martes, 18 de marzo de 2014

FIESTA DEL FELIZ TRÁNSITO DE SAN JOSÉ ASISTIDO POR JESÚS Y MARÍA


19 DE MARZO,  
FIESTA DEL FELIZ TRÁNSITO
 DE SAN JOSÉ 

 DÍA DE PRECEPTO, MISA DE PRECEPTO(OBLIGATORIO).

19 DE MARZO FIESTA DE SAN JOSÉ

No es obligatorio el ayuno y la abstinencia.





 VIDA DEL GLORIOSO SAN JOSÉ  


¿Quién fué san José?  

San José fué un grande y fiel siervo de Dios en la antigua ley, que mereció por su justicia ser elevado a la dignidad sublime de esposo de la Virgen Santísima y padre nutricio del santo niño Jesús. José era justo, dice el Evangelio, y esta cualidad atribuida a José por el Espíritu Santo, es el elogio más eminente que hacerse puede de aquel patriarca tan excelso, porque la palabra justo, dice san Juan Crisóstomo, manifiesta un hombre perfecto en todas las virtudes, esta es la misma opinión de santo Tomás de Aquino y de todos los teólogos. 

 

¿De qué familia fué oriundo san José? 


Descendía por línea recta de la ilustre estirpe de José, que dio a Israel el santo rey David y que contaba entre sus abuelos a los venerables patriarcas del antiguo Testamento.  


La Escritura dice que era de la casa de David llamándole también hijo de este gran rey; José era, pues, de estirpe real, y hubiera sido rey, si el cielo, irritado por los crímenes de su pueblo, no le hubiese castigado con la más dura esclavitud; pero si por su origen era noble, lo era más aún por sus espirituales y relevantes cualidades. Si, José descendía de David según la carne, dice san Bernardo, es también evidente que se mostraba digno hijo de este santo rey, por su fe, santidad y devoción ardiente. 

 


¿Qué significa el nombre de José?  


Este augusto nombre, según san Anselmo y san Juan Damasceno, quiere decir en hebreo abundancia, fecundidad, y ambos dos significados convienen de tal modo a san José y se han cumplido en él de una manera tan admirable, que muchos padres de la Iglesia juzgan que fué el mismo Dios quien le dió este nombre bendito, y que inspirándole a sus padres, José quiere decir abundancia, y en efecto, bajo los auspicios de este santo Patriarca debía crecer el Dios niño que debía venir a visitar la tierra estéril, herida con anatemas y á esparcir en ella la abundancia de sus gracias y liberalidades.  

José quiere también decir fecundidad, aumento, porque fué por el niño Dios relevado de la humillación y del olvido, y por consecuencia ante de los ángeles y los hombres apareció con un aumento de gloria y de merecimientos. 

 

El nombre de José encierra, pues, un compendio histórico de este santo Patriarca. Tenemos por consecuencia un poderoso motivo para que le supliquemos nos otorgue lo que su santo nombre significa. ¡Roguémosle, pues, que vea con lástima a nuestra alma pobre y estéril, y que para ella solicite el roció celeste para que se enriquezca y se fecunde! ¡Supliquémosle que por sus cuidados el padre de familia logre una abundante cosecha y que no falten obreros para recogerla! ¡Pidámosle también que por su poderosa intercesión vea la santa Iglesia el aumento de su imperio y su dominación maternal, y que cuanto antes, por su abundancia de misericordia y por el rápido progreso de la sociedad cristiana, no haya más que un rebaño y un sólo pastor!  


 

 

Nacimiento de San José - Fenómeno maravilloso 

 
¿Qué juicio formaremos del fenómeno maravilloso que apareció en el cielo el año del nacimiento de José?  


Se ha dicho antes que san José nació el año del advenimiento al trono de César Augusto. Además, si hemos de creer a Plinio, Séneca y Suetonio, fué señalado este año por un fenómeno maravilloso que apareció en el cielo que estos historiadores atribuyeron a su emperador, pero que, no obstante, conviene mucho más a san José.  

El sol, una mañana apareció coronado de estrellas, dispuestas en forma de espigas de trigo y rodeadas de un arco iris. ¿Era efecto natural ó sobrenatural? No podemos decidir respecto de tal suceso; pero lo que se puede afirmar es, en uno y otro caso, que tal fenómeno debe más bien aplicarse a san José. En efecto, si fué un suceso natural, no impide ver en él un pronóstico, porque la Providencia nada hace de extraordinario sin tener superiores designios, además es de presumir, que este signo anunciase más bien el nacimiento de José que la elevación de Augusto, pues era mayor la importancia de este nacimiento que la venida de aquel emperador. ¿Era al contrario un suceso sobrenatural? Su aplicación, entónces, lleva más certidumbre, porque san José fué efectivamente para el mundo moral como el arco iris, que anunciaba a los hombres que pronto iba a aplacarse la cólera del cielo.  

Su alma estaba adornada de una corona de virtudes, cuyas estrellas figuraban su fulgor. Su misión llevaba por fin, la conservación del que la Iglesia llama “el grano de los escogidos, la delicia de los reyes, el pan que nutre las almas para la vida eterna”. 



¿Es cierto que san José fué santificado en el vientre de su madre?  

La Iglesia nada ha decidido respecto de esta cuestión; pero si nos referimos al dictámen de muchos teólogos distinguidos como Gerson, Canisio, Salmeron y otros santos y teólogos, diremos, que san José fué santificado de la mancha original en el vientre de su madre; además, todo nos guía a creer que esta opinión es verosímil (verdadera), porque si san Juan Bautista obtuvo esta gracia, como conveniente a su cualidad de precursor del Mesías, no lo era menos para el que debía tener cargos más importantes y más privilegiados con el divino Salvador y su santa y augusta Madre; no lo era menos también para el que, había merecido ser a la vez el esposo de la más pura de las vírgenes, y el padre custodio y nutricio del hombre Dios.  

Es muy creíble, pues, que salió del vientre de su madre enteramente libre de la mancha del pecado, adornado de la vestidura santa de la inocencia y enriquecido de las más raras virtudes. 

 

 

¿Se puede decir que fué un verdadero matrimonio el de José y María?  


Aunque san José y la augusta María hicieron voto de perpetua virginidad, no es ménos cierto que hubo entre ellos un verdadero matrimonio. En efecto, se dice en las santas Escrituras, que José era el esposo de María, de quien nació Jesucristo; luego es evidente que por estas palabras ha querido revelarnos el Espíritu Santo, y en efecto nos revela, que hubo un perfecto casamiento entre José y María. 

 

 Todos los teólogos, dice Suarez, expresan que esta verdad es de fe, y la Iglesia, la enseña como tal, lo mismo que todos los doctores (1). Luego debemos creer y podemos decir con toda certidumbre, que la unión de José y maría ha sido un verdadero matrimonio, y por consiguiente que estos dos esposos se pertenecían mutuamente el uno al otro. Sin embargo, digamos que este matrimonio ha sido virginal en la promesa, virginal en el amor, virginal en la paternidad. 


(1) La doctrina de la Iglesia, respecto de la certeza de este matrimonio verdadero, es tan terminante y formal: que ha querido instituir una fiesta para perpetuar la conmemoración. Establecida desde luego en la iglesia de Chartres, en Francia, al principio del siglo decimo quinto, esta fiesta fué después autorizada por algunas órdenes religiosas. y particularmente en la de los franciscanos y dominicos, y poco después en los Estados de la Iglesia y en algunas otras provincias. Los dominicos fueron los que añadieron un oficio nuevo, y obtuvieron permiso del Papá Paulo III que se celebrase con mucha solemnidad, y fijándola el 23 de Enero, en cuyo día se celebra aun en casi toda la iglesia. 
 

FUENTE: VIDA Y MES DEL GLORIOSO PATRIARCA SAN JOSÉ: ESPOSO DE MARÍA SANTÍSIMA 
BAJO LA DIRECCION DEL REVERENDO PADRE DON ANTONIO CASIMIRO MAGNAT,  
AUTOR DE VARIAS OBRÁS RELIGIOSAS Y CIENTIFICAS. 

 

 

La Muerte de San José


Mensajes De Dios Al mundo A Través de su Profeta: 
Beata Ana Catalina Emmerich 




Cuando Jesús se acercaba a los treinta años, José se iba debilitando cada vez más, y vi a Jesús y a María muchas veces con él. María sentábase a menudo en el suelo, delante de su lecho, o en una tarima redonda baja, de tres pies, de la cual se servía en algunas ocasiones como de mesa. Los vi comer pocas veces: cuando traían una refección a José a su lecho era ésta de tres rebanadas blancas como de dos dedos de largo, cuadradas, puestas en un plato o bien pequeñas frutas en una taza. Le daban de beber en una especie de ánfora. 
 

 
Cuando José murió, estaba María sentada a la cabecera de la cama y le tenía en brazos, mientras Jesús estaba junto a su pecho. Vi el aposento lleno de resplandor y de ángeles. 

José, cruzadas las manos en el pecho, fue envuelto en lienzos blancos, colocado en un cajón estrecho y depositado en la hermosa caverna sepulcral que un buen hombre le había regalado. Fuera de Jesús y María, unas pocas personas acompañaron el ataúd, que vi, en cambio, entre resplandores y ángeles. 

 



Hubo José de morir antes que Jesús pues no hubiera podido sufrir la crucifixión del Señor: era demasiado débil y amante.  


Padecimientos grandes fueron ya para él las persecuciones que entre los veinte y treinta años tuvo quesoportar el Salvador, por toda suerte de maquinaciones de parte de los judíos, los cuales no lo podían sufrir:  

decían que el hijo del carpintero quería saberlo todo mejor y estaban llenos de envidia, porque impugnaba muchas veces la doctrina de los fariseos y tenía siempre en torno de Sí a numerosos jóvenes que le seguían. 

 
María sufrió infinitamente con estas persecuciones. 


A mí siempre me parecieron mayores estas penas que los martirios efectivos. Indescriptible es el amor con que Jesús soportó en su juventud las persecuciones y los ardides de los judíos.  


Como iba con sus seguidores a la fiesta de Jerusalén, y solía pasear con ellos, los fariseos de Nazaret lo llamaban vagabundo. Muchos de estos seguidores de Cristo no perseveraban y le abandonaban. 
 
Después de la muerte de José, se trasladaron Jesús y María a un pueblito de pocas casas entre Cafarnaúm y Betsaida, donde un hombre de nombre Leví, de Cafarnaúm, que amaba a la Sagrada Familia, le dio a Jesús una casita para habitar, situada en lugar apartado y rodeada de un estanque de agua. Vivían allí mismo algunos servidores de Leví para atender los quehaceres domésticos; la comida la traían de la casa de Leví. 
 
Había entonces en torno del lago de Cafarnaúm una comarca muy fértil, 
con hermosos valles, y he visto que recogían allí varias cosechas al año: 
el aspecto era hermoso por el verdor, las flores y las frutas. 
 
La Muerte de San José 
Beata Ana Catalina Emmerich. 
Capítulo XCVI, Libro II 

 

 

Oración a San José  
de S.S. Papa León XIII  
(autor del exorcismo de San Miguel Arcángel) 

 
“confiando mucho en su celo y autoridad episcopal, Venerables hermanos, y sin dudar que los fieles buenos y piadosos irán más allá de la mera letra de la ley— disponemos que durante todo el mes de octubre, durante el rezo del Rosario, sobre el cual ya hemos legislado, se añada una oración a San José, cuya fórmula será enviada junto con la presente, y que esta costumbre sea repetida todos los años. A quienes reciten esta oración, les concedemos cada vez una indulgencia de siete años y siete cuaresmas. Es una práctica saludable y verdaderamente laudable, ya establecida en algunos países, consagrar el mes de marzo al honor del santo Patriarca por medio de diarios ejercicios de piedad. Donde esta costumbre no sea fácil de establecer, es al menos deseable, que antes del día de fiesta, en la iglesia principal de cada parroquia, se celebre un triduo de oración. En aquellas tierras donde el 19 de marzo —fiesta de San José— no es una festividad obligatoria, Nos exhortamos a los fieles a santificarla en cuanto sea posible por medio de prácticas privadas de piedad, en honor de su celestial patrono, como si fuera un día de obligación. 

Como prenda de celestiales favores, y en testimonio de nuestra buena voluntad, impartimos muy afectuosamente en el Señor, a ustedes, Venerables Hermanos, a su clero y a su pueblo, la bendición apostólica. 

 

Dado en el Vaticano, el 15 de agosto de 1889, undécimo año de nuestro pontificado. 


LEÓN PP. XIII 



 

Oración a San José 


A ti, bienaventurado san José, acudimos en nuestra tribulación, y después de implorar el auxilio de tu santísima esposa, solicitamos también confiadamente tu patrocinio. 

Con aquella caridad que te tuvo unido con la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, y por el paterno amor con que abrazaste al Niño Jesús, humildemente te suplicamos que vuelvas benigno los ojos a la herencia que con su Sangre adquirió Jesucristo, y con tu poder y auxilio socorras nuestras necesidades. 

Protege, oh providentísimo Custodio de la divina Familia, la escogida descendencia de Jesucristo; aleja de nosotros, oh padre amantísimo, este flagelo de errores y vicios. Asístenos propicio desde el cielo, en esta lucha contra el poder de las tinieblas; y como en otro tiempo libraste de la muerte la vida amenazada del Niño Jesús, así ahora defiende a la santa Iglesia de 

Dios de las hostiles insidias y de toda adversidad. 

Y a cada uno de nosotros protégenos con tu constante patrocinio, para que, a ejemplo tuyo, y sostenidos por tu auxilio, podamos vivir y morir santamente y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza. 
Amén 


(Esta oración se hace al término del Santo Rosario.) 



 

 

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