la paz del mundo. (Todos se arrodillan en oración por un momento. Levantándose, el Sacerdote intercederá por el pueblo con la siguiente oración):
Oremos:
Dios de unidad y de paz, une a las familias separadas + Trae a la madre y al padre de regreso con sus hijos + envuélvelos en Tu Amor Trinitario + dale a cada uno el Espíritu de Entendimiento + concédeles la sanación de sus memorias + incita un rápido perdón entre ellos + haz crecer fuertes lazos de fidelidad y amor entre ellos + y resuelve sus problemas presentes + en el Nombre del Padre + y del Hijo + y del Espíritu Santo. Amén.



Se continua con la "Letanía del Santo Mandato".

* Después de Las “Letanías del Santo Mandato” Despedida, si no hay sacerdote presente para la Misa de Vigilia; de lo contrario, continuar con la Misa de Vigilia de Pentecostés.


7. POR AQUELLOS POSEÍDOS POR EL ESPÍRITU DE LA
OSCURIDAD:

Oremos por aquellos que están bajo el cautiverio de los espíritus malignos para que Dios los libere. (Todos se arrodillan en oración por un momento. Luego, la gente se levanta y comienza a recitar junto con el Sacerdote la Letanía del Santo Mandato.  



CLICK AQUÍ: “Letanías del Santo Mandato”





Una breve exposición sobre la Misa de Vigilia de Pentecostés del Sábado en la noche. Esta Misa de vigilia concluye la Novena y la vigilia de los “Tres Días de Espera” del Domingo de Pentecostés.


IV. INFORMACIÓN SOBRE LA MISA DE VIGILIA DE PENTECOSTES
(Que concluye la Novena y la vigilia de los “Tres Días de Espera”)

LA SANTA MISA, (cuando hay un Sacerdote presente), concluye la vigilia de los “Tres Días de Espera” para el domingo de Pentecostés y también, concluye la novena de los nueve días desde el día después de la Ascensión hasta el Domingo de Pentecostés.

La Santa Misa puede comenzar a las 11:00 p.m. de la noche del sábado y continuar hasta la medianoche o incluso hasta más tarde, pues las horas son flexibles.

La Misa comienza con el rocío del Agua Bendita por parte del Sacerdote sobre los presentes.

Después de la Misa, es la “Quema de las peticiones” en los países donde aseguren la privacidad de las peticiones, es decir, que los ojos humanos no vean las peticiones que fueron recogidas más temprano durante la novena.

Seguido de la “Quema de las Peticiones”, habrá un “Tiempo de Testimonio” para que las personas se levanten y compartan sus experiencias significativas, milagrosas y maravillosas.

 Luego, se debe realizar la acción de gracias y dar los comunicados necesarios.

Terminando con una bendición final y un Himno de clausura.

Después del Himno de clausura y justo antes de salir, todos deben decir juntos la oración final:


“Preciosísima Sangre de Jesucristo, Sálvanos A  Nosotros
Al Mundo Entero”.


Despedida – Gozo y fraternidad en el Espíritu Santo – Limpieza.


EL SIGUIENTE MENSAJE PUEDE SER LEÍDO DESPUÉS DE LA MISA DE VIGILA EN LA NOCHE DEL SÁBADO O EL DOMINGO DE PENTECOSTÉS, O EN CUALQUIER OTRO MOMENTO.


Mensaje recibido por Bernabé Nwoye el 24 de Junio, 2002 a las 11:30 p.m.; Lugar: Mi Altar de Reparación, Awka.

“En mi oración durante esta hora, tuve la visión de Nuestro Señor colgado vivo en la Cruz, sangrando.
Esta visión permaneció por algún tiempo, pero ninguna palabra fue dicha. Al final, una nube bajó y cubrió todo el lugar.
En la nube aparecieron San Antonio de Padua y San Miguel Arcángel.

Mientras miraba, San Antonio dijo:

‘Regocíjate, amigo mío, porque tienes una Madre que te cuida.

Ella es la Mujer que aplastó la cabeza de Satanás.

 Ella conquistó al mundo y a la Antigua serpiente por Su Humildad y Su Pureza.

Amigo del Dios Vivo, la humildad y la pureza son los dos secretos de Su Victoria. Oh Su humildad que la hizo perdonar fácilmente. El verdadero perdón aterroriza al reino de la oscuridad’.

‘Oh Su humildad que la hizo abajarse y vivir de la forma más sencilla.

La Santa Simplicidad atormenta a la Bestia’.

‘Oh, Su humildad que la hizo cargar la Cruz.  En la Cruz está la Victoria.

Oh Su humildad que la hizo ser modesta y prudente. Por la modestia y la prudencia satanas es avergonzado’.

‘¿Oh, qué decir de Su pureza, que irradia fuego que atormenta a satanas? Oh Su pureza, que la hizo ser amable; la amabilidad produce el fuego de la pureza.

Oh Su pureza que la hizo ser buena. La bondad produce el fuego de la pureza. Oh Su pureza, que la hizo ser casta; la castidad produce el fuego de la pureza. Oh Su pureza, que la hizo amar mucho; el amor produce el fuego de la pureza’.

‘Pequeño amigo de Dios, aprende de Ella. Imita Su pureza y humildad.

No hay arma más grande que estas, la humildad y la pureza. Ella triunfó con ellas; tú también triunfarás con ellas.

Te estamos dando estas enseñanzas que yo llamo La Teología de la Verdadera Libertad, porque estás viviendo en los días de aflicción.

La oscuridad ha llenado el mundo.

La Fe se está extinguiendo de la faz de la Tierra, y las falsas enseñanzas y los falsos milagros están engañando a los hijos de Dios.

Estás en los días de la apostasía’.

‘Mira a María la Madre de Jesucristo y Madre nuestra. ¡Imítala! Ella es la luz del mundo en estos días de oscuridad. Ella es la esperanza de la Verdadera Libertad.

Yo soy Antonio de Padua. Lo poco que se te ha dado es lo que quiere Nuestra Reina. Prepárate para el mes de Julio; mucho se te dará.’

“Con estas palabras, Miguel dijo, ‘Gracias, mi amigo”.

“Ellos se despidieron y desaparecieron en la nube”.





CLICK AQUÍ: PENTECOSTÉS: VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO "PROGRAMA DE LA ESPERA GENERAL POR LOS DONES DEL ESPÍRITU SANTO".  DEVOCIÓN: "PRECIOSÍSIMA SANGRE"



CLICK AQUÍ: Novena de preparación hacia pentecostés., que incluye tres días de espera.





CLICK AQUÍ: “Letanías del Santo Mandato”




CLICK AQUÍ: Una breve exposición sobre la Misa de Vigilia de Pentecostés del Sábado en la noche. Esta Misa de vigilia concluye la Novena y la vigilia de los “Tres Días de Espera” del Domingo de Pentecostés.













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